Para la diputada Fernanda Vallejos, la Argentina “tiene la maldición de exportar alimentos”

La legisladora consideró que la posibilidad del país de vender alimentos al exterior “es una desgracia, que a veces se piensa que es una bendición”. Aludió al impacto que los precios internacionales de las commodities tienen en los precios internos

Compartir
Compartir articulo
(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

Para la diputada nacional Fernanda Vallejos, la condición de país exportador de alimentos de la Argentina es “una desgracia” y “una maldición”, por el impacto que tienen en el ámbito local los movimientos de los precios internacionales de esos productos.

Lo que para cualquier país sería envidiable, tener alimentos para venderle al resto de los países, para la legisladora tiene un costado negativo. Tenemos la maldición de exportar alimentos, de modo que los precios internos son tensionados por la dinámica internacional. Es imperioso desacoplar precios internacionales y domésticos, ya que los domésticos deben regirse por la capacidad de compra (en pesos) de los argentinos”, señaló Vallejos en su cuenta de Twitter.

El posteo resumió declaraciones radiales de la diputada, en las que señaló que “la Argentina tiene una desgracia, que a veces se piensa que es una bendición”, en relación a la posibilidad de exportar alimentos. Reconoció que “en algún punto lo es, porque en situaciones de crisis como las que vivimos, donde el comercio internacional se desploma, mal que bien la demanda por alimentos siempre se mantiene, es lo último que cualquier sociedad abandona, lo último que se deja es de comer. Siempre hay demanda de los productos que la Argentina le vende al resto del mundo”, agregó.

Audio Fernanda Vallejos

“La maldición de todo esto es que los precios de los productos indispensables que tenemos que consumir los argentinos terminan muy tensionados por la dinámica de lo que ocurre con el comercio internacional. Allí hay una serie de medidas a adoptar para desacoplar la evolución de los precios internacionales de los precios domésticos”. Estos últimos, consideró la diputada, “deben regirse por la capacidad de compra de los argentinos”.

Vallejos explicó que “si los salarios están en pesos, los precios de los alimentos dentro de la Argentina tienen que estar regidos por lo que ocurre con los ingresos en pesos”. Asimismo, reconoció que la suba de los precios internacionales “puede beneficiar en algún punto” a la Argentina, dado que son indispensables para el desarrollo del país.

Las declaraciones de Vallejos se conocieron en medio del retroceso del gobierno en la decisión de prohibir las exportaciones de maíz, dictada el 31 de diciembre pasado como una vía para asegurar el abastecimiento del mercado interno y evitar subas de precios. Tras fuertes reclamos del sector agropecuario, que llegaron incluso a un cese de comercialización impulsado por la Mesa de Enlace, el Gobierno finalmente desistió ayer de la prohibición de exportar. Negoció con la cadena de valor del maíz reemplazar las restricciones para exportar por un monitoreo del saldo exportable que tiene el sector.

infobae

De fuerte alineamiento político con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la diputada Vallejos resaltó además cuál es la visión que tiene su sector sobre la política de precios.

“Como bien explicó Cristina, necesitamos alinear los salarios, las jubilaciones los ingresos de los argentinos con los bienes y servicios sensibles para la vida misma. Hablamos de alimentos pero también de medicamentos y tarifas de servicios públicos, todo lo que necesita cualquier familia argentina para vivir dignamente”, señaló.

Para lograr ese alineamiento, Vallejos consideró que en 2021 deberá haber “paritarias que con un crecimiento real de los salarios. Lo mismo sucede con las jubilaciones, que ahora están atadas a los salarios en la actividad. Si tenemos buenas paritarias, vamos a tener buenas jubilaciones. Esto contribuirá a una mejor distribución del ingreso, tanto en lo que hace a cómo se reparte el salario de los trabajadores con las ganancias del capital como en la distribución secundaria, entre los más ricos y los más pobres.”

Seguí leyendo: