Los anacardos son uno de los frutos secos más consumidos en España, pues gracias a su sabor han conseguido ganarse un hueco en la despensa de muchas personas. El impresionante perfil nutricional de estas nueces de la India, como también se les conoce, les convierten en un alimento ideal para incorporar en la dieta diaria, como indican los profesionales de la Fundación Española de Nutrición (FEN).
Sin embargo, estos frutos secos también presentan ciertas contraindicaciones que son importantes a tener en cuenta, especialmente por ciertos sectores de la población con algunas condiciones médicas.
Beneficios de los anacardos para la salud
Los anacardos son una fuente excelente de grasas saludables, principalmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, que contribuyen a la salud cardiovascular al reducir el colesterol LDL (“malo”) y aumentar el colesterol HDL (“bueno”). También son ricos en magnesio, fósforo, zinc, cobre, hierro y vitaminas del grupo B, esenciales para la función celular y la salud ósea
Según la FEN, el consumo regular de frutos secos, incluidos los anacardos, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a su contenido en ácidos grasos saludables, antioxidantes y compuestos que favorecen la elasticidad de los vasos sanguíneos y reducen la inflamación. Sus antioxidantes como el selenio y la vitamina E, que ayudan a combatir el estrés oxidativo, un factor relacionado con el envejecimiento y diversas enfermedades crónicas.
A pesar de ser altamente calóricos, los anacardos pueden ayudar en el control del peso al promover la saciedad. Sus proteínas y grasas saludables contribuyen a una sensación de saciedad prolongada, reduciendo el consumo de alimentos en exceso. Su contenido en magnesio y fósforo es esencial para mantener huesos fuertes y el correcto funcionamiento muscular y nervioso. Además, el cobre presente en estos frutos secos ayuda en la producción de colágeno y elastina, importantes para los tejidos conectivos.
Contraindicaciones de los anacardos
Los anacardos son un alérgeno común y pueden desencadenar reacciones graves en personas sensibles, incluyendo anafilaxia. Por ello, quienes tienen antecedentes de alergias a frutos secos deben evitarlos para no sufrir de esta reacción alérgica.
Su contenido en oxalatos también les convierten en un alimento de riesgo para algunas personas, ya que estos compuestos que pueden contribuir a la formación de cálculos renales en individuos con cierta predisposición. Por esta razón, quienes tienen problemas renales deben consumirlos con precaución.
Aunque los anacardos tienen grasas saludables, su alta densidad calórica puede ser contraproducente si se consumen en exceso, especialmente en personas con dietas hipercalóricas o problemas de control de peso.
Es importante tener en cuenta que los anacardos crudos contienen urushiol, un compuesto químico también presente en la hiedra venenosa, que puede causar irritaciones en la piel y mucosas si no se procesan correctamente. Por eso, los anacardos que se venden comercialmente están siempre cocidos o tratados.
Para disfrutar de sus beneficios y minimizar los riesgos, desde la FEN se recomienda consumir los anacardos con moderación, cuya ración diaria típica equivale a 28 gramos (aproximadamente un puñado pequeño). Es también preferible elegir versiones naturales, crudas o ligeramente tostadas, evitando aquellas con exceso de sal o aditivos.