La confesión de Renée Zellweger: Hollywood dudó de su éxito por no ser “voluptuosa”

La actriz recordó cómo enfrentó dudas sobre su imagen mientras celebraba la nueva etapa de un personaje que la acompañó en sus momentos más decisivos

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La intérprete detalla que su regreso reciente ocurrió tras reencontrarse con una vida más tranquila junto a su pareja Ant Anstead durante la pandemia. (TPX IMAGES OF THE DAY)

Renée Zellweger, dos veces ganadora del Óscar, recordó los desafíos que vivió al inicio de su carrera y cómo su imagen física fue cuestionada en repetidas ocasiones por ejecutivos de la industria. En una conversación reciente en Londres, la actriz confesó que le dijeron que “no era lo suficientemente voluptuosa” para convertirse en una estrella, una frase que la acompañó durante años y que contrastaba con su ascenso meteórico en Hollywood.

A sus 56 años, y pese a su vasta trayectoria, admitió que aún se siente ansiosa al hablar de temas relacionados con Bridget Jones, el personaje que marcó profundamente su carrera.

La actriz regresó al Reino Unido para celebrar el éxito de Mad About the Boy, estrenada en febrero y convertida en la película británica más vista del año, con 46,4 millones de libras recaudadas solo en cines del país. Con este regreso triunfal, también inauguró una estatua de bronce a tamaño real de Bridget en Leicester Square, donde ahora comparte espacio con figuras emblemáticas del cine británico.

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La protagonista explica cómo las críticas sobre el peso de Bridget Jones respondían al contexto del “chic de la heroína” y a los estándares de belleza de la época. REUTERS/Elijah Nouvelage

El inicio difícil y el escrutinio constante

Aunque Bridget Jones es hoy un personaje de culto, sus inicios en el cine estuvieron marcados por polémicas y críticas. Zellweger recordó cuando, a los 32 años, fue enviada de incógnito a trabajar en la editorial Picador, donde Helen Fielding desarrollaba el universo literario de Bridget. Su tarea consistía en recortar toda mención de la autora en la prensa, y fue ahí donde encontró un artículo que la describía como una “comediante texana de mala muerte” elegida para encarnar a un ícono británico. Guardó el recorte, tal como se le indicó, sin imaginar que ese episodio quedaría grabado en su memoria.

A pesar de los premios Óscar y Bafta obtenidos posteriormente, Zellweger vivió varias ausencias prolongadas del cine. Tras Judy en 2019, desapareció de la pantalla grande durante seis años, en parte debido a la interrupción de su gira promocional por la pandemia de COVID-19. Esa pausa la llevó a adoptar un estilo de vida más tranquilo junto a su pareja, el presentador Ant Anstead, además de enfocarse en proyectos personales como jardinería, escritura musical y estudios de derecho internacional.

La actriz explicó que esos años de calma le hicieron notar que llevaba demasiado tiempo repitiendo los mismos patrones laborales. Durante más de una década, había encadenado proyectos sin descanso, pasando de la preproducción de una película a la posproducción de otra, sin tiempo para adquirir experiencias de vida fuera del set.

Zellweger señala que el público
Zellweger señala que el público se identificó con Bridget Jones debido a sus vulnerabilidades y temores, elementos centrales en la evolución del personaje.

Presiones sobre la imagen y el impacto de Bridget Jones

Zellweger afirmó que desde el principio sintió que ciertos sectores de Hollywood estaban incómodos con su éxito. Escuchaba comentarios constantes sobre su apariencia, especialmente en reuniones de peluquería y vestuario, donde se debatía cómo “compensar” lo que algunos consideraban una falta de cualidades físicas tradicionales de una estrella. En una de esas ocasiones, llegó a escuchar que no era suficientemente voluptuosa, un juicio repetido que marcó sus primeros años en la industria.

Por eso, cuando surgieron críticas sobre su físico al asumir el papel de Bridget Jones, no le sorprendieron. Para ella, ese escrutinio había comenzado mucho antes, incluso en comerciales donde creía que otra actriz “más guapa” merecía el papel. Interpretar a Bridget fue liberador: por primera vez, podía encarnar a un personaje imperfecto, con maquillaje caótico y atuendos poco favorecedores, sin la presión de lucir impecable.

La actriz recordó que, tras el estreno, muchas personas se acercaron a ella para decirle “soy Bridget Jones”, identificándose con las inseguridades y vulnerabilidades del personaje. Para Zellweger, la conexión del público no tenía que ver con el peso —un tema a menudo malinterpretado—, sino con el diálogo interno que muchas personas enfrentan respecto a su propia apariencia.