Soledad Palomino: “El Partido Peronista Femenino fue una organización de las mujeres que buscaba mejorar la situación de todos y tenía una visión de país”

En pocas semanas, tras su creación en julio de 1949, las “Evitas” ya estaban organizadas en todas las provincias, desplegando así una red de mujeres que cubría todo el territorio. Una experiencia única en su género y de vanguardia en su tiempo

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Las "Evitas", como las llamaban algunos políticos no sin cierto resquemor, desembarcaron en todos los distritos y abrieron locales, censaron y organizaron a las mujeres preparándolas para la primera votación femenina que tuvo lugar en 1951. Esta rica experiencia que tiene la Argentina en materia de participación política de la mujer es poco estudiada y sobre todo ignorada por las activistas feministas de hoy.

Los trabajos de la politóloga Soledad Palomino, publicados en el blog "Lo inventó Perón" y que son materia de sus clases en la carrera de Ciencias Políticas de la UBA, revelan la eficiencia de la estructura creada por Eva Perón y podrían ser fuente de inspiración -a condición de querer conocerla- para quienes se proponen potenciar la participación femenina; o para cualquiera que quiera construir poder político.

Eva Perón, explica Palomino en esta entrevista con Infobae, mantuvo la estructura del Partido Peronista Femenino totalmente separada del partido "masculino" para evitar la instrumentación de la organización por los gobernadores y la contaminación con prácticas políticas desprestigiadas. Pero no promovió un discurso de confrontación de géneros, ni limitó la acción de sus "Evitas" a la reivindicación sectorial: la agenda femenina no estaba separada de la del conjunto.

— Todos sabemos que existió un Partido Peronista Femenino pero es muy poco lo que se conoce de su estructura y su trabajo que, pese a su breve existencia, fue muy intenso. ¿Cómo fue aquella experiencia?

— Surgió de una triple necesidad política dentro del peronismo, de la idea de Perón de generar un espacio político que respondiera directa y rápidamente frente a lo que pasaba en el partido peronista masculino que vivía grandes internas entre el laborismo y el sector que venía de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora. El segundo motivo fue el desafío de la incorporación de la mujer a las votaciones, y la necesidad de encontrar un canal, un espacio político a partir del cual hacer efectivo ese derecho. Esto es algo habitual en el peronismo: cuando se planteaba un derecho se buscaba además la forma de organizar al sector al que se le otorgaba o que conquistaba ese derecho. Y la tercera cuestión es que había una visión social bastante peyorativa de lo político después de la llamada Década Infame en la que había habido hechos de corrupción, incluso asesinatos en el Senado, situaciones bastante oscuras que habían desacreditado la política. Se decide crear el Partido Peronista Femenino.

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— ¿No existía nada parecido hasta ese momento?

Había algunos antecedentes, incluso dentro del peronismo, porque en la campaña del 46 se habían creado centros cívicos femeninos, que también participaron luego en la campaña por el voto femenino. Además, Eva había participado activamente en la campaña política recorriendo el país junto con Perón, lo que fue novedoso porque nunca antes una primera dama lo había hecho.

— Se están cumpliendo 70 años.

— Sí, el 26 de julio comienza el congreso con alrededor de 200 mujeres, en paralelo a la asamblea masculina porque al mismo tiempo se estaba haciendo la reunión del partido peronista. La reunión paralela de mujeres se hizo en el Teatro Nacional Cervantes. Durante los cinco días hablaron alrededor de 200 mujeres.

— ¿De dónde venían esas mujeres?

— Venían de todo el país. De la participación en los centros cívicos que mencioné y de la Fundación Eva Perón. Desde un principio Eva había adoptado ese rol de ser un nexo, de responder a las situaciones sociales que aún no estaban resueltas a partir de lo laboral, gremial y demás. De ahí desarrolla una gran relación también con la CGT pero a través de la Fundación se llegaba a aquellos que todavía no estaban incorporados al mundo laboral formal. Esas mujeres de los centros cívicos, que colaboraban con Evita en la Fundación, son las que llegaron a esa asamblea en la cual se decide que el Partido Peronista Femenino va a ser autónomo del Partido Peronista masculino, y que Eva va a ser su presidenta. El liderazgo de Evita es el que le imprime la fuerza al partido. Eva, además de ser una persona con fortaleza, convicción y mucha sensibilidad social, tiene mucho empuje y capacidad de trabajo. El 29 de julio termina el Congreso y queda formalmente fundado el partido. Y en los primeros días de octubre, luego de unas entrevistas y de chequear los antecedentes y de conocer bien a las mujeres… -era muy importante para Eva que las mujeres que serían delegadas censistas en cada provincia fueran intachables. Entonces hizo investigaciones…

