Carta abierta a Rodrigo De Paul: los campeones mundiales no se comparan, se disfrutan

El jugador del Atlético de Madrid dijo : “Que me perdonen, creo que somos la mejor selección que tuvo nuestro país”. Tan contundente afirmación generó un debate. Y el autor, que cubrió las consagraciones del 78 y del 86 le responde sobre lo imposible de tal confrontación

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Rodrigo De Paul con la preciada Copa del Mundo en Qatar (Foto: Reuters/Kai Pfaffenbach)
Rodrigo De Paul con la preciada Copa del Mundo en Qatar (Foto: Reuters/Kai Pfaffenbach)

Valorado campeón: después de ganar la Copa del 86 resultaba imposible –y más siendo periodista– evitar una pregunta inútil reiterada hasta el hartazgo en cualquier espacio donde el fútbol fuera un prolongado debate. “La pregunta del millón”, entonces era: ¿cuál de los dos equipos argentinos campeones mundiales era o jugaba mejor, el del 78 o el del 86?

Dejame decirte Rodrigo –enorme campeón del mundo– que tal duda parecía espontánea pero que en la mayoría de los casos no lo era. El fútbol argentino de entonces transitaba una grieta con dos actores Menotti y Bilardo. Que era como decir según las definiciones naturalizadas: el “conceptualismo” del Flaco (jugadores por encima de la táctica) vs. el tacticismo de Carlos (el pizarrón antes que los talentos individuales). Y la verdad fue que perdimos 40 años polemizando sobre un abstracto pues ni Menotti prescindía de la táctica ni Bilardo se perdía a los jugadores talentosos. Sin embargo esos dos campeones del Mundo se privaron de disfrutar de diálogos y encuentros pues el fanatismo de sus defensores –fueran éstos jugadores, técnicos, dirigentes y periodistas– terminaron convirtiéndolos en paradigmas de dogmas irreductibles.

Es por ello que cuando te escuché decir hace unos días por TyC: “Que me perdonen, pero creo que somos la mejor selección que tuvo nuestro país” retrocedí en el tiempo para evocar aquellas interminables polémicas y recordar artículos, programas de radio y de TV, charlas en diferentes ámbitos, entrevistas internacionales; qué se yo, tantas cosas... Y ¿sabe m’ hijo?: llegué a la conclusión al cabo de tantos años de escribir, hablar, debatir, opinar, interpretar, conferenciar y responder que los Campeonatos del Mundo son algo tan épico que resultan de imposible comparación. Por lo tanto, disfrutemos de ellos. Ahora, por ejemplo, seguimos disfrutando de ustedes. Y más de 21 millones de compatriotas se regocijan por primera vez.

Intentaré explicarte Rodrigo por qué no se pueden comparar. Y créeme que lo hago sin espíritu estadístico; apenas apelando a la memoria y a algunos datos respaldatorios. Mirá por qué son imposible de comparar:

La lista para los Mundiales del 78 y del 86 era de 22 jugadores; la de Qatar, en cambio, fue de 26, consecuencia de la pandemia que asoló al mundo.

Con una lista de 26, Diego hubiese entrado entre los convocados del 78 –estaríamos frente a otro equipo– y acaso Ramón Diaz en la del 86, tal como pudieron sumarse Julián, Enzo y Mac Allister a la Qatar 22.

Para el 78, el único jugador argentino que actuaba en Europa era Kempes (Valencia de España); en el 86 en cambio había 7: (Zelada, Passarella, Burruchaga Trobbiani, Maradona, Valdano y Pasculli) y en el 22′, todos menos Armani (25 de 26). La mayoría de ellos, estrellas de las mejores ligas –Messi, Di María, Dibu Martínez, Lautaro Martínez, Cuti Romero entre otros– o grandes esperanzas en sus equipos: Julián Álvarez, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister, Nahuel Molina, etc. Otro rodaje, más experiencia, mas conocimiento de y mayor alternancia con los rivales

Estos son meros apuntes a mano alzada. Ahora veamos Rodrigo los aspectos reglamentarios. En los mundiales del 78 y del 86 no había VAR. Menos mal, pues de haber existido Kempes hubiese sido expulsado al “atajar”, cual arquero volando de palo a palo, para desviar un remate de Lato frente a Polonia. Luego Fillol le atajó ese penal ejecutado por Deyna y Kempes fue tarjeta amarilla, siguió jugando. Y pudo hacerlo al encuentro siguiente frente a Brasil (0-0) en Rosario. Hoy hubiese sido expulsado, no habría actuado ante Brasil y de hecho la historia ya sería diferente... Permitime reforzar estos aspectos:

De haber habido VAR en México 86′, el gol de Diego a los ingleses con la mano hubiese sido obviamente anulado. Pero le hubiesen cobrado más infracciones a favor, incluyendo algún tiro libre penal. Luego reconozcamos un hecho excluyente: fue en ese Mundial donde se convirtió el más bello de los goles de la historia de los Mundiales: el 2° de Maradona contra Inglaterra.

