
Los bonos en dólares sufrieron ayer una jornada catastrófica, que no se justifica solo por el nerviosismo desatado alrededor de la guerra de aranceles. Las caídas superaron el 5% en la mayoría de los títulos y el riesgo país subió más de 3%, hasta los 960 puntos básicos. Se acerca así peligrosamente a los 1.000 puntos básicos, un nivel que se había perforado con comodidad el último trimestre del año pasado.
Fue una jornada muy negativa también para las acciones argentinas, con caídas de entre 5% y 6% para la mayoría de las que cotiza en Wall Street. Sufrieron las energéticas por la caída del precio del petróleo, pero también los bancos por la debilidad del mercado de bonos.
Los mercados globales, sin embargo, cerraron con leves bajas luego de una jornada que fue una montaña rusa. Sin embargo, hubo compras puntuales sobre todo en acciones tecnológicas que habían caído muy rápido y eso permitió que el índice Nasdaq finalizara levemente positivo. Los futuros de acciones quedaron en verde para la apertura de mañana, pero habrá que esperar para ver si se consolida la tendencia.
El mercado muestra preocupación por el “crawling peg” del 1% mensual, que entró en zona de riesgo, en un contexto de un aumento de la brecha cambiaria al 25%.
El tipo de cambio también fue afectado por la presión de los inversores. Los dólares financieros llegaron a $ 1.360 y el dólar libre saltó hasta $ 1.345. Fue una respuesta natural tras las depreciaciones que sufrieron la mayoría de las monedas de países emergentes tras el anuncio de aumento de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump.
Ayer incluso el real siguió depreciándose aunque más lento. El dólar saltó desde 5,60 reales a 5,91 en el cierre de ayer, un incremento de 5,5% en menos de una semana. Aunque no está claro hasta dónde puede llegar el rebote, resultó inevitable que el contagio llegara a los dólares financieros a nivel local.
El mercado muestra preocupación creciente por la suerte del dólar oficial, que por ahora el gobierno mantiene con un ajuste de apenas 1% mensual. Sin embargo, este “crawling peg” entró en zona de riesgo, en un contexto de un aumento de la brecha cambiaria al 25%.
No se trata de una situación dramática ni mucho menos, teniendo en cuenta que se trata de un contexto de alta volatilidad y que la brecha llegó a estar en el pasado en niveles superiores al 150%. Pero la expectativa es que el dólar oficial tendrá una suerte de sinceramiento en no demasiado tiempo. El tipo de cambio para fin de año cotiza a $ 1.440.
Otra de las preocupaciones de los inversores pasan por la solvencia de la Argentina, más allá del superávit fiscal que mes a mes muestran las cuentas públicas.
Sin embargo, el castigo a los bonos y la suba del riesgo país reflejan que existen dudas sobre la capacidad del Gobierno de seguir pagando la deuda en el futuro. El acuerdo con el FMI permitirá fortalecer las reservas, pero a esta altura parece difícil que alcance para calmar del todo a los inversores.
Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS, lo expuso así: “Los bonos argentinos en dólares vienen cayendo más que comparables de otros países dado que la situación global actual de volatilidad por aumento de tarifas comerciales de EEUU se suma a la dinámica adversa que muestran los activos argentinos desde los picos de valuación de enero 2025”
“Esto se debe -agregó- a que hay, incluso en la previa a desatarse el conflicto global por aranceles, dudas del mercado respecto a qué implicará en materia de esquema cambiario y acumulación de reservas el nuevo acuerdo de Argentina con el FMI por USD 20.000 millones. La clave pasará por ver qué tanto termina afectando a los flujos de exportación de Argentina la tensión comercial global ya que podría implicar menores flujos, dificultando la acumulación de reservas genuinas”.
La caída en el precio de las principales materias primas por las perspectivas de una posible recesión global viene afectando a los países emergentes, que se verían golpeados por menores ingresos. Este efecto es parcialmente compensado por casi todos los mercados con depreciaciones del tipo de cambio, parecido a lo que ocurrió en Argentina con los dólares financieros.
Pero la mayor preocupación de fondos y bancos de inversión es cómo se las arreglará el Gobierno para fortalecer las reservas y mantener estabilidad cambiaria. La suba del riesgo país complica porque aleja la posibilidad de conseguir financiamiento voluntario, aumentando la dependencia del dinero que preste el FMI, al menos en el corto plazo.
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