"Quiero sacarme una selfie con los cuatro al final de la nota!", pide Carlos Cuevas Sisó delatando esa clase de asombro "que me aborda a cada instante desde que pisé vuestra tierra. Resultan increíbles las historias relacionadas a Merlí que vengo escuchando acá.
El hecho de que ustedes, el fotógrafo y el periodista de GENTE, vengan a entrevistarme con sus hijas, y por pedido de ellas, demuestra que esta serie ha atravesado las generaciones", enfatiza. Y continúa:
"Si en 2020 retornaremos con un spin-off se debe en gran parte a este suceso en Latinoamérica. Merlí ya estaba muerta y enterrada. Vuestro público la revivió", remata su entusiasmado monólogo de Cuevas Sisó (nacido el 27 de diciembre del '95; catalán y uno de los protagonistas centrales de la serie española que conquistó al mundo hispanoparlante a lo largo de tres temporadas y 40 episodios).
Y lo hace durante su paso por la Argentina, adonde vino a relanzar Cuando fuimos los peripatéticos –la novela de Héctor Lozano en que se basa la serie– y anunciar el inicio del rodaje de Sapere Aude (locución latina del filósofo Immanuel Kant que significa "atrévete a saber" o "ten el valor de usar tu propia razón"): el spin-off creado a partir de las vicisitudes del profesor de Filosofía interpretado por Francesc Orella.
–Puede creer que se trata de una cuestión generacional, pero usted, su juventud y demás, le aseguramos, también inspiraron a que las chicas nos acompañaran.
–(Risas) Gracias. En Europa me he encontrado con ciudadanos de América que me hablaban de la serie, pero hasta llegar acá no entendía semejante suceso. Es mi primera vez en el Sur de este continente y me ha sorprendido el cariño de la gente. Los admiradores se me acercan con cuidado. Ustedes son efusivos, pero también educados. En España no somos ni tan efusivos ni tan educados. También me atrapa la atención que aparte de "Pol Rubio" me llamen "Carlos" a secas… Igual, yo siempre me giro.
–¿No será que se parecen? ¿Carlos es frío, violento, orgulloso, altivo, manipulador, creído y seductor como Pol?
–Lo de seductor no me corresponde a mí responderlo. En cuanto al resto, somos muy diferentes. Pol es el malo de la clase y yo siempre fui el bueno, el responsable, el tranquilo, el que escucha a sus amigos. Rubio podría ser mi parte más gamberra, festiva e irascible, pero yo estoy compensado. Carezco de sus puntos elevados de carácter.
–Empezó en publicidad a los cinco años, llegó al cine y a la tele en 2002. Ha participado en doblajes. A los nueve descolló desde el culebrón Ventdelplà, y no paró, incluso integrando elencos teatrales. Hasta que se estrenó Merlí en el '15 y usted explotó… ¿Cómo y por qué terminó actuando?
–No tengo familiares dedicados a la actuación. Fue aleatorio, azar absoluto. Mi madre (Loreto) posee una panadería y mi padre (Carlos) es empresario. Hay una hermana (Ana) que estudia Logopedia (fonoaudiología), pero es más pequeña. Yo participaba de forma extraescolar en las clases de teatro del colegio. Cierto día vinieron por un niño para una película y me escogieron. Descarado y desvergonzado como soy, la cosa inició en forma de juego divertido. Pasa que comencé a trabajar y a aprender con actores notables y pronto descubrí una profesión. Nunca llegué a imaginar qué deseaba ser de mayor: si bien estudié Literatura, siempre me sentí actor.
–¿Quiénes son sus referentes?
–Intento que los mejores. Mi mamá solía repetirme: "Si estudias para un 10, te sacarás un 8; si estudias para 5, te sacarás un 3". Hay que ir por la excelencia, luego se verá. Marlon Brando, Laurence Olivier. Daniel Day-Lewis, Sean Penn, Al Pacino, Leonardo DiCaprio, Robert De Niro… Y apunta a Meryl Streep, por favor. Me gusta ver a los grandes y acercarme lo máximo posible a ellos. Y si de creaciones que me movilizaron fuerte se trata, entre otras menciona dos películas fascinantes: Magnolia y Cinema Paradiso.
