Anticipo de “Las mujeres en el radicalismo argentino 1890-2020″, de Edit Rosalía Gallo

Este fragmento brinda una semblanza de la icónica Florentina Gómez Miranda, maestra, abogada, diputada nacional pero más importante que eso, una adelantada a su tiempo en la lucha de la igualdad entre géneros

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"Las mujeres en el radicalismo argentino (1890-2020)" (Eudeba), de Edit Rosalía Gallo
"Las mujeres en el radicalismo argentino (1890-2020)" (Eudeba), de Edit Rosalía Gallo

María Florentina Gómez Miranda nació un 14 de febrero de 1912, tiempo que coincidió con la concreción de un importante logro madurado por el pueblo argentino y bandera de lucha de la Unión Cívica Radical: la sanción de la ley Sáenz Peña. Olavarría fue la pequeña localidad bonaerense que le brindó la bienvenida y cobijó su niñez. Diecisiete años después, en 1929, María Florentina se recibía de Maestra Normal Nacional obedeciendo a una vocación a la que dedicaría gran parte de su vida.

En 1945 se graduó de abogada en la Universidad Nacional de la Plata, provincia de Buenos Aires. Con este paso clave, franqueó las puertas por las que se introdujo de lleno en el mundo de la docencia y del derecho, como profesora adjunta de Derecho Político en la cátedra del doctor Carlos S. Fayt, de la Facultad de Periodismo del Museo Social Argentino, y como profesora de Derecho Político de la Universidad de Ciencias Políticas y Diplomacia “Joaquín V. González” cuyo departamento de Ciencia Política dirigió hábilmente.

El año 1945 fue también un espacio generoso en decisiones para la vida de María Florentina Gómez Miranda, pues su mundo intelectual fijó raíces en terreno político. En efecto, ese año señaló el comienzo de su actuación partidaria dentro de la Unión Cívica Radical, morada que de ninguna forma le había sido extraña pues esta joven provenía de un hogar radical, además de docente. Por otra parte, su madre había sido alumna de don Hipólito Yrigoyen, en la Escuela Normal Nº 1, y uno de sus ocho hermanos había participado en la intentona revolucionaria del general Severo Toranzo contra la dictadura de Uriburu para retornar a la democracia.

Un año de trabajo dentro del partido bastó para que en 1946, Florentina se encontrara en el propio centro organizador del Comité Universitario Femenino Radical junto a otras destacadas profesionales y militantes de la época, como Elvira Rawson de Dellepiane, Rosa Clotilde Sabattini de Barón Biza y Elvira Ellacuria Pavón.

Poco después, para 1949, durante el Primer Congreso Nacional Femenino de la UCR, realizado en Córdoba presentó un proyecto que había elaborado sobre “patria potestad compartida”, estudio que conservaría su vigencia hasta mucho después, cuando fue elegida diputada nacional en 1983 y lo expuso en la H. Cámara de Diputados de la Nación.

Durante los años 1956 a 1958 asumió el desafío de aplicar su experiencia y conocimiento a nuevas áreas de actividad bajo el cargo de subasesora de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. Y siguió afrontando responsabilidades del mismo tenor años después, durante la presidencia del doctor Arturo Illia cuando se desempeñó como presidenta de la Cámara de Alquileres, lugar desde el que organizó el Primer Congreso de Cámaras de Alquileres.

En 1966, cuando sobrevino el golpe de estado contra el gobierno constitucional, inmediatamente la doctora María Florentina Gómez Miranda, en coherencia con sus principios, renunció a la titularidad que venía sosteniendo al frente de la Superintendencia de Locaciones de la Capital Federal. La funcionaria radical explicó su proceder con razones directas, afirmando “[...] por cuanto en este momento el país carece de toda autoridad legítima [...] (El presidente de la Nación) ha sido destituido de su cargo por la fuerza de tres comandantes que se han rebelado contra el orden constitucional de la República [...]”.

