Del pueblo más frío del mundo a la isla en la que está prohibido morir: cómo explicar lo inexplicable

El libro “Un mundo inmenso” repasa los lugares más recónditos, curiosos y extremos del planeta. Un poblado que lleva medio siglo ardiendo, un archipiélago sin impuestos pero sin salas de partos y el asentamiento más cercano al polo norte son solo algunos de los casos que llevan a preguntarse: ¿quién querría vivir ahí?

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"Un mundo inmenso" surgió a partir del éxito del canal de YouTube del mismo nombre en el que se explicaban los lugares más recónditos y raros del mundo, como la isla en la que está prohibido morir o el pueblo que lleva más de medio siglo ardiendo.
"Un mundo inmenso" surgió a partir del éxito del canal de YouTube del mismo nombre en el que se explicaban los lugares más recónditos y raros del mundo, como la isla en la que está prohibido morir o el pueblo que lleva más de medio siglo ardiendo.

Un pueblo tan frío que los celulares se congelan y las heladeras calientan. Un archipiélago en la que es obligatorio salir siempre con un arma de fuego, pero en la que está prohibido morir. Una isla poblada hace 60 mil años que rechaza con violencia cualquier contacto con el exterior. Un país que explica el 10% de sus ingresos anuales por no hacer nada. Un continente sin soberanía.

Aunque resulte difícil imaginar estos lugares, no solo todos son reales, sino que además -y esto tal vez sea lo más increíble- todos están habitados. ¿Quién podría querer vivir en el asentamiento más cercano al polo norte? ¿Y en el lugar más inaccesible del planeta?

Estas son algunas de las interrogantes que se responden en Un mundo inmenso, el libro del canal homónimo de YouTube nacido en septiembre de 2018 y que hoy es uno de los principales canales en lengua española dedicados a la geografía, con casi un millón y medio de suscriptores.

Editado por Planeta, Un mundo inmenso es un intento por “explicar lo inexplicable” y dar a conocer los lugares más peculiares y curiosos del planeta, así como los motivos por los que tales sitios están habitados por personas que encarnan el concepto de “resiliencia”. Desde impensadas temperaturas bajo cero hasta el pueblo que lleva más de medio siglo ardiendo, el mundo está repleto de recónditos rincones que, por más inaccesibles que puedan parecer, demuestran que no hay sitio en el planeta Tierra al que el ser humano no pueda llamar su hogar.

“Un mundo inmenso” (fragmento)

infobae

Svalbard: el territorio en el que está prohibido morir

Svalbard es uno de los lugares favorecidos por la proyección Mercator. Al encontrarse tan cerca del polo norte —a unos 1100 kilómetros— en algunos planisferios puede parecer más grande de lo que es en realidad, algo similar a lo que ocurre con Groenlandia.

Este archipiélago tiene una superficie que supera los 60000 kilómetros cuadrados. Y aunque no es tan extenso, supera a países como Costa Rica o Croacia, por lo que no se trata de unas islas minúsculas. No será tan pequeño, pero a Svalbard le quedan bien varios adjetivos. Es que se trata de un lugar único tanto por su geografía y sus condiciones climáticas como por su historia y su legislación.

Pertenece a Noruega y está a 800 kilómetros del territorio continental. Ny-Ålesund, con unos 30 habitantes permanentes, tiene el récord de ser el poblado civil más septentrional del planeta. Barentsburg, con medio millar de habitantes, y la capital, Longyearbyen, con más de 2000, son los otros asentamientos del archipiélago.

Se ubica entre los paralelos 74 y 81 norte. Para comprender lo extremo del entorno, vale la comparación con la península Antártica, que llega hasta el paralelo 63 sur. Es decir, está más lejos del polo que estas islas noruegas.

Svalbard significa “costa fría”, lo que no requiere demasiada explicación. De todos modos, las corrientes cálidas del Atlántico norte moderan las temperaturas y mantiene las aguas navegables durante la mayor parte del año. En invierno, los registros no suelen superar los -20°C, y en verano se puede llegar sin problemas a los 5 o 7°C. De hecho, otras regiones ubicadas a la misma latitud ofrecen climas más gélidos.

Svalbard, archipiélago perteneciente a Noruega, es conocido por sus llamativas curiosidades: es el asentamiento humano más cercano al polo norte, hay más osos polares que personas, es obligatorio salir siempre con un arma de fuego y está prohibido nacer y morir.
Svalbard, archipiélago perteneciente a Noruega, es conocido por sus llamativas curiosidades: es el asentamiento humano más cercano al polo norte, hay más osos polares que personas, es obligatorio salir siempre con un arma de fuego y está prohibido nacer y morir.

En 1596 se realizó el descubrimiento oficial de este lugar. Se trató de una expedición comandada por el neerlandés Willem Barents, quien perdería la vida pocos meses después, en el Ártico. A partir de allí comenzó a desarrollarse la industria ballenera, que se extendió durante cien años. A finales del siglo 19 se reavivó el interés por la zona gracias a la posibilidad de otra actividad económica, cuando el carbón atrajo a centenares de personas.

