
En plena fiesta del mercado montada sobre el ingreso de los dólares del blanqueo, se instaló en los últimos días entre los operadores bursátiles una nueva preocupación con foco en los fundamentos detrás del rally de los últimos meses. La duda es hasta qué punto las fuertes subas vistas en bonos y acciones desde fines de agosto tienen más la característica de una burbuja que de una tendencia basada en fundamentos sólidos.
La inquietud corre tanto para los bonos soberanos como para las acciones, ya que en ambos casos las alzas de las cotizaciones no parecen corresponderse con una mejora de la macroeconomía -poco ha cambiado entre agosto y principios de octubre- ni tampoco, en el caso de las acciones, con una mejora en los balances.
Para el ministro de Economía, Luis Caputo, la mirada es inversa. Según su visión, la suba de los bonos estaba demorada. Es decir, los precios no se habían ajustado a la nueva situación macroeconómica incluso anterior a agosto. En rigor, la cotización de la deuda había reflejado esas mejoras, pero ante la fuerte pérdida de reservas en julio, el riesgo país se volvió a disparar.
Con una dinámica tan positiva como impensada del Banco Central en el mercado cambiario en los últimos dos meses, el entusiasmo se volvió a instalar entre los inversores. A eso se refirió Caputo cuando aseguró que el riesgo país era un “lagging indicator”, es decir, un indicador con rezago que no estaba capturando fielmente foto del momento.
Finalmente, esa foto quedó iluminada por los dólares del blanqueo que permitieron al BCRA comprar divisas y estimularon la inversión en activos financieros. No sólo los bonos, sino también las acciones de empresas locales se beneficiaron de los nuevos flujos. Pero, tras la presentación de balances de muchas de ellas, se instaló el interrogante respecto de la solidez de los motivos de esas subas.

“Realmente hay una burbuja en muchas empresas argentinas, estamos con niveles de actividad espantosos, pero a precios de 2017 con Macri”, afirmó el analista financiero Daniel Osinaga.
A modo de ejemplo, citó el papel de Celulosa: marcó una suba de 65% respecto al año pasado, pero sus ventas cayeron 40%, lo mismo que compañías como Ledesma o Semino, que con ventas 35% y 26% por debajo del año pasado respectivamente, valen 70% más que hace un año en el caso de la empresa azucarera y 200% la molinera.
Aun cuando la evolución de una acción o papel de deuda indica la expectativa futura, el planteo sobre los fundamentos para esas proyecciones tan positivas dado los números actuales de actividad resulta más que atendible.
Lo mismo se plantea para los bonos soberanos. En un informe del Grupo Financiero AdCap, el jefe de Estrategia en Renta Fija, Javier Casabal apuntó que los catalizadores de la suba de los bonos fueron la habilidad del Banco Central de comprar dólares del Régimen de Regularización de Activos, que se potenció con una lectura positiva del dato de inflación de 3,5% para el mes pasado.
Sin embargo, nos inquieta la caída en la suba potencial de los bonos, especialmente sin un cambio fuerte en los fundamentos en el horizonte, que consideramos esencial para cambiar a una perspectiva optimista”, afirmó el analista
Para la consultora 1816, en tanto, se trata de “un rally bien fundamentado” en el que, incluso, los precios de los títulos de la deuda soberana no terminan de reflejar la posibilidad de que el Gobierno recupere el acceso a los mercados internacionales.
A pesar de la reciente baja y de que se encuentra en mínimos de la era Milei, lo cierto es que un nivel de riesgo país por encima de 1.000 puntos básicos hace inviable la mera idea de volver al mercado. Es lo que hace que, al menos por ahora, no queda descartada en las cotizaciones la posibilidad de que el Gobierno deba renegociar voluntariamente los vencimientos.
En cualquier caso, según la consultora, “el mercado la empezó a ver”. Esto, una vez que el Gobierno logró, en una primera etapa, despejar dudas respecto de la sostenibilidad del ajuste y del superávit financiero y, ya en una segunda fase, logró también disipar las dudas respecto de lo monetario y cambiario que aparecieron cuando los dólares dejaron de ingresar al Banco Central.
El blanqueo, admiten en 1816, modificó ese escenario y genera, según su perspectiva, fundamentos sólidos para las subas.
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