El congreso fundacional del Partido Peronista Femenino en el Teatro Cervantes
El congreso fundacional del Partido Peronista Femenino en el Teatro Cervantes

— Hizo una búsqueda.

— Hizo una búsqueda política en función de las mujeres que ya conocía, con las que venía trabajando. Eligió a 23 mujeres que fueron a las diferentes provincias y territorios nacionales. Excepto un solo caso, el de la provincia de Buenos Aires donde la mujer que se designó era muy cercana a la esposa de (el gobernador) Domingo Mercante, en general no eran de la provincia para la que se las designaba y no tenían contactos políticos allí. "Porque no quiero, les decía Eva directamente, que se formen caudillas". No querían que la interna llegara a este partido en formación, querían que el Partido Peronista Femenino funcionara con una gran presencia territorial y de manera radial desde Perón y Evita.

— ¿Por qué delegadas censistas?

— La idea era censar cuántas mujeres peronistas había en toda la Argentina. La imagen de la política estaba un poco manchada, si la mujer se acercaba a la política se la tildaba de no tener buenas costumbres… Entonces en lugar de decir que estaban afiliando, decían que se estaba censando. Además se estaba creando el padrón electoral, entonces esos censos servían de control y preparación.

— ¿Y qué reacción hubo en la sociedad y en los demás políticos frente a esto?

— Las reacciones de los gobernadores fueron disímiles. Las delegadas iban con la instrucción de que podían reunirse con el gobernador pero éste podía entrar en la sede del partido, ni dar discursos en los actos del partido femenino. Pero estaba obligado a darles todo lo que necesitaran; si no, Evita llamaba. En algunos casos los gobernadores fueron muy colaborativos y en otros tuvieron más suspicacias. Quiérase o no, era una persona que empezaba a mirar lo que pasaba en la política provincial, y las delegadas enviaban informes semanales a Evita sobre cuánta gente se había incorporado, cuántas mujeres habían censado, y al mismo tiempo resúmenes de los medios, de lo que pasaba en la política provincial y de las necesidades de la gente.

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— ¿Y la oposición?

— La reacción fue negativa. Hablaban de "las Evitas" que llegaron a las provincias y que vienen a controlar.

— Esas 23 delegadas, ¿qué eran mayormente? ¿Amas de casa, profesionales?

— La mayoría eran maestras. Otras, amas de casa que colaboraban en la Fundación. Si eran casadas, se trasladaba al esposo y a los hijos y se le conseguía un trabajo al esposo. Me parece tan importante esto, porque pensar que a fines de la década del 40, principios del 50, una familia partiera a un lugar desconocido…

— …por el trabajo de ella…

— …por el trabajo político de ella. Me parece que a veces no se toma conciencia de lo rupturista que esto fue. Y allá partían estas mujeres, que tenían formación, porque debían ser capaces de elaborar actas, escribir informes, dar discursos. Evita buscaba que tuvieran carisma, capacidad para dar discursos frente a grandes grupos y de organizar a otras personas. Las delegadas censistas parten de acá a mediados de octubre y el 1° de noviembre estaban abiertas todas las sedes centrales con un acto. Si bien los locales habían sido preseleccionados, en quince días estaban ya abriéndose todas las sedes centrales. En pocos meses, cuando el censo de las capitales estaba muy avanzado, empezaron a ir a poblaciones al interior de las provincias y lograron abrir subdelegaciones y nombrar subdelegadas. Estas subdelegadas sí ya eran de la provincia y eran enviadas a Evita para que fueran aprobadas también. En todos los casos siempre había una aprobación de la Presidencia del partido. Estas personas que ya eran de la provincia, muchas eran maestras, directoras de colegios, pero también había amas de casa, personas muy humildes, porque se abrían unidades básicas del Partido Peronista Femenino en todas las poblaciones.