En 1920 Noruega logró la soberanía del territorio, que también pretendían rusos y británicos. Después de que se firmaran los acuerdos que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial, 14 países firmaron el Tratado de Svalbard en París. Con posteriores ratificaciones, se llegó a 46 estados signatarios.

Pero el acuerdo impuso algunas condiciones a Noruega. Por ejemplo, no se puede favorecer a empresas nacionales y todos los países firmantes tienen la posibilidad de acceder a los recursos naturales. Por eso se han instalado en Svalbard compañías de varios países. La presencia rusa ha sido constante. Lo mismo sucede con las personas: cualquier ciudadano de un país firmante se puede instalar sin necesidad de un visado o de un permiso especial y tiene los mismos derechos que una persona nacida en Oslo.

Por otro lado, el tratado agrega que Noruega no puede cobrar impuestos que le otorguen un rédito económico, por lo que las imposiciones son bajas y solo alcanzan a cubrir el gobierno del lugar. También se prevé que sea un territorio libre de bases militares, lo que se mantiene hasta hoy.

Si recorremos el lugar en la actualidad, uno de los grandes atractivos es su fauna. Aquí viven 20 especies de mamíferos marinos, incluidas ballenas, delfines, focas y morsas. Pero el gran símbolo son los osos polares. En total son 3000, por lo que en Svalbard hay más osos polares que personas.

Si bien la mayoría de estos animales están protegidos, todo aquel que salga de su casa debe llevar un rifle para defenderse de un posible ataque o ir acompañado de un guía que esté armado. Habíamos advertido sobre legislaciones curiosas, y esta es una: es obligatorio salir a la calle con un arma de fuego. Pero habrá más.

En Svalbard también se encuentra la Bóveda Global de Semillas. Se construyó en 2008 para preservar la biodiversidad de cultivos ante una catástrofe, ya sea natural o humanitaria. Es un enorme almacén subterráneo que soporta terremotos, bombas nucleares y está a salvo de las consecuencias del calentamiento global. Su ubicación es ideal, ya que en caso de fallo eléctrico, el permafrost del exterior actuaría como refrigerante natural. Tiene espacio para 4,5 millones de semillas y ya hay un cuarto de esa capacidad ocupada.

Pero ninguna de estas cuestiones resulta tan llamativa como otra de las regulaciones: en Svalbard está prohibido morir. La razón histórica era que los cuerpos que se enterraban no llegaban a descomponerse debido a las condiciones climáticas. En la década pasada desenterraron un cuerpo de 1917 y los virus que atacaron a la persona seguían intactos.

Oimiakón es un pueblo ruso, conocido por ser el más frío del mundo, en el que se han registrado temperaturas de hasta 100 grados bajo cero.
Oimiakón es un pueblo ruso, conocido por ser el más frío del mundo, en el que se han registrado temperaturas de hasta 100 grados bajo cero.

Es cierto que hoy resultaría más fácil trasladar un cadáver al continente, pero la regulación se mantiene debido a que sirve como política demográfica. Como vimos, el tratado que dio posesión a Noruega da los mismos derechos a los ciudadanos de todos los países firmantes. Entonces, para tener control de la cantidad de gente que vive, el gobernador de Svalbard puede expulsar a cualquier persona que esté enferma o que no pueda mantenerse.

El reglamento sobre expulsión y deportación de personas en Svalbard identifica cinco causas por las cuales el gobernador puede hacer que una persona deje las islas. Una de ellas prevé el caso de que una persona “no sea capaz de cuidarse a sí misma”. Es decir, un caso algo amplio, que incluye, por ejemplo, a jubilados y desempleados, y que en definitiva otorga grandes prerrogativas al Estado. Se trata, además, de un gobierno que no es elegido por los habitantes del lugar, sino que es designado por el gobierno noruego.

Así como no es el mejor lugar para morir, Svalbard tampoco es recomendable para nacer. Si bien no hay legislación al respecto, el centro de salud de la capital no está preparado para atender partos. Así que nadie opta por dar a luz allí. Y la pirámide poblacional, como es de esperar, es muy distinta a las más frecuentes: casi no hay niños ni personas de más de 65 años.

En la actualidad el carbón sigue siendo uno de los motores de la economía, pero ya no es el principal. Se busca explotar el turismo y año tras año llegan más visitantes. Escenarios naturales cubiertos de nieve, glaciares y auroras boreales son parte de la oferta. Se suman también actividades para aficionados al piragüismo o el paisajismo.

La otra actividad principal es la investigación. Existe un centro universitario y hay más de 300 estudiantes de grado y de posgrado. Uno de los temas principales es el análisis ambiental. En la zona ártica la temperatura aumenta entre dos y tres veces más que en el resto del planeta. Se espera que los hielos retrocedan cada vez más. Y que Svalbard sea una costa fría cada vez menos fría.

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