
El Índice de Costos del Transporte (ICT) registró en junio un aumento del 2,56 %, según informó la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC). El dato representa una aceleración frente al 0,8 % de mayo y lleva el incremento acumulado en el primer semestre del año al 14 %, con una variación interanual del 32,8 %.
Esta alza, que afecta directamente a las operaciones logísticas en todo el país, se explica por el impacto conjunto de diversas variables: combustible, salarios, reparaciones y gastos generales. Estos componentes, esenciales para la operatoria diaria del transporte de cargas, se vieron presionados por el contexto macroeconómico, en el que influyen factores como la devaluación del tipo de cambio y el encarecimiento del financiamiento.
Combustible, salarios y reparaciones: el triángulo de mayor presión
Entre los principales impulsores de la suba mensual se destaca el combustible, que aumentó 3,68 % en promedio. Las variaciones, sin embargo, no fueron uniformes: mientras algunas empresas aplicaron incrementos superiores al 6 %, otras lo hicieron por debajo del 2 %. La dispersión de precios genera incertidumbre entre los operadores y complica la planificación logística en un sector donde el gasoil representa un factor determinante para el costo operativo.
A pesar de este encarecimiento, el Gobierno volvió a postergar la actualización total de los impuestos específicos al gasoil a través de los Decretos 368/25 y 441/25, una medida que, aunque atenúa el impacto inmediato, no logra contener la tendencia alcista general del rubro.
Otro componente de gran relevancia en la estructura de costos fue la mano de obra. El ítem Personal-Conducción aumentó 3,12 %, tras la entrada en vigencia de un nuevo tramo de la paritaria del convenio colectivo de trabajo del sector (CCT 40/89), que prevé ajustes mensuales hasta agosto.
También se registraron subas en el área de Reparaciones, con un 2,35 % de incremento, en un contexto marcado por el deterioro creciente de la infraestructura vial en distintas regiones del país. El mal estado de rutas nacionales y provinciales no solo eleva los costos por desgaste de unidades, sino que genera riesgos operativos y demoras en los plazos de entrega.
Gastos Generales, por su parte, aumentó 3,83 %, mientras que el Costo Financiero subió 2,53 %, en línea con las tasas activas que aún se mantienen elevadas en el mercado argentino. Los peajes también ajustaron, con una variación del 0,58 % en junio.
En cambio, otros rubros como Neumáticos, Lubricantes, Material Rodante, Seguros y Patentes no registraron cambios respecto de mayo.

Comparación regional y señales del segundo semestre
La curva ascendente de los costos logísticos no es exclusiva de Argentina. En países vecinos, como Brasil y Chile, también se observan presiones sobre el transporte de cargas por el aumento del precio del diésel y la volatilidad cambiaria. Sin embargo, la magnitud del ajuste argentino sigue siendo superior. Solo en 2023, el ICT local acumuló un incremento del 248 %, la más alta de las últimas tres décadas, mientras que en 2024 trepó otro 84,9 %.
El panorama del segundo semestre es incierto. Aunque la inflación general muestra cierta desaceleración, los costos logísticos mantienen una inercia propia debido a la indexación de paritarias, la evolución del tipo de cambio y la falta de mejoras sustanciales en infraestructura.
En mayo, los costos logísticos habían registrado una suba de solo 0,81 %, la más baja del año, lo que había generado expectativas de cierta estabilidad en el sector. No obstante, junio quebró esa tendencia. El dato de inflación del transporte también se anticipa como un insumo clave en las renegociaciones tarifarias que muchas empresas están llevando a cabo con sus proveedores y clientes.
Impacto en la cadena de abastecimiento y el comercio
El encarecimiento del transporte impacta de forma directa en la estructura de costos de todas las industrias, especialmente en aquellas que dependen de la distribución nacional o de insumos importados. Sectores como el agroindustrial, el energético, el retail y la construcción se ven especialmente afectados, tanto por la presión sobre sus márgenes como por la necesidad de ajustar sus propias tarifas o precios finales.
El incremento acumulado del 14 % en el primer semestre se vuelve relevante al considerar que muchas cadenas productivas y de abastecimiento ya han debido enfrentar ajustes similares en tarifas portuarias, costos de almacenamiento y servicios logísticos complementarios.
Además, el deterioro de rutas y caminos rurales plantea un desafío adicional para los operadores de última milla y distribución capilar, sobre todo en zonas alejadas de los centros urbanos. La falta de inversión en infraestructura logística sigue siendo un factor estructural que amplifica el impacto de cada variación mensual en los costos operativos.
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