"Tenemos un rol del liderazgo", asegura Diego Bekerman, Director General de Microsoft Argentina. La pregunta sobre qué representa hoy el gigante del software global en el mundo digital es pertinente, más allá de que se esté frente al máximo ejecutivo local de una de las compañías madre de la informática moderna, la misma que fundó Bill Gates en 1975 y que reinó en su rubro por décadas.
"Qué reina aún", bien podría retrucar Bekerman, quien sabe que por estos días los liderazgos se redefinen casi a diario y nuevas compañías -desde Google y Amazon, hasta Facebook y Whatsapp, y cualquier startup que pueda nacer ahora- son una competencia real y una amenaza permanente. Pero Microsoft sigue, reconfigurado y con un modelo que se aggiornó. ¿Alguién podría pensar hace algunos años que la empresa de Gates iba a dejar de vender licencias para abrazar el cloud computing, la tan mentada "nube"; o que iba a hablar de impulsar a la comunidad open source? Todo eso y más hace esta compañía, que si bien no brinda datos desagregados de su facturación en el país, asegura que su ecosistema de negocios le aporta a la economía argentina unos $45.000 millones por año.
"Nuestra historia es joven, pero tiene madurez para las empresas que operan hoy en el ámbito de la tecnología. Tenemos 43 años y nuestro ADN es el de una compañía que aprende todo el tiempo. Tenemos una misión que habla de empoderar a individuos y organizaciones del planeta a lograr más. Se ve continuidad y un factor común que es democratizar el acceso a la tecnología y hacer del mundo un lugar mejor", define Bekerman, licenciado en Administración de Empresas de la UBA y con 14 años de trayectoria en Microsoft, donde hasta 2015 fue director de Marketing y Operaciones.
– ¿Cómo va a ser el 2018 para la compañía en la Argentina?
– Está siendo un excelente año en términos de crecimiento. Crecemos a más que doble dígito. Los negocios en la nube ya son el 50% del total, cuando hace tres años sólo representaban el 12%. Se duplican todos los años. El segmento "Colaboración" también crece de forma acelerada. Principalmente vemos Inteligencia Artificial, proyectos transformacionales y lo que llamamos Escenarios de gestión de relaciones, con foco en consumidores, clientes y ciudadanos. Es lo que más crece. Hay optimismo en invertir en tecnología para reducir costos, para escalar a nivel global o para crecer más aceleradamente.

-Pasaron recientemente por momentos de fuertes cambios. De vender licencias de software a hacer negocios en la nube, por mencionar sólo un ejemplo. ¿Cómo fue ese proceso?
– Queremos ser el socio en transformación digital de las empresas y muchas veces terminamos contando nuestra propia transformación. Es un proceso que llevó cinco o seis años. Cambiamos la misión de la compañía, también los pilares y la cultura. Hoy nos definimos como una cultura que todo el tiempo aprende, que es un equipo. A partir de redefinir eso, cambiamos la forma en la que se evalúa a la gente, cómo se definen los proyectos y cómo invertimos. Somos más abiertos, abrazamos a la comunidad open source e hicimos partnerships con compañías con las que no nos habíamos relacionado en pasado…
– Algo casi impensado si se mira la historia de Microsoft.
– El mundo está cambiando. Hemos sido optimistas, nos anticipamos y entendimos que la innovación es abierta y contributiva. A veces competís y a veces sos socio de otras empresas. Tenemos equipos multidisciplinarios y operamos regionalmente con un gran ecosistema. Nos enfocamos en ayudar a nuestros clientes a abrazar la inteligencia artificial.
– ¿A nivel local cómo se da ese proceso?
– Los lineamientos son los mismos, pero los tiempos son diferentes. El cambio local lleva tres años de desarrollo. Somos parte de una corporación que cambió la misión y su cultura.
– ¿Cuál es ahora la nueva misión de Microsoft?
– Antes era "realizar el potencial" y ahora es "empoderar a corporaciones e individuos a lograr más". Antes, la cultura hablaba de "grandes objetivos" y ahora de lo que se llama el growth mindset, algo así como aprender todo el tiempo de los demás. Menos de diferenciarnos y compararnos y mucho más de trabajar como un equipo. Nos replanteamos cuál es nuestro lugar en el mundo. Redefinimos el trabajo con los clientes y el ecosistema de socios. Una transformación y evolución muy grande, sin abandonar nuestro origen.
– ¿Hoy todo pasa por la nube para Microsoft?
– Estamos muy enfocados a la nube y eso también fue un cambio fuerte. La nube es un gran habilitador: entrega un gran procesamiento de datos a bajo costo y a alta escala. Antes vendíamos contratos, hoy vendemos servicios, suscripciones y proyectos asociados al aprovechamiento de esa nube.

