El camino hacia una Argentina de los acuerdos

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Casa Rosada (iStock)
Casa Rosada (iStock)

Comenzamos 2020, año en el que la editorial TAEDA y la revista DEF celebran su 15.º aniversario. Las 130 ediciones de nuestra revista, los numerosos libros publicados, los programas de televisión y los diferentes proyectos editoriales encarados son fiel testimonio del crecimiento, la evolución y la consolidación de este proyecto. Tal como decíamos en nuestro primer número, lo que buscamos ha sido “generar un debate pluralista, que acerque respuestas concretas y soluciones viables para Latinoamérica y su patrimonio, ya que es la única opción para vivir en paz y libertad”.

Este importante jalón en nuestra trayectoria periodística llega en un período complejo para nuestra patria y para toda la región. Vivimos una etapa de nuevos desafíos. El cambio de gobierno se da en un contexto difícil y de importantes compromisos financieros internacionales que deben afrontarse en el corto plazo. Desde este foro de opinión independiente, plural y abierto deseamos buena ventura para nuestro país y para las nuevas autoridades que deben conducirlo. Seguiremos acompañando como una pequeña usina de ideas que aporte a las soluciones que nuestro sacrificado pueblo reclama desde hace muchas décadas. Es inconcebible que un país que produce alimentos para 400 millones de personas tenga a más del 30% de su población por debajo de la línea de pobreza. Lograr que todos nuestros hogares tengan cubiertas sus necesidades alimentarias debe ser la prioridad de toda nuestra sociedad. El “hambre cero” no debe ser un eslogan, sino un firme compromiso de todos y cada uno de los argentinos.

Con una mirada puesta en el mediano plazo, no podemos perder de vista la calidad de nuestra educación y la promoción de nuestro desarrollo científico y tecnológico. Nuestras visitas a INVAP, a ARSAT, a las centrales nucleares de Atucha I y II y Embalse, al Centro Atómico Bariloche y al Instituto Balseiro, así como las distintas entrevistas e informes con investigadores del Conicet y autoridades de los Ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología, permitieron reflejar en nuestras páginas el trabajo de nuestros principales institutos de investigación y de las empresas de sectores clave de nuestra economía. Una nación en la que deberíamos inspirarnos es Israel, a la que hemos visitado en distintas oportunidades. Allí pudimos descubrir una sociedad que, en un contexto muy hostil y con gran parte de su territorio cubierto por el desierto, ha apostado por la excelencia educativa y por la inversión pública y privada en el sector científico y tecnológico, lo que hoy ubica al Estado de Israel a la vanguardia de estos temas.

La Argentina se encuentra en un vecindario convulsionado, caracterizado por el estallido de distintos conflictos, muchos de los cuales son el síntoma de una sensación de hartazgo y de un profundo descontento de la población con los poderes constituidos. El apoyo a la democracia, medido periódicamente por la organización no gubernamental Latinobarómetro, ha sufrido una constante erosión en los últimos ocho años, pasando del 61% registrado en 2010 al 48% del último estudio efectuado correspondiente a 2018. El respaldo al sistema democrático, que tanto esfuerzo costó recuperar en todos los países latinoamericanos, se encuentra actualmente en sus niveles más bajos desde 2001. No es casual que los peores guarismos en cuanto a confianza se ubiquen en El Salvador (28%), Guatemala (28%) y Honduras (34%), países caracterizados por una fuerte desigualdad social y signados por la violencia delictiva de las temibles pandillas juveniles (“maras”), un fenómeno que hemos mostrado a través de una amplia cobertura en nuestras distintas plataformas.

En tiempos de la inmediatez de las redes sociales y de fuerte crispación en la opinión pública, nuestro objetivo como formadores de opinión debe ser promover espacios de diálogo y ayudar a encontrar puntos de contacto que contribuyan a dejar atrás nuestras diferencias y afrontar juntos los retos que nos imponen la globalización y la rapidez de los cambios tecnológicos. En ese sentido, desde DEF y Taeda intentamos promover e instalar una agenda positiva a este respecto.

Tal como señala un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, “lo que diferencia a la cuarta revolución industrial de las anteriores es la velocidad de los cambios”. En ese sentido, los expertos de esa institución multilateral admiten la existencia de “barreras importantes que hacen difícil que América Latina y el Caribe puedan absorber tan rápido este tsunami tecnológico”. El propio BID estima que entre el 62% y el 75% de los actuales empleos se enfrentan a un alto riesgo de automatización en doce países de la Región analizados, incluida la Argentina, que registró un índice del 65%. La industria manufacturera ya no es la principal creadora de empleo y, cada vez más, son las nuevas industrias del conocimiento las que ofrecen mejores oportunidades y más posibilidades de desarrollo a los jóvenes. De todas formas, no debemos desatender el hecho de que es difícil para Argentina pretender ser posmoderna cuando no alcanzó todavía la modernidad.

