La industria militar española ultima los preparativos para su principal evento a nivel nacional: la feria de defensa y seguridad Feindef. Esta cita bianual, que al igual que sus tres ediciones anteriores se llevará a cabo en el complejo ferial de Madrid, entre el 12 y el 14 de mayo, no solo es el principal escaparate para las empresas locales del sector sino también para aquellas compañías internacionales que pretenden cerrar acuerdos comerciales con el Ministerio de Margarita Robles. Frente al nuevo contexto de rearme europeo y la promesa de un mayor gasto en defensa por parte de Pedro Sánchez, la exhibición de este año, aseguran sus organizadores, contará con el mayor número de empresas extranjeras hasta la fecha. Si bien serán más de 160 los expositores que provengan desde más allá de las fronteras españolas, todas las miradas estarán centradas en aquellos que ostenten la bandera de Turquía, el nuevo socio de la industria armamentística de España.
Uno de ellos será el de Turkish Aerospace Industries (TAI), compañía que aterrizará en Madrid para mostrar las bondades de su avión Hürjet, modelo que es el favorito del Gobierno para convertirse en la aeronave en la que se formen los pilotos de combate del Ejército del Aire de cara al futuro, en reemplazo de los vetustos F-5. Poco más de cuatro meses después de que Defensa acordara con la representante del Gobierno turco trabajar conjuntamente para “desarrollar un sistema de entrenamiento avanzado para pilotos de caza”, en las últimas semanas distintas comitivas de TAI han visitado las instalaciones que Airbus posee en España, con el objetivo de estrechar lazos industriales. Estos encuentros han tenido lugar después de conocerse el interés del Ejecutivo de involucrar al gigante aeroespacial europeo en el proyecto del nuevo avión entrenador.

No obstante, TAI no es la única empresa turca que estará en Feindef. Previsiblemente, el fabricante de tanques y vehículos de combate Otokar también dirá ‘presente’ en la feria de armamento española. El pasado febrero, en el marco de otra cita internacional del sector militar esta vez en Abu Dabi, en los Emiratos Árabes, Indra selló un acuerdo de cooperación con esta empresa turca, con el propósito de “explorar nuevas oportunidades en el ámbito de los sistemas terrestres”, a partir de los conocimientos de ambas compañías. Este acuerdo se da en momentos en que la compañía liderada por Ángel Escribano está decidida a convertirse en el gran referente nacional del desarrollo de blindados y vehículos militares, ambición que incluso la ha llevado a enfrentarse con la estadounidense General Dynamics, actual propietaria de Santa Bárbara Sistemas y de la que rechaza desprenderse.
Pese a estos nuevos y prometedores acercamientos, las industrias militares de España y Turquía no son unas completas desconocidas y ya han trabajado juntas, por ejemplo, en proyectos navales de envergadura. De hecho, el primer portaaviones de la Marina turca, el TCG Anadolu, está basado en un diseño de Navantia: el LHD Juan Carlos I de la Armada. La colaboración entre el astillero turco Sedef, responsable de la construcción de la embarcación, y la asesoría de la empresa pública española fue tan exitosa que, al poco de entrar en servicio el buque, Recep Tayyip Erdogan anunció el interés por fabricar una segunda unidad. En este sentido, en su visita a Madrid, el pasado verano, Sánchez y el mandatario turco coincidieron en la necesidad de fortalecer los vínculos en materia de la industria de defensa.

Alianzas más allá de España
Sin embargo, España no es el único país europeo con el que Ankara busca hacer negocios militares. Este marzo, el gigante de la defensa italiano Leonardo y el fabricante de drones militares turco Baykar acordaron crear una empresa conjunta, con sede en Italia, para desarrollar sistemas aéreos no tripulados, un mercado que se espera alcance los 100.000 millones de euros en los próximos diez años.
Para la académica Valeria Giannotta, experta en la política y las relaciones internacionales de Turquía, estas alianzas industriales se dan en “un momento crítico para Occidente”, en el que los países europeos, en este caso España e Italia, precisan “ganar autonomía frente a los proveedores tradicionales como Estados Unidos e Israel”. Allí es donde el entramado industrial turco tiene mucho que ofrecer, convirtiéndose en “un actor clave” ante la necesidad de rearme de la Unión Europea. Con estas mismas alianzas, explica Giannotta, el Gobierno turco lograría penetrar “aún más en el mercado (europeo) e impulsar así una mayor integración regional”. “Turquía podrá producir en el corazón de Europa”, destaca.
“Ankara ha demostrado en varias ocasiones ser un socio fiable para la UE, por ejemplo, en el llamado ‘acuerdo sobre refugiados’, firmado en 2016; o los esfuerzos de mediación más recientes en el conflicto entre Rusia y Ucrania”, señala la experta. “Además, como segundo mayor ejército de la OTAN, Turquía es el principal baluarte contra las amenazas y desafíos procedentes de los flancos oriental y meridional de la alianza; de ahí que ya se haya distinguido por sus esfuerzos e inversiones como proveedor de seguridad”, subraya.
Una sólida industria militar
Como miembro de la OTAN, desde 1952, Turquía ha construido todo su sistema de defensa basándose en la estructura de seguridad del Atlántico Norte. Desde finales de la década de 1960 y, más aún, con la invasión de Chipre en 1974 y los consecuentes embargos de armas y sanciones, el país comenzó a trabajar para lograr una autosuficiencia en el sector de la defensa.

En los últimos 20 años, con la participación del sector privado en estas iniciativas lideradas por el Estado, las exportaciones de armas de Turquía aumentaron un 106% del período 2014-2018 al período 2019-2023, de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés). “La industria de defensa turca ha reducido su dependencia de proveedores extranjeros, aumentando su autosuficiencia en productos de defensa, lo que ha convertido al país en un exportador mundial de armas en rápido crecimiento”, apunta Giannotta.
Las tres empresas armamentísticas más importantes de Turquía figuran entre los 100 productores de armas más grandes del mundo y escalan a gran velocidad en la clasificación año tras año. Aselsan, en el puesto 54, responde principalmente a las necesidades de las Fuerzas Armadas turcas; mientras que las ya mencionadas Baykar (69) y TAI (78) están centradas en la exportación. En este sentido, según el SIPRI, la participación del país en las exportaciones de armamento a nivel mundial aumentó del 0,7% al 1,6% entre los últimos dos lustros, lo que ha convertido a Turquía en el 11º mayor vendedor de armas del planeta.
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