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— Señalaste en tus trabajos que el ritmo de trabajo era muy intenso.

Evita les pedía a las delegadas censistas que trabajasen de 8 de la mañana a 8 de la noche y que fueran a todas las poblaciones. En burro, a caballo o caminando, había que ir. Pero al mismo tiempo que les pedía todo esto les devolvía un montón. Una vez al mes viajaban a Buenos Aires junto con las subdelegadas, las recibía ella, las recibía Perón, iban a la casa de gobierno, iban a la Quinta de Olivos mujeres que a veces no habían salido de su pueblo en toda su vida. Y al mismo tiempo todos los domingos Eva llamaba a cada una de las delegadas para acompañarlas. Sabía qué les estaba pidiendo, que las estaba poniendo en un territorio en el que no conocían a nadie y que algunas estaban solas; entonces los domingos, el día de la familia para nosotros, ella se encargaba de ponerles el oído y contenerlas para que estuvieran bien y aconsejarlas políticamente.

— Además de la creación del partido y de la promoción del voto, algunas de estas mujeres fueron candidatas en la elección del 51. La primera en la que votan mujeres y son elegidas.

— La idea de Evita era que fueran un tercio las mujeres en las listas para la elección de 1951. No se logró que fueran un tercio pero todas las que estuvieron resultaron electas. Entraron veintitrés diputadas nacionales y seis senadoras. Todas habían cumplido tareas en el Partido Peronista Femenino o en la Fundación. En general, contaban las delegadas censistas es que si había una mujer que aspiraba a ser diputada, esa no era. Se premiaba el trabajo y el esfuerzo sin ambiciones explícitas, que el trabajo y el esfuerzo fuera para responder a las necesidades de la mujer en la provincia en la que estaba. El partido radical y el partido demócrata no llevaron mujeres en sus listas. Todas las que entraron al Congreso fue por el Partido Peronista Femenino. Y una vez en el Congreso, aunque lógicamente no tenían experiencia parlamentaria, sin embargo ocuparon roles muy importantes, y no sólo en las comisiones que uno tendería a pensar que son naturales para la mujer de esa época, como Educación, sino también por ejemplo en Asuntos Exteriores. Delia Parodi fue vicepresidenta de la Cámara de Diputados, es decir que la mujer entró incluso en las posibilidades de sucesión del Poder Ejecutivo.

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— Y estamos hablando de la década del 50. Llama la atención la falta de conciencia histórica del feminismo actual. Parece Argentina hora cero, sin mencionar que fue un hombre el que le abrió la puerta a la participación femenina; Evita no hubiera podido hacer todo esto si Perón no lo hubiera promovido. Pero hoy el discurso es que todos los varones son opresores de la mujer…

— Me parece un error no reconocer la historia. Mirar nuestra historia nos hace al contrario más fuertes como mujeres en el mundo. Que hubiera un liderazgo como el de Evita, con el poder que llegó a tener, porque Evita, rondando la década del 50, tenía la Fundación, que llegaba a las casas de todos los humildes, una relación muy fuerte con la CGT, y el Partido Peronista Femenino. Pero Evita y Perón son una unidad, no se pueden pensar el uno sin el otro. Sin embargo primero fue Perón y eso también es cierto, es así. Hay una anécdota que me parece divina. El 8 de febrero de 1946, las universitarias que participaban en la campaña del peronismo hicieron un acto multitudinario en el Luna Park. Perón no pudo asistir y fue Eva a dar el discurso. Pero no pudo leerlo porque las mujeres presentes la abucheaban. Querían a Perón. Estaban enojadas y no querían que Evita leyera. En el 51 se produce el Cabildo abierto y la 9 de julio repleta de mujeres y hombres que reclamaban que Evita fuera vicepresidenta de la Nación. Cuento esto para mostrar cómo en tan poco tiempo logró construir un liderazgo al lado de Perón, junto con Perón, en el que se dividían la tarea.

— ¿Qué pasó con el partido tras la muerte de Evita?