Las nuevas tecnologías tienen un gran potencial, pero no siempre el uso que se hace de ellas es el más adecuado. Si bien contamos con herramientas que nos permiten democratizar el acceso al conocimiento, el peligro es la circulación de información falaz o poco rigurosa e, incluso, la promoción de operaciones espurias de acción psicológica. El uso de las plataformas digitales para la difusión de noticias falsas y datos no confirmados fehacientemente representa un riesgo para el normal ejercicio de la democracia. Tal como ha alertado el relator especial de la Organización de Estados Americanos para la Libertad de Expresión, Edison Lanza: “La desinformación y la propaganda erosionan la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales, interfieren con el derecho de las personas de buscar y recibir información de todo tipo, y pueden aumentar la hostilidad y odio en contra de ciertos grupos vulnerables de la sociedad”.

En el plano de la seguridad, el panorama regional es preocupante. De acuerdo con las cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), América Latina y el Caribe registran la mayor tasa de homicidios del planeta medida por regiones (17,2 por cada 100.000 habitantes), con picos de 62,1 homicidios por cada 100.000 habitantes en El Salvador y 57 homicidios por cada 100.000 habitantes en Venezuela. Nosotros hemos recorrido, en estos 15 años, las favelas cariocas, la selva colombiana, las calles de los convulsionados barrios de las capitales de Guatemala y El Salvador, las regiones conflictivas de México, todos lugares de escasa presencia del Estado o donde el Estado se ve superado por la realidad. Incluso, nos adentramos en el penal salvadoreño de Quetzaltepeque, donde pudimos conocer de primera mano la dura historia de los “mareros” salvadoreños.

Los seminarios organizados por la Fundación Taeda en Washington (2010), Bogotá (2013) y Buenos Aires (2014), en los que se congregaron expertos en seguridad de toda la Región, fueron un humilde aporte para pensar los problemas comunes.

El avance del narcotráfico y del crimen organizado no son ajenos a esta ola de violencia que sacude a nuestra región. Así lo advertimos desde las páginas de DEF desde el principio mismo de la publicación, allá por 2005. Lamentablemente, el fenómeno creció desde entonces. La propia ONUDD registró en los últimos tres años un aumento sostenido de la producción de hoja de coca en Colombia, Perú y Bolivia, y un récord de elaboración de cocaína a partir de esa materia prima, que alcanzó su nivel más alto en la última década. Un dato preocupante es que Brasil se ha convertido en el segundo mercado consumidor de cocaína del planeta. En los últimos años hemos asistido a una expansión de distintos grupos delictivos de ese país, particularmente el Comando Vermelho y el Primeiro Comando da Capital (PCC), que han conseguido expandir sus actividades delictivas hacia los países vecinos, y que cuentan con una logística y armamento sofisticados, muchas veces superior al de las fuerzas de seguridad a las que deben hacer frente.

La lucha contra el cambio climático y el calentamiento global ha sido otro de los ejes de nuestro proyecto editorial. “No hay otro mundo al que nos podamos mudar” fue el lema que DEF recogió en su primer número, citando las palabras del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. Hay una luz de esperanza, tal como afirma el papa Francisco en su encíclica Laudato si, en lo que puedan aportar las futuras generaciones: “En los países que deberían producir los mayores cambios de hábitos de consumo, los jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu generoso, y algunos de ellos luchan admirablemente por la defensa del ambiente, pero han crecido en un contexto de altísimo consumo y bienestar que vuelve difícil el desarrollo de otros hábitos”. Un ejemplo inspirador de esta sensibilidad ecológica que muestran los jóvenes es la estudiante sueca Greta Thunberg, promotora de los denominados “Viernes por el Futuro” y referente internacional en la materia.

Finalmente, un dato no menor. Con el inicio del nuevo ciclo político, Argentina celebra 36 años de democracia ininterrumpida, un gran logro a la luz de las experiencias del siglo XX y de las repetidas crisis económicas y sociales que atravesó. Pero, a pesar de haber transcurrido tanto tiempo, Argentina continúa en una etapa de transición democrática, en la que se siguen profundizando los desacuerdos y no tanto en la búsqueda de consensos. Esperamos que una nueva generación fundacional promueva la idea del acuerdo y que no cargue en su mochila con el fracaso que la dirigencia política, empresarial, cultural y social viene teniendo en las últimas décadas. No hay desafío más trasversal que este. Debemos buscarlo entre todos.

Reiteramos, pues, el compromiso de la editorial Taeda en general, y de la revista DEF, en particular, como ámbito de debate plural y constructivo para lograr el país y la Región que deseamos y creemos posible.

Agradeciendo a todos nuestros lectores y a cada una de las personas que colaboraron con nosotros, alzamos nuestra copa y expresamos nuestro deseo de paz y prosperidad para todos ustedes y sus familias. ¡Salud!

El autor es presidente de Taeda. Este artículo fue publicado en la edición N.º 130 de la revista DEF