–¿Series? No vale Merlí.
–Soy un loco de Game of Thrones y me ha sorprendido Big Little Lies, con Nicole Kidman. Y antes de que consultes, te cuento que aún me falta ver La Casa de Papel. Lo haré. Hoy, por falta de tiempo, no pongo series largas; opto por miniseries, documentales y bastante cine. Uso mucho el iPad. Prefiero imágenes en grande, no por celular.
–¿Cómo se lleva con las redes sociales?
–Si bien entiendo que forman parte de nuestra profesión, no me caen bien. Se las suele usar desde un lugar frívolo. Convivo con ellas e intento que no me afecten. En nada me mueve el ego mi número de seguidores. Puedo subir una foto en vacaciones, pero por lo general mi familia y mis relaciones sentimentales no quedan expuestas allí. No me va que nadie controle mi vida privada.
–Sin intentar controlarla, no se le ha conocido pareja desde su paso por Merlí…
–Estoy soltero. De tener pareja, la escondería… Mejor dicho, la protegería. Mi vida personal es mía, no de interés general. Aparte, hoy las relaciones van y vienen, no son para siempre. Si se terminan y las expusiste es como imprimirte un tatuaje: queda ahí, como todo lo de la web.
–Un dato, curioso al menos, es que sigue en Instagram a Eva De Dominici, una de nuestras más bellas actrices… ¡pero ella no lo sigue a usted!
–Has investigado, amigo (carcajada). Vi una peli suya en España, me pareció buena actriz y le di un like sin más… sin más.
–¿Es coqueto?
–Seee. Cuando trabajo me olvido del mundo, pero en mi vida personal me gusta verme bien. Estoy a la moda, sin atarme a marcas. Mi estilo es normal, tirando a cómodo. Me aburre ir a comprar ropa. Llegan a casa paquetes con regalos que los actores no pedimos, y los uso. Entretanto, me cuido: soy nervioso, me la paso pensando, tengo problemas de sueño y necesito cansarme. Entonces acudo al deporte. Voy al gimnasio, corro y levanto peso. Claro que cada verano intento consumar mi viaje preferido, el de surf: ya conocí las olas de la Costa Oeste de los Estados Unidos, Costa Rica, Panamá e Indonesia.
–¿Qué idiomas habla?
–Español, catalán e inglés.
–¿Ya recibió ofertas?
–Hay de la Argentina, de algunos lugares que nunca hubiese pensado que llegarían, de México…
–Merlí supo lanzarlo internacionalmente. ¿Lo seduce la idea de que esos viajes que empezaron en los AVE (ferrocarriles de Alta Velocidad Española) entre Barcelona y Madrid, finalicen en Hollywood?
–No me lo planteo. Te comentaba antes que me gusta mirar lejos, a los mejores, pero a la hora de trabajar prefiero avanzar paso a paso. Ahora, si llega a suceder, que nada pierda su gracia. Adoro las sorpresas.
–¿Se siente más cerca de Javier Bardem o de Antonio Banderas?
–¡Ostras! ¡De ninguno! Son dos monstruos que admiro, si bien me interesa mucho Javier.
–¿Usted es catalán, verdad?
–Sí, de Montcada i Reixac, un pequeño pueblo de Barcelona.
–¿Se considera una persona agradecida?
–Intento. ¿Por?
–Todavía no nos agradeció por Messi.
–Ciiiiierto. ¡Perdón! Mil gracias. Soy muy feliz. Nos cambió la historia. Hay un antes y un después a partir de él. Superamos al Real Madrid. Una era dorada maravillosa la suya… Debo agradecerles por Lionel, obvio. Pero también caí rendido ante Ficciones, el libro de cuentos de Jorge Luis Borges. Y, lógico, muero por el dulce de leche, la carne y la milanesa. Así que gracias por todo, en serio (se persigna y se despide).
Por Leo Ibáñez.
Fotos: Fabián Uset, RF Prensa & Comunicaciones, Netflix y Silvia Cárcano.
Agradecemos a Raquel Flotta, la asistencia periodística de Lola Ibáñez Ocampo y fotográfica de Camila Uset, y la hospitalidad de Dazzler Polo Hotel.
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