Atravesó también el ámbito gremial con pensamientos y obras que fue desenvolviendo desde los lugares que ocupó en la secretaría general y en la vicepresidencia de la Asociación de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

La mítica Florentina Gómez Miranda, siempre muy crítica por la misoginia en su partido
La mítica Florentina Gómez Miranda, siempre muy crítica por la misoginia en su partido

La jugosa personalidad de M. Florentina resultó asemejarse mucho a una suerte de gran tronco central, del que partían robustas ramificaciones, todas nutridas de su rica esencia. Así, fue tan importante en su vida la rama de la docencia, de cuya labor nunca se desprendió, como el universo del derecho o bien por fin su compromiso con la vocación política, que no fue para ella simple trámite sino cuestión de profundidad.

Militó en la Capital Federal, básicamente desde la participación en actos y giras políticas. Pero precisamente en medio de la labor típica de la militancia puso en juego su alma de maestra, de modo que se la reconoció por la destacada conducción de los debates de la Campaña de Educación Cívica y por su aporte valioso desde la vicepresidencia del Club Argentino de Mujeres.

Por otra parte fue delegada al Comité Metropolitano, dentro del cual asumió el cargo de secretaria gremial, luego fue designada Convencional Metropolitana, Nacional, y delegada suplente al Comité Nacional, respectivamente.

Muy probablemente pocas militantes, y en especial mujeres, habrán probado el vértigo de tantas responsabilidades cumplidas en la estructura institucional de la U.C.R. como nuestra protagonista, que por lo demás, no se desentendió en el ínterin, de la cuestión femenina dentro del partido. Llegó a ser presidenta de la Agrupación “Mujeres Radicales en Acción” y fundó el Ateneo “Juana Azurduy”, con lo que quedó claramente expreso su interés especial en este tema.

Florentina Gómez Miranda
Florentina Gómez Miranda

En 1983, tras tiempos dolientes en nuestro país, y recuperada la Argentina para el sueño democrático, la doctora Gómez Miranda fue elegida diputada nacional por la UCR, y reelegida en 1987. Dentro del Parlamento, con sus fecundos setenta y un años fue vicepresidenta de la Comisión de Legislación General y presidenta de la de Familia, Mujer y Minoridad desde el inicio de su primer mandato, hasta cumplido el segundo, (1983-1987) y (1987-1991). Desde esta comisión trabajó tenazmente por la ley de divorcio vincular, la patria potestad compartida y la igualdad de los hijos extramatrimoniales.

En su condición de legisladora, reservó energía y tiempo para animarse a un reto más en la lista de los que atravesó a lo largo de su vida. Esta vez se trató de asumir la presidencia del “Encuentro Interparlamentario de Mujeres”.

Algunos de los proyectos presentados y sancionados, originados en sus ideas progresistas fueron por ejemplo los referentes a: patria potestad o autoridad de los padres; pensión al viudo; pensión a la cónyuge divorciada por art. 67bis, con reserva de alimentos; creación de la Cámara Nacional de Apelaciones de la Seguridad Social; otorgamiento de la beca de estudios “Islas Malvinas y del Atlántico Sur” a hijos de civiles y militares muertos, accidentados o enfermos a raíz de dicho conflicto; creación de veinticinco Juzgados Nacionales de Trabajo; licencia de maternidad por adopción; inclusión del servicio doméstico en los beneficios de la ley de accidentes de trabajo; modificación de la ley 19.134, sobre adopción; obligatoriedad del Papanicolaou; foro de familia; régimen especial para el cobro de alimentos y creación de los cursos prematrimoniales obligatorios como requisito de prenupcialidad.

Esta legisladora de gran temperamento y convicciones fue una adelantada en la defensa de los derechos de las mujeres, defendió con vehemencia sus proyectos. Aclara que cuando en junio de 1989, presentó su proyecto de Ley sobre “despenalización del aborto en la mujer violada” no supuso que traería un verdadero revuelo en la sociedad argentina. “El proyecto se limitaba a mejorar, clarificar y perfeccionar la redacción del inciso 2° del artículo 86 del Código Penal vigente. Simplemente determina que “toda mujer violada” tiene amparo legal para abortar y no exclusivamente “la mujer violada demente o idiota”, como puede interpretarse con la actual redacción del inciso 2° del artículo 86″. Los fundamentos de su proyecto se basan en la defensa de la mujer y sostiene en un artículo publicado en enero de 1991, por el diario La Nación, titulado “He logrado correr el velo de una hipocresía”:

