Las empresas de alimentos también entraron en zona de crisis por el nuevo congelamiento de precios por 60 días

El sector viene acumulando fuertes aumentos de costos, pero desde principios de marzo rige el programa Precios Máximos. ¿Hay peligro de faltante de productos?

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La industria estima que en 2020 habrá 3000 millones de consumidores nuevos

Las compañías alimenticias son, al menos en teoría, una de las grandes ganadoras de la crisis. Se trata de uno de los sectores esenciales que nunca paró durante la cuarentena e incluso se benefició por un aumento de ventas de bienes básicos por parte de las familias. Sin embargo, muchas enfrentan una crisis de proporciones ante la extensión del congelamiento de precios de 2.200 productos en las góndolas de los supermercados y el resto de canales de venta como autoservicios y mercados de barrio.

En las empresas aseguran que los ajustes postergados ya se acercan al 20%. “No queríamos todo junto, pero sí al menos un 3 ó 4% por mes para no acumular tantas distorsiones”, reconocen.

El ministerio de la Producción definió la extensión por 60 días del programa Precios Máximos, es decir hasta el 31 de agosto y con los mismos valores que el 6 de marzo. Desde Copal, la cámara que agrupa a las empresas alimenticias, venían reclamándole al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, una “adecuación urgente de precios” ante los fuertes aumentos de costos acumulados. Además, muchas compañías tienen los mismos precios de enero, porque habían dispuesto no aumentar durante el verano y hacerlo recién a mediados de marzo o directamente en abril. Algo que nunca ocurrió.

“Esperamos que haya cierta flexiblidad del Gobierno en esta oportunidad, porque realmente hay sectores que ya están asumiendo fuerte aumento de costos y no da para más”, aseguran en el sector. Es decir se espera que se vaya produciendo ajustes dentro del programa Precios Máximos, sobre todo en algunos segmentos críticos. Por lo bajo no descartan que en caso de no suceder esto empiecen a producirse algunos faltantes de productos. En la lista siempre aparecen los mismos bienes: aceite, harina, yerba, lácteos y pastas.

Por ahora nada de eso sucedió y las góndolas estuvieron siempre bien abastecidas. En las compañías enfatizan que el sector viene apoyando este momento tan complejo e hicieron los máximos esfuerzos para seguir produciendo con normalidad. Pero ahora muchas pymes del sector podrían quedarse sin resto. “Esta crisis que atraviesan muchas compañías no tiene nada que ver con la pandemia, sino con la inflación que el Gobierno pretende desconocer con estos congelamientos”, aseguró ayer un ejecutivo de una empresa líder del sector.

Las alimenticias alegan que debieron
Las alimenticias alegan que debieron absorber la suba del dólar de los últimos 60 días sin modificar sus precios.

¿Cuáles son los aumentos de costos que han sufrido estas compañías? Entre los principales enumeran los siguientes:

- Suba de más del 10% del tipo de cambio oficial, que arrancó marzo en la zona de los $ 63 y ahora ya está en niveles de $ 70. Esto impacta directamente en los insumos importados, como el cacao, imprescindible para las galletitas y golosinas. Pero además también en productos locales que fijan sus precios en dólares, como los derivados del trigo.

- Fuerte aumento de los costos por los nuevos protocolos sanitarios. Se trata de un fuerte peso para las estructuras de las empresas, ya que involucra el traslado a través de transporte propio, muchas medidas nuevas de higiene y separación en las fábricas, turnos rotativos y otras medidas que cuando se suman implican un esfuerzo monetario sumamente importante.

- Aumento de los costos por parte de proveedores, por ejemplo envases y packaging, que también compran sus insumos importados.

- Incrementos salariales en el primer trimestre, cumpliendo con el último ajuste que se había comprometido en la paritaria del sector en 2019 (7% en enero y 5% adicional en marzo según paritarias). Ese ajuste no fue trasladado ni siquiera parcialmente a los precios finales de los productos.

El congelamiento de precios se suma al de la mayoría de los servicios públicos, combustibles, prepagas y alquileres, lo que aumenta la “inflación reprimida”, que ya se estima en por lo menos 20 puntos porcentuales.

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