La mejora de los precios internacionales de la cosecha permitiría que las exportaciones alcancen los USD 31.000 millones en 2021

Ayer la oleaginosa volvió a tocar niveles máximos de 6 años y hoy se repiten los avances. La mejora en los precios de los distintos cultivos sumaría USD 4.700 millones a los valores exportados en comparación con este año

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Las exportaciones de soja y sus derivados se podrían beneficiar por los mejores valores internacionales
Las exportaciones de soja y sus derivados se podrían beneficiar por los mejores valores internacionales

Si el ingreso de divisas por parte de las exportaciones agroindustriales fue crucial para mantener en plena crisis a la economía argentina en 2020, las del año que viene serán cruciales para la tan mentada recuperación. Ayer una vez más el precio de la soja registró una importante suba en el Mercado internacional de Chicago, como consecuencia de una mayor demanda por parte de China, la preocupación que hay por el impacto de la sequía en la Argentina y Brasil, y la extensión en nuestro país de la medida de fuerza de aceiteros y recibidores de granos en los puertos agroexportadores.

La cotización de los contratos de la oleaginosa con vencimiento el próximo mes, subieron 6 dólares, y la tonelada cotizó a USD 441,40. En el Chicago nocturno de esta jornada, la soja sigue subiendo y alcanza un valor de USD 445,51.

A priori, el escenario de precios internacionales de los granos y derivados se presenta como alentador, aunque se plantea como un desafío el clima. De todas maneras, si se mantienen los valores actuales y se registra una producción similar a la de la campaña pasada, las exportaciones podrían aumentar en USD 4.700 millones y alcanzar los USD 31.100 millones, aunque de conjugarse ciertos factores, las mismas podrían escalar hasta los USD 33.000 millones.

Así lo plantea un informe realizado por la Fundación Mediterránea - IERAL. Allí se diseñaron varios escenarios probables, en los cuales se comprenden tanto bajas como subas productivas o de precios, que permiten tener un idea de lo que puede representar el agro para el país en 2021. La buena noticia es que hasta en el planteo más pesimista, se prevé que haya un aumento en el ingreso de divisas respecto a 2020.

Para configurar estos escenarios, el especialista del IERAL, Juan Manuel Garzón, tomó tres consideraciones previas: la superficie estimada de siembra, el pronóstico climático para los próximos meses y el comportamiento de los precios internacionales. En el primer punto, las previsiones de superficie realizadas por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) y de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se ubicaron entre los 23,5 y 24,4 millones de hectáreas respectivamente, un poco menor a las registradas en la campaña 2019/20.

Por el lado del clima, se espera al fenómeno climático de La Niña, que supone menos lluvias de lo normal y que, inclusive, puede producir sequías. Este pronóstico, de concretarse, sería aún más grave para la Argentina, ya que durante este año las lluvias fueron ajenas a grandes partes del territorio nacional y muchos lotes se encuentran falta de humedad en piso.

En lo que respecta a los precios, Garzón explicó que “luego del rally alcista de septiembre y octubre, los precios internacionales de las commodities agrícolas siguieron subiendo en noviembre y recién en diciembre parecen haberse tomado cierto respiro, probablemente a la espera de cómo evoluciona la campaña sudamericana. Los principales granos que exporta el país cotizan actualmente muy bien y los mercados de futuros sugieren que estos valores se mantendrían en niveles altos el año próximo, que son los más altos desde 2014”. Por ejemplo, en lo que va de este mes, la soja en puertos argentinos promedia USD 487 la tonelada (+34% interanual), mientras que el trigo se ubicó en torno a los USD 266 (+31%).

Ayer se registró una nueva suba en el precio de la soja
Ene 31, 2019. REUTERS/Jose Roberto Gomes
Ayer se registró una nueva suba en el precio de la soja Ene 31, 2019. REUTERS/Jose Roberto Gomes

Los escenarios

Teniendo en cuenta esto, Garzón construyó cinco escenarios correspondientes a los potenciales volúmenes de exportación y otros cinco respecto a precios. En el primer caso se tendrá en cuenta los granos que todavía no se vendieron del ciclo anterior, los provenientes de la campaña fina y los que se presume que se obtendrán de la gruesa (soja y maíz, principalmente). Aquí también se suma la variable climática, que podría arrojar productividades de hasta 10% menor o mayor.

En la cuestión de precios, el escenario base se construye en función de precios futuros y estimaciones propias, por caso, la soja se supone a un valor promedio de USD 448, el maíz a USD 198 y la harina de soja a USD 423, entre otros productos. Los restantes cuatro planteos podrán ser, como en el caso de los volúmenes de hasta 10% menor o mayor.

Así, por ejemplo, un escenario base para las exportaciones de harina de soja, nuestro principal producto de exportación significarían despachos por 23.859.000 toneladas a USD 423 la tonelada, mientras que el más pesimista que prevé una caída en la productividad y en precio del 10% plantea 21.934.000 toneladas a USD 381 y el más positivo, que proyecta un crecimiento tanto en volumen como en valores del 10% se ubicaría en 25.785.000 toneladas a USD 465 la tonelada.

Los resultados

Dicho esto, el informe conjuga los cinco escenarios de volumen y de precios y construye otros nuevos con el total de ingresos de divisas que podrían darse por exportaciones. Como ya se dijo, el planteo base, que supone estabilidad en los precios actuales y una productividad semejante a la del año pasado, arrojaría exportaciones USD 31.077 millones, unos USD 4.689 millones más.

Sin embargo, se plantean otros escenarios plausibles de que sucedan en el que los precios y los volúmenes tengan movimientos opuestos. O sea, que uno baje y el otro suba. En este sentido, Garzón ve posible tanto exportaciones que van de USD 29.008 millones hasta USD 32.915 millones, lo que significaría un aumento de entre USD 2.620 millones a USD 6.527 millones. “Estos escenarios tienen mayor probabilidad de ocurrencia dado que las variables se mueven en las direcciones esperadas, en caso de haber problemas de producción en Argentina, los precios respondiendo al alza y lo contrario en caso que la campaña sea buena”, ratificó el especialista.

En las últimas campañas no solamente hubo un aumento de la siembra y cosecha de maíz en la Argentina, sino también de sus exportaciones. 
REUTERS/Marcelo Rodrigues Teixeira
En las últimas campañas no solamente hubo un aumento de la siembra y cosecha de maíz en la Argentina, sino también de sus exportaciones. REUTERS/Marcelo Rodrigues Teixeira

Por otro lado, el informe presenta como poco posible que se den tanto los escenarios más positivos como así también los más negativos, en los cuales las dos variables (precio y volumen) se muevan en el mismo sentido. Por ejemplo, sería improbable un aumento de la productividad y de los valores del 10% que llevarían las exportaciones a USD 36.724 millones, con un salto respecto a 2020 de USD 10.336 millones ya que para que se produzca eso la sequía debería “dañar bastante a la producción de Brasil, para de esa forma presionar los precios internacionales, mientras que el clima debería acompañar muy bien la producción de Argentina”.

Asimismo, se presenta como lejana la posibilidad de que caiga un 10% la producción y los precios, que llevarían los despachos a USD 25.891 millones, dado que “una caída de producción importante en Argentina, particularmente en soja, difícilmente sea acompañada de una caída de precios internacionales, en el contexto en el que se encuentra el mercado, de menores existencias y demanda bastante firme”.

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