La carga aérea entra en zona crítica: la falta de aviones extenderá las demoras hasta 2034

Los cuellos de botella en la cadena aeroespacial elevan costos, tensan la capacidad operativa y limitan la disponibilidad de aviones cargueros, afectando la estabilidad de las cadenas de abastecimiento

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El informe de IATA destaca
El informe de IATA destaca que más de 5.000 aviones permanecen inmovilizados por demoras en motores, trabas regulatorias y escasez de piezas críticas (Foto: Shutterstock)

La crisis de abastecimiento aeroespacial se profundiza y golpea de lleno al transporte aéreo de cargas, según el último informe de IATA. La escasez simultánea de aeronaves, motores y repuestos —resultado de disrupciones acumuladas durante cinco años— continuará restringiendo la capacidad global hasta, al menos, 2031-2034.

La entidad advierte que las entregas pendientes alcanzan los 5.300 aviones, mientras que la cartera de pedidos supera las 17.000 aeronaves, creando un desajuste estructural entre oferta y demanda.

La tensión se agrava porque más de 5.000 aviones permanecen almacenados pese a la necesidad de ampliar la capacidad de transporte. Estos aparatos están inmovilizados por demoras en motores, trabas regulatorias y escasez de piezas críticas, factores que reducen la disponibilidad operativa en un momento donde el crecimiento del comercio internacional exige más conectividad y eficiencia logística .

Presión creciente sobre la carga aérea

El transporte carguero es uno de los segmentos más afectados, con una flota que registra una antigüedad media de 19,6 años. La renovación se estanca por los retrasos en la producción de fuselaje ancho y por la caída en la conversión de aviones de pasajeros a cargueros, ya que las aerolíneas extienden su vida útil para sostener su operación comercial. Esto reduce la capacidad disponible, complica la planificación de abastecimiento y afecta a sectores que dependen del transporte aéreo para manejar inventarios críticos .

La confiabilidad también se deteriora. Los tiempos de inactividad se extienden por la falta de repuestos, las inspecciones demoradas y la escasez de mano de obra calificada, generando interrupciones en rutas sensibles y obligando a industrias como farmacéutica, electrónica o automotriz a reorganizar sus estrategias de supply chain. Para los operadores, cada retraso implica costos mayores y menor flexibilidad para sostener envíos urgentes o de alto valor agregado.

Un impacto multimillonario en toda la cadena

IATA estima que los cuellos de botella generarán un impacto superior a los USD 11.000 millones en 2025. La mayor carga económica se concentra en consumo de combustible, mantenimiento adicional, alquiler de motores y almacenamiento de repuestos, todos impulsados por flotas más antiguas, mayor desgaste y ciclos de reparación más extensos . Para el transporte aéreo de cargas, esta combinación repercute en tarifas más altas, menor previsibilidad y una presión directa sobre las cadenas de abastecimiento internacionales.

La situación también afecta las metas de sostenibilidad del sector. La demora en la llegada de aeronaves nuevas ralentiza la mejora de eficiencia energética: mientras históricamente avanzaba cerca del 2% anual, hoy apenas alcanza el 0,3%. Esto obliga a operar con aviones menos eficientes, incrementa el consumo de combustible y reduce la capacidad del sector para bajar sus costos operativos.

Menos aeronaves disponibles significa menos
Menos aeronaves disponibles significa menos ventanas operativas y un impacto en la accesibilidad de regiones que dependen del transporte aéreo para abastecer sectores estratégicos (Foto: Shutterstock)

Una cadena de suministro aeroespacial frágil

El informe señala que la fragilidad de la cadena aeroespacial se explica por su fuerte dependencia de pocos proveedores críticos, por los aranceles asociados a tensiones comerciales y por la falta de mano de obra especializada. Incluso interrupciones menores pueden escalar en demoras significativas, complejizando la planificación de mantenimiento, la asignación de motores y la disponibilidad de componentes esenciales. Esta inestabilidad repercute directamente en las operaciones cargueras, que requieren sincronización fina para sostener abastecimientos de corto ciclo.

La congestión también genera efectos sobre la conectividad global. Menos aeronaves disponibles significa menos ventanas operativas y un impacto en la accesibilidad de regiones que dependen del transporte aéreo para abastecer sectores estratégicos, desde insumos médicos hasta piezas para industrias de alta tecnología. Las cadenas que operan bajo esquemas just-in-time son particularmente vulnerables a esta combinación de demoras y sobrecostos.

Claves para destrabar la capacidad

Para recuperar estabilidad, IATA plantea una hoja de ruta centrada en mejorar la resiliencia del sistema:

  • Ampliar la capacidad de reparación y asegurar el acceso a piezas alternativas, incluyendo materiales usados en buen estado (USM).
  • Incrementar la visibilidad de la cadena con datos integrados y análisis predictivos para reducir fallas y anticipar riesgos.
  • Optimizar el intercambio y la rotación de repuestos para disminuir el tiempo en tierra, junto con modelos posventa más abiertos en el universo MRO.

Hacia una cadena aérea más estable

La recuperación plena llevará años, pero las decisiones que se tomen en el corto plazo determinarán la capacidad del transporte aéreo para sostener flujos críticos de mercadería, garantizar competitividad y acompañar el crecimiento del comercio exterior. Por ahora, el desbalance entre oferta y demanda seguirá impactando la disponibilidad del transporte aéreo de cargas y condicionando la estabilidad de las cadenas de abastecimiento globales.