No apto para irreconciliables

Por Santiago Lozano

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Con motivo del G20 en Buenos Aires, he recibido muchos audios, videos, fotos que pretendían ser graciosos. He visto publicaciones de gente que decía cosas inaceptables pero se cree muy educada.

Me refiero al racismo, al odio expresado en formas tipo "que linda la ciudad sin negros", "sin peronchos", "sin piqueteros", etc.

Formas de racismo desatadas, de gente que tal vez se "ríe de Donald Trump" y su muro, pero festeja los cientos de kilómetros de vallas que el Estado Policial Argentino (y no me refiero a un gobierno en particular porque de 1999 a hoy todos se "blindan del pueblo"). Nuestra patria nació con el pueblo en la calle, los criollos que "querían saber de qué se trata". Esos criollos de entonces eran los "negros" para los españoles. Por suerte no había vallas, ni muros.

Mientras celebraban el orden de la cumbre del G20 y la ciudad sin negros, una vez más los blancos quemaban medio París, media Francia. Vino a mi memoria aquella polémica entre Juan Bautista Alberdi y Domingo F. Sarmiento, parte de las cartas Quillotanas. Aquellas donde Alberdi invita a Sarmiento a deponer odios, a valorar mejor a nuestros "gauchos y caudillos que jamás quemaron una ciudad, menos a Buenos Aires, pero esos doctorcitos que Ud admira tanto quemaron París".

Alberdi se refería a la revolución ya zurda de la Comuna de París en 1848, instigada y promovida por intelectuales, académicos y blancos…… por "ilustrados".

Alberdi entendía que la patria debíamos ser todos, caudillos y gauchos tanto como intelectuales, doctores, etc. El odio promovido contra el pasado sin aceptar esa otra parte de la patria era semilla de fracasos futuros para Alberdi. Entendía que nadie dura 100 años en el gobierno. Sueño de muchos, nunca de Alberdi. Y entonces en las vueltas de la república, de la democracia, a todos nos tocaría, nos toca, que nos gobierne el otro. Había entonces, como hoy, que terminar con los odios, poder construir para todos.

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Me caen mal esos pretendidos chistes que esconden odios viscerales, racismo que hoy es a los "negros", mañana porque no contra otros, blancos, judíos, gitanos, "paraguas, bolitas", etc. Formas de odiar y no integrar.

Muchos escriben, producen, viralizan esos mensajes mientras seguramente son izquierdamente correctos en temas como feminazismo y con los animales. No parece importarles el racismo de sus videos, audios.
La solución no es vallar la ciudad, o la mitad, ni irse al country.

La solución es la instrucción, es poder compartir el mismo suelo, la misma historia, construir un sueño y un sistema de respeto por el otro, por las creencias del otro. Llegar a las reglas donde nos respetamos mutuamente. Todos tenemos ideas, valores, historias. No sirve abrazar las nuestras sin escuchar al otro, sin entenderlo.

Seguiremos dando vueltas de odio.

Además, tristemente a muchos solo los separa una cuestión de "barrio", de "clase" (que es mucho decir en una patria donde casi todos bajamos de barcos con muy poco o nada, antes de 1810 y después). En sus odios no llegan ni a darse cuenta de cuán parecidos son. Se quejan de los piquetes y el gobierno al que "santifican" los expolia con tributos e inflación para "pagar esos piquetes". Y a los otros les disgusta el ajuste del gobierno que ha mantenido sus organizaciones, el gasto público y lo aumentó con otra estética.

Critican las lágrimas de uno, se emocionan con las del propio. Si baila el de uno, festejan, si lo hace el otro es un papelón, una vulgaridad. Todo se refiere a uno y al otro, nunca a "nosotros", aunque se llenen la boca hablando de todos, de dialogo y escuchar, la enorme mayoría de esos hablan solos.

Se convierten en fanáticos. No hay lugar para los otros, ni siquiera para quienes no estamos con los unos ni con los otros. Se odian porque quieren tener el mango de la sartén, no sacarnos del fuego. Cuando se quiere eso como acceso al poder y riqueza solo hay lucha.

Les disgusta que algunos todavía creamos que ese odio es un problema de base. Que al que creemos le tocó menos en la vida debemos ayudarlo con instrucción (la educación se la dejo a cada familia, a cada padre y madre, no es función del Estado).

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Es casi una triste ironía que se celebre el día del abogado en la fecha de la muerte de Juan Bautista Alberdi, inspirador de nuestra Constitución de 1853, de la pacificación y organización nacional. Pero no se enseña una palabra de Alberdi en las universidades y escuelas argentinas. Por odios y prejuicios a las ideas de la libertad. Pero con los años aprendí que sobre todo enseñarlo es inconveniente a los populismos, a grietas y odios de los que viven los populismos.

Se enseña socialismo, se repudia al liberalismo. Total, ni leyeron, ni saben que pensaba Juan Bautista Alberdi. Total, ignorarlo les permite seguir construyendo formas de populismo basadas en clasismo, racismo y admiración de otros que no solo quemaron París, legaron ideologías nefastas como el nazismo, el comunismo, marxismo, fascismo. Esas que envenenaron la moral de tantos que pudieron convertirse en genocidas.

La ilustración sin ética, sin saber historia, sin caridad, sin empatía por el otro no alcanza, suele llevar a actitudes de soberbia, siempre peligrosas.
Los argentinos seguimos en esa vía y cometemos actos de racismo, de odio que nos siguen enfermando.

Se fueron los del G20. Algunos van a extrañar las vallas y el orden con segregación, se horrorizaran de los "negros". Otros querrán empañar que salió bien el G20. Seguirán ciegos al otro, buscando como dividirnos.
Ojala nos ocupemos de instruir al que lo necesita, de tener gobiernos que pongan orden y hagan que nos respetemos todos, todos los días, aceptando la diversidad.

No idolatremos tanto los modelos extranjeros, que la historia enseña han sido mucho más peligrosos y dañinos.

Necesitamos aprender a perdonarnos los unos a los otros. No hace falta ignorar la historia, nada de eso. La memoria, el saber, es la base para que no se repitan los errores, aprendamos de lo bueno, y entendernos un poco más. Dejemos atrás a los que viven del odio. Deberíamos dejar a tras a los "irreconciliables".