— Perón se hace cargo de la Presidencia por un tiempo. Luego se creó un Consejo que presidía Delia Parodi. Perdió un poco de fuerza porque cada vez que había una petición, un requerimiento, un problema, Evita se encargaba personalmente de llamar, respaldar. Entonces, claro que se notó una diferencia, sin embargo el partido siguió funcionando y de hecho promovió leyes como la de equiparación de derechos para hijos extramatrimoniales y la de Divorcio, que será anulada tras el golpe del 55.

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— Siempre me llamó la atención lo poco o nada que se estudia el Peronismo en la UBA. Ni hablar de leer a Perón. ¿Eso está cambiando?

— En la carrera de Ciencias Políticas que es lo que conozco, las identidades políticas en general se dan por sentadas y aparecen en la historia de manera disruptiva, tanto el peronismo como el radicalismo. Lo que hay sobre el final de la carrera son seminarios y materias optativas, en las que se empieza a abordar el tema. La materia de la que yo formo parte, y en la que doy el Partido Peronista Femenino, es al final de la carrera, cuando ya los estudiantes están más abocados a su tema de investigación o a su perfil laboral. En la carrera sí hay historia argentina, y además se estudian a teóricos que trabajan sobre algunos conceptos como puede ser el populismo. Por lo tanto hay discusiones en torno a lo que es el peronismo como movimiento político y demás. Pero en la UBA falta un poco más de debate porque para entender nuestro sistema político, cómo funciona nuestra realidad, es imprescindible entender algunos mitos en torno del peronismo. Por ejemplo la idea de un movimiento monolítico, en el que Perón decía A y se cumplía A; no era así de sencillo.

— ¿Cómo reaccionan los estudiantes cuando abordan textos de Perón? Porque uno de los mitos es que el peronismo era pura acción, sin reflexión.

— Perón era un militar y los militares tenían un rol intelectual. Además Perón daba clases en la Escuela de Guerra. Tenía muchas nociones de historia, era una persona muy formada. Además se mira esto como si el peronismo solo hubiera resuelto demandas determinadas y momentáneas, y en realidad mientras que Evita se estaba dedicando a responder a esas problemáticas, Perón estaba pensando el rol de Argentina en el mundo, la estrategia para poder desarrollar al país, Argentina potencia era una idea que él quería llevar adelante. Y desde el primer momento, desde el 43, se buscó crear grupos para trabajar y pensar la estrategia. De hecho se generó la estadística para poder entender cuál era la realidad del país y poder actuar sobre ella. Perón realmente tenía una visión de país, y cuando uno empieza a tirar de las cuerdas de esas cosas que todavía nos destacan encuentra sus orígenes en aquella primera década. Desde la energía nuclear hasta las escuelas y las universidades técnicas. No se pensaba solamente en responder a las problemáticas y los derechos de los trabajadores, y el Estado estaba respaldando eso, pero además estaba pensando cómo hacer que la Argentina toda tuviera un rol diferente en el mundo.

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— ¿Qué deberían tomar de esa experiencia las mujeres?

— Bueno, primero tomarla, justamente. Conocerla porque lejos de pensar que uno está empezando de cero, cuando uno siente la historia y la implicancia histórica de sus acciones, cuando sabe de dónde viene la mujer en Argentina construyendo su rol político, tiene más fuerza, tiene más argumentos, tiene más potencialidad. Lo otro es pensar que para que las mujeres estemos mejor es necesario que esté mejor el conjunto de la sociedad y los trabajadores y las condiciones laborales; no se puede pensar aisladamente. El Partido Peronista Femenino fue una forma de organización de las mujeres peronistas, pero cumplía un rol y tenía una función de formación política y de buscar mejorar la situación de los trabajadores en su conjunto y tenía una visión de país. Tanto Evita como Perón querían la igualdad, no preguntaban el sujeto de esa igualdad. Si una mujer sufría una injusticia, eso no podía ser. Si un trabajador sufría una injusticia, eso no podía ser. Si un adulto mayor, un viejo, un jubilado, sufría una injusticia, eso no podía ser. La pregunta no era quién, la pregunta era sobre la desigualdad, sobre la injusticia. Y sobre eso trabajaba el peronismo con organización y con políticas para lograr igualdad y justicia social.

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