"Ustedes sigan por Udaondo, que yo voy para Monroe y Libertador"

La suspensión de la final de la Libertadores nos hizo ver como unos inadaptados sociales ante el mundo entero. Cientos de millones de personas esperaban ver el clásico más caliente del planeta, no esta vergüenza

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"Todavía estoy shockeado con lo que pasó. Estaba en la confitería de Monroe esperando a unos amigos cuando de golpe veo pasar el micro que traía a los jugadores de Boca y unos tipos que salieron de la nada tiraron un par de cascotes gigantes que le impactaron de lleno. El agujero que le hizo a la ventanilla fue tan grande que pensé: 'El jugador de Boca que estaba sentado ahí acaba de quedar en coma o se salvó de milagro'", contó un hincha de River que no sale de su asombro y tampoco esconde la vergüenza. 

"Este país es un manicomio. Ya no importa el color de la camiseta sino la barbarie que hay detrás. El otro día vimos cómo retrocedía la Policía de la Ciudad ante 50 energúmenos de la hinchada de All Boys, la misma que ayer intentó manejar 100 mil personas en el clásico más picante del mundo. Involucionamos tanto que pasamos de ser un pais a transformarnos en el planeta de los simios", relató.

Lamardo y Pérez, retratados con
Lamardo y Pérez, retratados con heridas por el médico del Club Atlético Boca Juniors, Jorge Pablo Batista

Apenas sucedido el lamentable episodio, los medios de comunicación comenzaron a tejer todo tipo de especulaciones, en sintonía con el delirio que se vive en el país en todos los ámbitos.

Dijeron que se trataba de un ajuste de cuentas de la barrabrava de River porque la policía les incautó 7 millones y 300 entradas para la reventa. Que en realidad eran hinchas de Boca infiltrados para empatar el papelón del gas pimienta del "Panadero" aquella noche en que Boca se quedó afuera de la Copa. Que Pablo Pérez estaba internado a punto de morir y al rato confirmaron que jugaba de titular. Que Boca no quería jugar y River sí, entonces los xeneixes tendrían una penalidad de 5 años si no entraban al campo de juego, pero que gracias a la intervención del Muñeco Gallardo ambos clubes decidieron suspender el partido.

Incluso se dijo que contactaron a Adrián Suar para ver si se animaba a escribir una telenovela que superara al culebrón que se estaba emitiendo en vivo en todos los medios y fue tajante: "Lo de la Conmebol es ciencia ficción, muchachos. Llámenlo a George Lucas".

Días antes de la Superfinal
Días antes de la Superfinal desbarataron una banda integrada por barras de River que revendieron entradas por 7 millones de pesos

Consultada por el terrible hecho, la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, no minimizó lo sucedido en ningún momento pero puso en contexto la situación: "Esto fue un ajuste de cuentas entre la Policía de la Ciudad, la barrabrava de River Plate y otros cómplices que ya detectaremos según avancen los días. Al incautarles los millones y las entradas destinadas a la reventa, les agarró un brote psicótico y no se les ocurrió mejor idea que boicotear lo que debería haber sido una fiesta".

Todo muy rico, pero no nos engañemos. Esto forma parte de la decadencia en la que está sumergida la sociedad en general desde hace décadas, donde delincuentes de poca monta tienen sometidos a dirigentes que, con tal de acceder a lo más alto de un club, soportan todo tipo de humillaciones (como la de ayer).

En realidad se trata de un combo letal si tenemos en cuenta que a esto se le suman las fuerzas de seguridad, el establishment político y el narcotráfico, que todo lo compra, que todo lo puede. Es como una serie de Netflix pero sin presupuesto. Porque los actores son pésimos y se nota el micrófono entrando en pantalla.

Al que se lo vio
Al que se lo vio entusiasta fue a Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebal, que pretendía que el partido se jugara igual

Mientras la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebal) decidía junto a los dirigentes de ambos clubes si la Superfinal se jugaba o no, 70 mil hinchas de River adentro del Monumental esperaban sentados. Y en las inmediaciones crecía la tensión entre la policía que avanzaba lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de goma a los impresentables de siempre que ya ni se preocupan por cubrirse la cara.

Curiosa metáfora la de ambas finales. "El Sábado 10 se suspendió porque nos tapó el agua y dos semanas después nos tapó el agua de vuelta, aunque era un dia soleado", acotó un hincha de los de antes, que ni siquiera intentó ingresar al estadio a pesar de tener su entrada. "Ya se sabía que esto terminaba mal. La gente busca cualquier excusa para terminar a las trompadas. Nos la agarramos con el fútbol porque es el reflejo de la decadencia a la que llegó este país, pero la intolerancia anida en cada uno de nosotros", dijo.

Lo que para el resto de la humanidad resulta normal, para un país como el nuestro es todo un desafío. "Más allá de las pasiones y de lo que está en juego, los argentinos tenemos que entender que no se trata de una guerra sino de 11 contra 11 corriendo detrás de una pelota. Nada más y nada menos que eso: de un deporte. Para muchos, deporte más lindo del mundo", remarcó el mismo hincha.

La super final de la Copa Libertadores de América es un hecho sin precedentes para aquellos a los que nos apasiona el fútbol. Una alegría infinita para el que levante la Copa. Una herida difícil de cicatrizar para el que se quede con las manos vacías. Por lo tanto, hay que apelar a la inteligencia emocional, que tanto escasea en estos tiempos, y entender que estamos siendo testigos de la primera vez que dos rivales de toda la vida se ven la cara frente a frente en una instancia semejante. Así que a disfrutarlo y que salga Campeón de América el que esté a la altura de su propia historia.

Los incidentes se produjeron una
Los incidentes se produjeron una semana antes de la Cumbre del G 20

Por suerte, primó la cordura y se suspendió el partido. El presidente de la Conmebol salió a hablar de un "pacto de caballeros". Rodolfo Donofrio y Daniel Angelici se mostraron solidarios a pesar de lo que está en juego. Y la multitud que colmaba el Monumental entendió que lo mejor era priorizar la seguridad para que la fiesta se pudiera realizar en calma. El mozo de uno de los palcos del estadio fue un poco más allá.

Mientras levantaba parte del catering que no se utilizó, dijo con una sonrisa irónica : "La mejor noticia es que se juega mañana (por hoy). Eso demuestra que podemos ser un país serio y organizar un espectáculo multitudinario para toda la familia en tiempo récord. ¿No es increíble lo que puede avanzar Argentina cuando se lo propone?".

Es verdad, no lo habíamos pensado. Lo que a la civilización humana le llevó una eternidad, a nosotros apenas 24 horas. Somos unos cracks.