– ¿Cambiaron el foco de los clientes también? ¿Más pymes y menos corporaciones?
– Más que a segmentos, estamos enfocados en quiénes están dispuestos a invertir en proyectos. Muchos de los contratos que cerramos no vienen del presupuesto de Tecnología. Están financiados por Marketing o Manufactura, por ejemplo. Las líneas de negocio están invirtiendo en tecnología para optimizar, transformarse y servir mejor a clientes y consumidores. Más allá del tamaño de las empresas, o de si son privadas o públicas, miramos el potencial que tienen para invertir en proyectos asociados a transformación digital.
– ¿Qué costos promedios pueden alcanzar esos proyectos?
– Es difícil ese cálculo, hay muchas variables. Por ejemplo, una pyme puede transformar la manera en la colabora, sacar sus servidores para ir la nube y usar para trabajar y "conversar" en equipo a herramientas como Skype y Office 365, por unos $25.000 por mes.
– ¿Cuánto facturan a nivel local?
– Damos un número del nuestro ecosistema, que aporta a la economía unos $45.000 millones por año. Somos un grupo de gente que trabaja con 5.000 socios de negocios, pymes y grandes empresas, y 1.500 emprendedores, que dan servicios, desarrollan tecnología, crean nueva propiedad intelectual. Ese es el impacto de nuestro ecosistema.
– Como casi todas las empresas tecnológicas se zambulleron al mundo de la Inteligencia Artificial (IA). ¿Por qué?
– Somos muy optimistas sobre IA. Creemos que llega para enriquecer y agrandar el ingenio humano, para amplificar nuestras capacidades. Pero hay que gobernarla con ética. No discutir si se puede usar, sino hablar de en qué se la va a usar. En Argentina tenemos varios proyectos en marcha. Chequeado.com la usa para hacer el trabajo más fácil indexando grandes volúmenes de información y encontrando patrones y tendencias. El INTA usa modelos de aprendizaje automática. O un partner nuestro del sur que exporta su tecnología, trabaja con flotas de mercaderías sensibles. Hace lecturas muy finas de suelo y caminos y asesora a los conductores sobre cómo tomar una mejor ruta según la carga que llevan, para protegerla mejor.
– ¿IA ya impacta en los ingresos locales?
– No hay una medida aún. La nube es 50%. Un 30% de eso está vinculado con patrones de datos, modelo de datos y analítica. Es el área que más va a crecer en los próximos años. Sólo este año el negocio de IA se va a triplicar y el total de nube va a crecer 70%.
– ¿Por que se enfocaron en IA para el agro?
– En agro en particular, además de INTA, trabajamos con Tambero, que analizan animales que producen leche. Kilimo usa IA y grandes volúmenes de datos para determinar mejor el riego en cada parcela. El agro consume mucha tecnología porque las decisiones que toma están muy basadas en los datos. Con la captura de datos y la posibilidad de procesarlos en tiempo real, el agro se vuelve en un gran consumidor de proyectos de IA porque mejora los rindes y elimina costos incensarios, por eso el Agtech está en muy boga.

– ¿Qué otros sectores locales están bien posicionados?
– Hay un par de sectores con cosas innovadoras que permitan exportar. Agro, energías renovables, industrias del conocimiento y, con las nuevas reglas de Banco Central, vamos a ver mucha inversión en el sector financiero. Estamos un poco atrás del mundo, pero vamos a hacer un rápido catchup innovando y exportando conocimientos.
– Sigue habiendo carencias de profesionales informáticos para la industria. ¿Está mal abordada esa temática desde el sistema educativo?
– Hay más claridad en lo que queremos hacer. Y más asociaciones público- privada: planes nacionales como el Plan 111 Mil, o Potenciate y la nueva currícula educativa, en la Ciudad. Hay que trabajar más y más juntos. La necesidad de gente con capacidad está relacionada a hacer crecer industrias basadas en el conocimiento y a dar oportunidades laborales y distribuir más federalmente el trabajo. La oportunidad de Argentina de servir al mundo con talento tiene que ver con acercar a los jóvenes a las ciencias duras. Al final, el trabajo del futuro, que hoy no sabemos cuál es, estará más asociado a la capacidad de aprender, a tener pensamiento crítico y a la lógica. El rol de las empresas privadas es ayudar e invertir, con tiempo y tecnología y dinero, para que el Estado pueda avanzar y que ese sea un diferenciador de la Argentina para crear un futuro sustentable de crecimiento.
– ¿Qué hay que hacer para dinamizar más ese sector?
– Hay oportunidades en mejorar currículas y en acercar en forma creativa la tecnología a los más chicos. No es más aulas virtuales, que muchos colegios ya tienen: eso no es acercar a los chicos, hacerlo es enseñarles para qué se pueden usar esas herramientas. Hay talleres de robótica, conceptos más lúdicos, algunos siguen los lineamientos de una organización mundial que se llama Code.org, de la que somos parte, con la iniciativa "Yo puedo programar", para que los chicos se entusiasmen más con la programación. Hay que meter más cosas a la currícula y contarles a los chicos de qué se trata futuro, pero hoy. No hablarles del trabajo del futuro en 15 años: cuáles son la oportunidades que la tecnología da ahora para que estén más enfocados y con ganas de aprender. Y ahí la cuestión público-privada es fundamental.
– ¿Cómo ves la coyuntura económica argentina?
– Vemos las cosas con optimismo. Estas situaciones de incertidumbre y volatilidad se resuelven trabajando todos juntos en equipo. La incertidumbre no puede ser una variable en la Argentina, hay que incentivar la inversión. Nuestro foco es ayudar a nuestros clientes a eliminar variables que pueden generar incertidumbre y trabajar para que la volatilidad no sea un problema al momento de tomar una decisión de inversión. Nuestra mirada es optimista. Las condiciones que tiene el país para diferenciarse en el mundo, para aprovechar este momento de la tecnología, son espectaculares. Se puede exportar mucho de lo que hacemos, algo que contribuirá a mejorar la empleabilidad y la educación. Tenemos ganas de ser protagonista de un momento cada vez mejor y de un desarrollo de largo plazo para el país.
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