De qué forma se relacionan el cáncer y el corazón

La importancia del trabajo de un equipo de cardio-oncología para la atención de pacientes con cáncer con el objetivo de facilitar el tratamiento y minimizar la toxicidad cardiovascular

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Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son junto con los cánceres las principales causas de muerte de la población a nivel mundial (Getty Images)
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son junto con los cánceres las principales causas de muerte de la población a nivel mundial (Getty Images)

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son junto con los cánceres las principales causas de muerte de la población a nivel mundial.

En los últimos años los tratamientos para el cáncer han avanzado en forma exponencial, con nuevos fármacos y nuevos objetivos en las células tumorales. Esto se acompaña de una detección cada vez más precoz de esta enfermedad logrando así una reducción significativa de la mortalidad de los pacientes.

Sin embargo, mejorar el pronóstico no es solo curar el tumor, sino prevenir, diagnosticar y tratar eficazmente las complicaciones derivadas de los medicamentos oncológicos. Por esto es importante conocer que cuando una medicación para el cáncer afecta al corazón estamos frente a una toxicidad cardiovascular, problema reconocido con múltiples esquemas terapéuticos.

Una preocupación excesiva por la aparición de toxicidad cardiovascular puede impedir terapias potencialmente curativas, mientras que lo contrario, la subestimación de este riesgo compromete el pronóstico vital a largo plazo de los pacientes.

Esto ha llevado a que en centros oncológicos como el Centro Médico Fleischer, institución de gran prestigio especializada en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con cáncer, formemos hace unos meses un equipo de cardio-oncología, reuniendo a profesionales implicados en la atención de pacientes con cáncer con el objetivo de facilitar el tratamiento y minimizar la toxicidad cardiovascular.

La cardiotoxicidad, como se dijo previamente, se define como el conjunto de ECV derivadas de los tratamientos oncológicos. Una de las complicaciones más frecuentes es el mal funcionamiento del corazón. Otras menos frecuentes son las arritmias (problemas del ritmo normal del corazón).

Dr. Nicolás González
Dr. Nicolás González

El objetivo del equipo de cardio-oncología consiste en poder detectar en forma precoz estas alteraciones, con controles cardiológicos rutinarios y en forma periódica previo, durante y posterior al uso de quimioterapia. Estos controles consisten en un interrogatorio y examen físico detallado y minucioso, descartando la presencia de falta de aire (ya que es una expresión de una falla del corazón) como así de hinchazón de las piernas (también llamado edemas). Se debe realizar un electrocardiograma para descartar la presencia de arritmias y una ecografía del corazón, donde nos permite evaluar el funcionamiento correcto del corazón. En ciertos casos, se debe hacer una resonancia magnética del corazón y análisis específicos de sangre.

La evaluación cardiológica debe realizarse antes de iniciar el tratamiento del cáncer y debe continuar durante todo el tiempo, ya que la disfunción cardíaca puede ocurrir en cualquier momento, incluso varios años después del inicio de la terapia.

Es necesario realizar un seguimiento periódico de todos los pacientes oncológicos en tratamiento, especialmente de los que reciben antraciclinas y trastuzumab (anticuerpo monoclonal).

Consejos para todos los pacientes, independientemente de que tratamiento oncológico se instaure:

* Promover un un estilo de vida saludable

* Implementar un programa de ejercicio físico regular (por lo menos 150 minutos semanales), donde las caminatas y natación pueden ser una alternativa con gran beneficio.

* Identificar y modificar factores de riesgo cardiovasculares tales como sobrepeso/obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión o colesterol

Actualmente no se recomienda usar medicación cardioprotectora a todos los pacientes sistemáticamente, pero sí se debe optimizar con fármacos la presión elevada, el colesterol o la presencia de diabetes, igual que aquellos pacientes sin cáncer.

Si se desarrolla algún tipo de toxicidad cardíaca, incluso en ausencia de síntomas clínicos evidentes, se debe iniciar el tratamiento cardíaco específico, como los betabloqueantes o IECAs y, de permanecer la toxicidad, se evaluará la suspensión del tratamiento oncológico desencadenante de la toxicidad.

En los próximos años, con el mayor desarrollo de la cardio-oncología, se podrá llegar a un mayor comprensión de los mecanismos involucrados en la falla cardiaca con desarrollo de regímenes de tratamiento personalizados para limitar la cardiotoxicidad.

* Dr Nicolás González. Responsable del equipo de cardio-oncología del Centro Médico Fleischer. MN 126909. Instagram: @drnigonz