El nuevo ataque que sufrió el ciclista Van der Poel: “Me asusté un poco porque vi que algo venía hacia mí”

El corredor de ciclocross volvió a sufrir una agresión de parte del público en el X2O Trofee de Hofstade de Bélgica

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El ataque que sufrió el ciclista Van der Poel

Durante una nueva demostración de su supremacía en el ciclocross, Mathieu van der Poel fue objeto de un acto incívico que denota la tensión creciente entre ciertos sectores del público y las figuras dominantes del deporte. Mientras lideraba en solitario hacia su cuarta victoria consecutiva del invierno en el X2O Trofee de Hofstade (Bélgica), un espectador le lanzó deliberadamente una nube de humo de vapeador al rostro. Este nuevo incidente, lejos de ser anecdótico, subraya un patrón de agresividad hacia el corredor neerlandés y reabre el debate sobre la seguridad de los deportistas en el entorno del ciclocross belga.

En la fase final de la carrera, y ante la mirada de miles de aficionados congregados en uno de los tramos más concurridos del circuito, un hombre se inclinó sobre las vallas y expulsó vapor de un cigarrillo electrónico directamente al rostro de Van der Poel, quien debió girar la cabeza para esquivarlo. La escena, capturada por las cámaras de televisión y grabada por un acompañante del agresor, fue calificada como intencionada por varios medios, y constituye el último episodio en una larga serie de hostilidades sufridas por el actual campeón mundial de la especialidad. Tras el incidente, Van der Poel declaró: “Me asusté un poco porque vi que algo venía hacia mí”. Aunque lo relativizó: “Sí, lo noté. Fue justo después de la llegada, ¿no? No sé si fue intencionado, porque no lo vi”.

Al margen de ello, Mathieu optó por tomarse a broma lo que ocurrió: “No sé si fue intencional. Quizás ese hombre no me vio venir. En cualquier caso, no noté qué sabor tenía su vapeo”. En declaraciones a HLN, ironizó: “El domingo en Koksijde había un olor muy claro a marihuana en una sección… No me molestó mucho y, sin duda, es mejor respecto a que me tiren cerveza a la cara”.

Este comportamiento reitera una preocupante tendencia en el ciclismo profesional y, especialmente, en pruebas disputadas en suelo belga. Van der Poel ya había sido blanco de episodios similares que trascienden la mera falta de respeto: escupitajos, lanzamiento de objetos -incluido un bidón lleno durante la reciente París-Roubaix, hecho que el propio neerlandés llegó a calificar como un “intento de homicidio”-, además de otros incidentes como gorras arrojadas a sus ruedas, vasos de cerveza, e incluso orina. En el Tour de Flandes y durante la Copa del Mundo en Hulst (Países Bajos), otros ataques similares obligaron en el pasado a reforzar la seguridad y aumentar la presencia policial para intentar contener estos actos.

Diversos analistas coinciden en señalar que la animadversión de una minoría del público contra el liderazgo de Van der Poel responde no solo a la intensidad del ambiente festivo —y a menudo alcoholizado— propio del ciclocross belga, sino también a la resistencia de algunos aficionados a aceptar el dominio de un corredor extranjero en lo que consideran territorio propio. La rivalidad con figuras locales como Wout van Aert, ídolo en Bélgica, contribuye a exacerbar una situación en la que el dominio del neerlandés sigue generando reacciones incluso fuera del circuito.

Más allá del incidente, el corredor del equipo Alpecin-Deceuninck selló la victoria en Hofstade tras escaparse en la tercera de las nueve vueltas y mantener una amplia ventaja hasta la meta, superando nuevamente a Wout van Aert. Este triunfo se sumó a los obtenidos días antes en Namur, Amberes y Koksijde. Van der Poel ha ganado todas las pruebas de ciclocross que ha disputado en la temporada, reforzando su estatus como uno de los grandes referentes del ciclismo actual.

Intento de sabotaje al ciclista Mathieu van der Poel

El fenómeno se inscribe en una serie de faltas de respeto recurrentes que también han afectado a otros grandes ciclistas de ruta, como Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard. La Asociación de Corredores Profesionales (CPA), presidida por Adam Hansen, enfrenta la presión de tomar medidas más enérgicas para proteger a los deportistas. La situación ha escalado al punto de que en ediciones previas de París-Roubaix se obligó a algunos infractores a realizar trabajos comunitarios para evitar cargos penales.

El próximo enfrentamiento entre los dos grandes rivales del ciclocross tendrá lugar el 29 de diciembre en Loenhout (Bélgica). La expectativa se centra en que el público presente pueda finalmente ofrecer un entorno donde prime el respeto hacia todos los competidores.