
“Trabajar con proveedores de confianza es uno de los puntos principales de este trabajo”, afirma Andrea. En esta entrevista, detalla por qué la coordinación entre sectores es clave para sostener operaciones complejas en comercio exterior, y cómo la experiencia en distintos rubros amplía la capacidad de respuesta de los profesionales.
Pasaste por distintas industrias trabajando en comercio exterior. ¿Qué te llevaste de ese recorrido profesional?
Trabajé mucho tiempo en la industria alimenticia, donde las principales complicaciones eran las autorizaciones. Después estuve en una metalúrgica, y ahí los temas eran las seguridades eléctricas y otras certificaciones.
Entonces, la dinámica depende del rubro, de lo que se esté importando, y de las intervenciones que pueda tener ese producto.
Sin embargo, el transporte es una problemática en común que identifiqué entre estos sectores diversos. La escasez, las demoras, las malas coordinaciones, eso pasa en todos lados. También el famoso “salir corriendo” porque no se planificó bien o no se compró a tiempo, eso es de manual y les pasa a todos.
Pero lo que más rescato de este recorrido es que en cada lugar aprendí algo y, gracias a ello, me quedó un conocimiento que hoy me permite manejar ciertas situaciones con más claridad.
¿Qué aprendizajes te dejó haber trabajado en distintas etapas del proceso de importación y exportación?
Pasé por distintas secciones dentro de la cadena de suministro. Cada operación, ya sea de importación o exportación, tiene muchos eslabones, y por suerte trabajé en varias etapas: con despachantes, con importadoras y ahora en una empresa nacional.
Eso me ayudó a entender cómo ocurre cada parte del proceso. Hoy me sirve muchísimo haber pasado por distintos lugares, porque me da una mirada más completa de cómo funciona todo.
¿Cómo vivís la colaboración entre sectores como logística, comercio exterior, despachantes y demás?
Me ha tocado resolver problemas complicados, y saber que podés contar con el despachante o con el “forwarder” es clave. He tenido cargas urgentes, paradas de planta y demás, y tener la posibilidad de levantar el teléfono, explicar el problema y que te entiendan y te ayuden a resolverlo, tiene un valor enorme.
Trabajar con proveedores de confianza es uno de los puntos principales de este trabajo. Saber que no estás sola y que hay una red que responde es muy importante.
¿Qué creés que hace falta para que el resto de las áreas comprenda mejor el rol del comercio exterior?
Capacitar e incentivar no solo a quienes están en comercio exterior, sino también a los demás sectores, para que entiendan qué hace una persona que trabaja en una importación, en una exportación o en una coordinación.
Hay mucha falta de conocimiento por parte de otras áreas y eso complica las cosas. No se sabe lo difícil que es una operación: los documentos específicos, las normas, la Aduana, coordinar transportes que a veces son escasos y trabajar a contrarreloj. Que el resto de la cadena entienda realmente cuál es el rol del comex me parece fundamental. Eso, para mí, ya es un gran incentivo.
¿Qué rol cumplen la experiencia, los vínculos y la comunicación en el trabajo diario en comercio exterior?
A medida que vas sumando años de experiencia, vas adquiriendo conocimientos y también vas generando contactos. Empezás a tener confianza con la gente con la que tratás, y eso te ayuda mucho a la hora de buscar proveedores o de entender qué es lo que realmente te puede servir y qué no.
Además, tratar con tantos sectores diferentes me dio más cintura para entender y explicar cómo funcionan los procesos. Muchas veces, quien no trabajó en comercio exterior, no dimensiona todo lo que implica una operación: desde la coordinación con despachantes hasta compras o transporte.

¿Por qué creés que el comercio exterior es importante?
Creo que el comercio exterior es muy importante porque vivimos en un mundo globalizado. Es la manera que tenemos de relacionarnos comercialmente con otros países, ya sea con importaciones o con exportaciones.
Es la forma de abastecernos y también de abastecer a otros con productos que nosotros producimos y de recibir productos que no se producen acá. Es lo que permite que lleguen a los hogares cosas que no se fabrican en nuestro país.
¿Identificás mucha rotación de personal en el sector?
Sí, creo que en general hay bastante rotación. Una de las principales razones es la presión con la que se trabaja. Luego, creo que también influye la falta de capacitación, la ausencia de jefes que acompañen y el poco reconocimiento a un sector tan importante para la cadena de suministro.
Muchas veces, la gente que trabaja en comex no está del todo valorada o no se entiende bien qué hace. Es como que decís “Comex” y no todos tienen claro qué mueve ese sector.
Entonces, cuando eso no se ve, muchas personas se van, buscan otros lugares donde realmente se valore lo que hacen. Eso es una lástima, porque el trabajo que hacemos es importante.
¿Qué es lo que nunca puede faltar en una buena planificación?
Analizar bien el tiempo que tenés. Si estás planificando la producción de algo que necesita una materia prima que tarda 45 días en venir en barco desde China, no podés pretender entregarlo en dos semanas.
Hay que tener en cuenta de dónde vas a comprar, cuánto demora en tránsito, cuánto tarda en salir de Aduana, si tenés los fondos para liberarlo. Todo eso es importante. La planificación tiene que ser realista.
¿Qué papel creés que van a jugar la innovación y la capacitación en el futuro del comercio exterior?
Innovar siempre está bueno. Todo cambia constantemente, y para tener éxito tenés que adaptarte. Tenemos que ir sumando conocimiento, personas capacitadas y nuevas tecnologías. No es que “es lo que viene”, es lo que ya está.
Si no nos adaptamos, nos quedamos en el tiempo. Para mí, capacitarse y aprender es lo más importante, esa es la clave.
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