Leonora Djament: “Editar es intervenir en los debates contemporáneos”

Editora de gran trayectoria, hace más de una década que está al frente de Eterna Cadencia. En esta entrevista, cuenta los secretos de su profesión y las estrategias que una editorial pequeña debe desarrollar para seguir adelante con su proyecto

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Leamos - Leonora Djament

En su segundo año de charlas y actividades, Experiencia Leamos busca renovar los temas e interlocutores para enriquecer los debates que se generan en torno a los libros y la edición digital. El nuevo ciclo Leamos en el ecosistema editorial invitará a conversar con editores/as, investigadores, y otros referentes del mapa editorial, para junto a ellos, pensar el presente –y si fuera posible, avizorar el futuro– de una industria que indefectiblemente compite con otros consumos culturales o de entretenimiento, como la música, el cine, las series, los videojuegos.

Esta semana tuvo lugar la primer charla: recibimos a Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia Editora, con la moderación de Natalia M. Ginzburg. Licenciada en Letras y docente (UBA, Universidad Diego Portales y Universidad San Andrés), Leonora Djament trabaja en el sector editorial desde 1996, como editora de las líneas de ensayo en Alfaguara; entre 2000 y 2007, se desempeñó como directora editorial de Grupo Editorial Norma, y desde entonces, hasta la actualidad, es directora editorial del sello Eterna Cadencia Editora.

Con ella se abrió el juego de este nuevo espacio en Experiencia Leamos para pensar y hablar sobre los catálogos disponibles en Leamos.com, sus autores, públicos a los que van dirigidos, y a través de ellos, el presente de una industria de importante tradición en la Argentina, hoy sometida a los embates (y oportunidades) de las nuevas tecnologías y la globalización. Los siguientes son fragmentos de la conversación, que puede verse completa en el sitio Experiencia.Leamos.com.

Leonora Djament
Leonora Djament

--¿Te parece que la pandemia llevó a los editores ­–y otros actores del ecosistema– a tener que enfrentar cambios que resistían o estaban en piloto automático?

--Siempre digo que el paso por editoriales como Alfaguara me permitió analizar el negocio y tomar las mejores herramientas. Uno de los grandes temas de las editoriales es la fragilidad. Considero que es una industria absolutamente frágil: tanto financiera como económicamente, pero sobre todo porque no sabemos qué y cómo se va a vender cada libro. No hay reglas ni fórmulas. En América Latina, además de la fragilidad propia del sector, tenemos la fragilidad de nuestras economías, que dificultan, por ejemplo, los compromisos en otras monedas... No diría, sin embargo, categóricamente que es un ecosistema conservador: ¡es tan rico y complejo el sector editorial! No hay respuestas unánimes. Seguramente los grandes grupos habrán repensado. A las editoriales independientes seguramente nos empujó a terminar de avanzar o decidir algunas cosas. De hecho, hay muchas editoriales nuevas, chicas, que ya están pensando la edición de otra manera, y están dando un dinamismo (más allá de la pandemia) sumamente interesante, por destacar un aspecto: la asociatividad, uno de los vectores que reúne a la edición independiente. La otra editorial no es mi enemiga. Se piensa de un modo asociativo, solidario.

--¿Leyendo los títulos de su catálogo, que incluyen nombres como la chilena Nona Fernández, la mexicana Margó Glantz, el boliviano Maximiliano Barrientos o clásicos latinoamericanos como Juan Carlos Onetti o Augusto Roa Bastos, ¿se sienten más una editorial argentina o latinoamericana?

--¡Depende los meses! Y aparte están las traducciones. Hay años que pesan más las traducciones y decimos “No somos solo una editorial que traduce”; hay años que pesan más lo argentino o latinoamericano... Entonces, yo diría que no importa la lengua ni el país de origen: nos interesan determinadas cuestiones en relación con el ensayo y la ficción, debates que esperamos nuestros libros aporten al presente y no importa en qué país nace. Para mí editar es intervenir en los debates contemporáneos.

>>> Leé Una casa en llamas, de Maximiliano Barrientos

--¿Cómo se plantearon el desafío ante la llegada del libro electrónico, nuevas plataformas y modelos de negocio?

--Al poquito tiempo de empezar, en una Feria de Guadalajara, escuché una frase de un Ceo: “No sabemos qué pasar, pero si esto funciona, no podés llegar tarde”. Me quedó tan grabada esa frase que dijimos “Vamos para adelante”, sin saber bien cómo se hacía, incluso no siendo yo lectora en ebook. Así que desde temprano avanzamos: lo hicimos y hacemos como podemos, pero estamos en todas en las plataformas y también produjimos audiolibros. Es un mundo nuevo.

--¿Un adelanto de lo que viene en 2021 en Eterna?

--Recapitulando, en febrero publicamos Lo que vendrá, intervenciones críticas de Josefina Ludmer sobre literatura latinoamericana, que estaban dispersas, al cuidado de Ezequiel De Rosso; en marzo lanzamos la nueva novela de Jorge Consiglio, Sodio (presentada en Experiencia Leamos); en abril sale una nueva edición de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, traducido por Jorge Fonderbrider; vamos a publicar las cartas de Theodor Adorno y Walter Benjamin, agotadas en la Argentina, una nueva traducción, con epílogo de Beatriz Sarlo; y un nuevo libro de la norteamericana Lydia Davies: un libro de ensayos donde reflexiona sobre su escritura y la escritura en general, sus influencias.

>>> Leé Sodio, de Jorge Consiglio

Ver la entrevista completa.

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