“[…] no podía ser de otra manera para quien como yo ha hecho de esta defensa la causa de su vida. […] La sociedad actual, la real, encontró en mi proyecto el motivo para entrar de lleno en un problema que no puede soslayarse ni desconocerse. Y, por primera vez, en los medios de comunicación orales y escritos se habla con naturalidad del aborto –palabra tabú hasta hace poco-, de anticonceptivos, de educación sexual, de planificación familiar. Nuestra sociedad está reclamando una solución a los 300.000 abortos realizados por año, lo que da una prueba irrefutable de que no es penalizando el aborto como se lo puede combatir o aniquilar. […] Por ello, si algún mérito tiene mi proyecto y la defensa apasionada que hago de él es que he logrado correr el velo de la hipocresía en un problema tan serio, tan grave, tan humano y que nos angustia en grado sumo a las mujeres”.

Una de las últimas imágenes de Florentina
Una de las últimas imágenes de Florentina

También en 1989 presentó junto a otras diputadas nacionales, de diferentes partidos un proyecto sobre Cupo Femenino. En el debate sobre la ley de cupos llevado a cabo en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación en la sesión del 6 y 7 de noviembre de 1991, la diputada nacional tomó la palabra e hizo una serie de reflexiones:

Esta norma para que sea transformada en ley- que es los que nosotras queremos y por lo que hemos luchado- tiene que ser aprobada sin una coma de diferencia con el proyecto venido en revisión. […] Reflexionando algo más, sabemos las mujeres que hemos sido las eternas discriminadas. La lucha que hemos realizado las mujeres ha sido por la conquista de los derechos civiles y los derechos políticos. […] Las mujeres no tenemos que avergonzarnos porque queremos el poder. Sí señores diputados, queremos el poder que ustedes han acaparado. Nosotras lo queremos para compartirlo. […] Y lo pretendemos en las cámaras legislativas, porque se trata del poder que nos otorga el pueblo. Las mujeres también queremos estar para custodiar que nadie toque al Parlamento, porque es la máxima expresión de la democracia. […] Queremos compartir el poder real y no el que sólo surge de decir que hay diez o doce diputadas.

Aún hoy resuena en el Parlamento un discurso memorable pronunciado por María Florentina Gómez Miranda en homenaje a Eva Perón: “[...] En esta maravillosa aventura que es la vida se dan circunstancias que ni la imaginación más fructífera sería capaz de soñar. ¿ Quién me iba a decir que yo, que desde mi ignorado puesto de maestra combatí con todas las fuerzas de mi espíritu a Eva Perón cuando estaba en la plenitud de su juventud y en el apogeo de su poder político, quien me iba a decir que yo, en el año 1984, desde ésta, mi banca de diputada de la Nación – que de alguna manera se lo debo a ella- (Aplausos)..., en nombre del bloque de la Unión Cívica Radical y en el mío propio rendiría este sincero y – por qué no decirlo- emocionado homenaje? (Aplausos)[...] Eva Perón nos enseñó que para comprender al pueblo, para sentirlo y para interpretarlo [...] basta con haber vivido el dolor y mantener el corazón abierto; por eso su pueblo peronista la venera y por eso yo la comprendo y la respeto. (Aplausos)”.

María Florentina Gómez Miranda brindó al firmamento republicano un estilo radical que en ella se tradujo en un puñado de términos. Probablemente ellos serían: solvencia, saber y arrojo, puestos al servicio de una inclaudicable defensa de los derechos de la mujer. Aunque en lo más hondo de las cosas, esto no era más que una continua y generosa actitud de vigilia por la libertad y la democracia de los argentinos.

Aún después de terminar su mandato como diputada, María Florentina continuó trabajando por los derechos de la mujer desde su sencilla casa del barrio porteño de San Cristóbal.

Esta histórica dirigente radical, símbolo de la lucha de los derechos de la mujer falleció a los 99 años de edad un 1° de agosto de 2011 con plena lucidez de sus facultades. Se definía de esta manera: “siempre digo que soy maestra por vocación, abogada por elección y política por pasión”.

* Algunas Semblanzas, pp. 153-159 Fuente: Entrevista de la autora a la doctora María Florentina Gómez Miranda.

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