
Las expectativas económicas suelen ser materia de consultoras y áreas de investigación dentro de bancos y fondos de inversión. A través de modelos, los especialistas elaboran sus escenarios y dan su opinión respecto a cuál es e futuro más probable para variables como la inflación, la actividad o el siempre sensible precio del dólar. Pero más allá de los cálculos de cada empresa, hay otra forma de conocer cuáles son las previsiones del mercado: dónde y cómo coloca su dinero.
La previsión alrededor de la que se organizaron las posturas indica que quienes suscribieron la última emisión de deuda del Tesoro esperan una suba del dólar oficial del 43% anual, una tasa de inflación del 38% y un aumento de la tasa de interés, que ahora se espera en el 45%.
Dentro del paquete de medidas para intentar alentar mayores liquidaciones de exportaciones que relajen el frente cambiario, el Ministerio de Economía emitió un bono a 2021 atado al dólar. La colocación, un éxito al menos en términos del atractivo que generó en el mercado, recaudó más de $130.000 millones, el equivalente a USD 1.766 millones. El rendimiento que surgió de la licitación fue del 0,10% por sobre la variación de la cotización oficial de la divisa.
En base a ese rendimiento y, en comparación con la tasas que pagan títulos emitidos con anterioridad a tasa fija y ajustados por la inflación, se puede estimar cuál es el precio del dólar que tienen en mente los inversores.
Ese es el cálculo que hizo Delphos Investment en base a la información que dejó la última emisión de deuda conducida por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
“Con la nueva emisión del bono dollar-linked, podemos calcular la expectativa de devaluación vista a un año. Dicho valor rondaría el 43% teniendo en cuenta la tasa de salida del 0,10% más devaluación”, estimó el trabajo de la consultora.
Ese ritmo de devaluación es un indicador de lo que se espera de parte del Banco Central en lo que viene y que coincide con el cambio de estrategia en la intervención diaria que hace sobre el mercado cambiario Miguel Pesce, el titular de la entidad.

Junto con la reducción temporal de las alícuotas de retenciones a las exportaciones de soja y otros productos, la autoridad monetaria anunció que a partir de ahora buscará darle volatilidad al mercado cambiario. Eso implica que abandonará los deslizamientos diarios de alrededor de 7 centavos por día que condujo desde principios de año para permitir movimientos menos predecibles, que mantengan el ritmo alcista del dólar oficial pero sin una pauta tan fácil de prever.
La expectativa de devaluación que surge de la colocación del bono dollar-linked a 2021, entonces, es el escenario que tienen en mente para esa nueva forma de intervención cambiaria. E implica una aceleración del ritmo de suba del dolar oficial.
“Estos números se encuentran lejos de los objetivos anteriores del gobierno en relación a una tasa del 30% correspondiente a devaluación (6 centavos diarios), Badlar e inflación, por lo cual, la corrección en el rumbo, en las declaraciones de la semana pasada, se ajustan mejor a las expectativas del mercado”, analizó Delphos Investment.

La pata que falta en ese rompecabezas es la tasa de interés. Con una mayor tasa esperada de devaluación del dólar oficial, lo esperable es que las tasas en pesos se ajusten al alza. Pesce y Guzmán lo saben: no es buena idea ofrecer rendimientos en pesos por debajo de lo que se espera que suba el dólar. Si hasta con rendimientos en pesos por encima de esas previsiones las familias y empresas compran cada dólar posible, cuando están por debajo ya el cóctel es peligroso.
Pero a falta de subas de tasa por parte del Banco Central y, al menos hasta ahora, sin aumentos en los rendimientos que ofrece Guzmán por sus títulos en pesos -esta semana hay una licitación que va a dar precisiones sobre la nueva tasa que paga el Tesoro- los rendimientos en el mercado ya prevén una suba de tasa que acompañe el nuevo ritmo de suba de la divisa.
“Repasando un poco los valores (...) en vistas a 2021, tenemos que la inflación implícita se ubica en torno al 38%, la tasa Badlar, con tendencia ascendente desde principios de septiembre, en 45%, y la tasa de devaluación, teniendo en cuenta la tasa de corte licitada del nuevo bono, en 43%.”, explicó el informe de Delphos.
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