Sin acuerdo con el FMI, el Gobierno apuesta a planchar el dólar para evitar un shock antes de las elecciones

La brecha cambiaria ya está por debajo del 55%. La estabilidad cambiaria será un activo clave para que mejore la economía, bajar la inflación y conseguir un efecto positivo sobre los salarios

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Aunque ya era un secreto a voces, Cristina Kirchner se ocupó de poner en blanco que no hay chance alguna de llegar a un acuerdo con el FMI antes de octubre. La vicepresidenta no sólo aseguró que la Argentina “no tiene plata” para pagar la deuda, sino que además las condiciones en materia de plazo y tasa que ofrece el organismo son “inaceptables”. La lectura que dejaron estas palabras no dejó margen para dudas: las chances de un acuerdo antes de las elecciones son casi nulas.

Ya en el discurso del 1 de marzo, al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, el Presidente Alberto Fernández había indicado que el Gobierno no tenía apuro por cerrar la negociación y la semana pasada aseguró que había “otras urgencias” que arreglar con el FMI.

Claro que para los inversores se trata de malas noticias. Un acuerdo con el Fondo debería llegar de la mano de un plan económico, que permita a la economía volver a crecer. Pero todo quedó ahora en una etapa muy preliminar. Un comunicado del organismo y otro del ministerio de Economía reconocieron avances y que hubo coincidencias sobre algunos pilares que deberían formar parte de ese plan. Sin embargo, no se mencionan plazos y tampoco hay fecha para una misión del organismo con autoridades del equipo económico. Se trata de un paso previo imprescindible antes de llegar a un acuerdo.

Un acuerdo con el Fondo debería llegar de la mano de un plan económico, que permita a la economía volver a crecer. Pero todo quedó ahora en una etapa muy preliminar

Sin la red de contención que ofrecería el Fondo Monetario, ahora el Gobierno concentrará sus esfuerzos en evitar cualquier cimbronazo cambiario. Por lo pronto, en este marco es improbable que se avance con una mayor apertura del cepo. Lo único que puede haber es algún permiso adicional para que las empresas que precisan insumos importados puedan acceder con mayor facilidad al mercado cambiario.

Mantener el cepo con fuertes restricciones y evitar que vuelva a aumentar la brecha cambiaria serán dos aspectos fundamentales para llegar de la mejor manera posible hasta octubre. Mientras tanto, la Argentina seguirá pagando los vencimientos de deuda de la Argentina con el FMI, que este año ascienden a nada menos que USD 4.800 millones. La “paz cambiaria” cumple además un rol clave como ancla contra la inflación, al menos de corto plazo.

Ya a partir de abril deberían ingresar los dólares de la soja, pero especialmente en mayo. Allí el Banco Central estará más holgado para multiplicar las compras de dólares en el mercado cambiario. Claro que hasta sólo una fracción de las divisas que adquirió queda en las reservas. El resto se va en intervenciones en el mercado bursátil para evitar que se dispare el “dólar Bolsa” y el “contado con liquidación”, como también en seguir pagando deudas con organismos.

Los USD 4.350 millones que le entregaría el Fondo a la Argentina en junio como parte del proceso de capitalización serán un gran alivio justo antes de las elecciones legislativas.

Pero el dato más importante en relación al comportamiento de la divisa es que la brecha cambiaria cayó notablemente desde la crisis de octubre pasado. Mientras que el dólar Bolsa cayó a $141 (ayer incluso llegó a ubicarse en $139), el oficial cerró a $91,80. La brecha se ubica, por lo tanto, en sólo 53%.

Mantener el cepo con fuertes restricciones y evitar que vuelva a aumentar la brecha cambiaria serán dos aspectos fundamentales para llegar de la mejor manera posible hasta octubre

El Banco Central ni siquiera dejó deslizar al tipo de cambio financiero en medio de la suba del dólar en Brasil y la mayor volatilidad que sufrieron los mercados emergentes en las últimas jornadas. Si bien los bonos cayeron en forma significativa y el riesgo país volvió a la zona de los 1.600 puntos, el tipo de cambio ni se inmutó. El cepo cambiario y algunas intervenciones puntuales del Banco Central con bonos dolarizados permitieron mantener a la divisa a raya.

Las presiones cambiarias podrían recrudecer a medida que se acerquen las elecciones legislativas claramente en la segunda parte del año. En ese momento seguramente también aumentarán los controles para evitar cualquier riesgo de devaluación, al menos antes de que se vote el 24 de octubre.

Si se está generando una olla a presión por mantener invariable el tipo de cambio es otra discusión. Pero no es un tema que inquiete por el momento a Guzmán, que al menos puede atribuirse el haber domado al mercado cambiario, alejándose de la crisis que parecía a la vuelta de la esquina hace menos de seis meses.

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