Y convengamos que con aquellas viejas reglas hubiese sido gol el primero de Lautaro contra Arabia pero difícilmente se hubiesen cobrado los penales de Dembélé contra Di Maria (frente a Francia) y mucho menos el del arquero polaco Wojciech Szczsny a Messi a quien tocó inevitablemente en la cabeza por la inercia de la acción, Luego se lo atajó.

El penal que le cobraron a Messi ante Polonia (Foto: Reuters/Dylan Martinez)
El penal que le cobraron a Messi ante Polonia (Foto: Reuters/Dylan Martinez)

En México 86′, Argentina ganó los 7 partidos y Pumpido –enorme arquero– nunca alcanzó la dimensión de protagonista principal, de héroe. Fillol en el 78′ y mucho más el Dibu Martínez, fueron actores fundamentales de la gloria final. Fue el Pato quien sacó milagrosamente un remate de Johnny Rep y otro de Robert Rensenbrink en la final contra Holanda. Algo milagroso, créeme Rodrigo. Pero ya viviste lo grandioso del Dibu en Qatar quien nos salvó del empate contra Australia o de las derrotas ante Holanda y Francia y siempre sobre los instantes finales, sin tiempo para nada más. Fue una figura descollante. O sea que nuestro arquero fue mucho más gravitante en Qatar que Fillol –impecable– y Pumpido –correcto sin necesidad de alcanzar heroicidad– en las copas anteriores.

En el 86 Argentina ganó los 7 encuentros y nunca debió remontar resultado alguno, ni ir tiempo extra ni ejecutar algún penal a favor, detalle que no es menor teniendo en cuenta que en Qatar nos cobraron 5 a favor, un récord en mundiales.

Es por ello que tras haber transitado mi amada profesión durante un largo y bendecido tiempo –61 años– me permito sugerirte respetuosamente que no desafíes a las asimetrías que generan las distintas épocas del fútbol. Fijate que en México 86′ hubo que ir a comprar camisetas alternativas, las azules a una casa de deportes del DF para jugar contra Inglaterra. Y los números los cocieron las esposas de argentinos amigos. Y ahora en Qatar podías regalar las camisetas que quisieras. La selección argentina tiene una logística que resulta, sin dudas, de las mejores del mundo. Todo está previsto, todo está cuidado: desde la yerba hasta los medicamentos pasando por la calidad de las comidas y la legitimidad de los alimentos llevados desde Argentina al lugar del mundo que fuere.

Diego Armando Maradona tras ser campeón en el 86 (Foto: Mike King/Allsport/Getty Images/Hulton Archive)
Diego Armando Maradona tras ser campeón en el 86 (Foto: Mike King/Allsport/Getty Images/Hulton Archive)

Pensá Rodrigo que Passarella, pieza clave de Argentina desde el día cero no pudo jugar su segundo Mundial por un virus. Probablemente tras una ingesta. Y no creas nada más que esto que te cuento pues todo lo demás son falsedades, mitos inventados por los enemigos de Bilardo. Passarella comió o tomó en la concentración algo que lo afectó y terminó internado en un hospital sin poder ser sustituido. En cambio hoy con la reglamentación vigente hubiese podido ser reemplazado. Lo que le pasó a Passarella en México hoy no ocurriría pues todo lo que toman o ingieren ustedes sale desde Ezeiza, lo cocinan sus chefs y lo sirven sus propios mozos. En aquella época no era así.

Otro ejemplo: ¿qué equipo organizador tendría un grupo clasificatorio con Francia, Hungría e Italia? Eso nos ocurrió en el 78, cuando el Mundial lo jugaban 16 selecciones en 4 zonas de 4. La ampliación a 24 selecciones primero y a 32 después te da más oportunidades de clasificación. Podría tocarte uno de Oceanía o Concacaf, uno de Asia o África y sólo uno, o a lo sumo dos, de Europa y no ganadores de su zona en Eliminatorias.

Habría muchos más factores que distancian el ayer con el hoy: desde la cantidad de cambios -2 era el máximo en el 78´ y también en el 86′- y 5 ahora que pueden ser más. Fijate lo de Francia que de los 11 que iniciaron el juego contra ustedes, lo terminaron 4: Hugo Lloris, Kylian Mbappé –goleador del Mundial–, Dayot Upamecano y Aurelien Tchouameni. O sea que Deschamps se mandó 7 cambios en 120 minutos (Adrien Rabiot, quien salió al comienzo del primer tiempo suplementario en lugar de Youssouf Fofana tras un choque de cabezas con Julián Álvarez) y los otros 6 permitidos por haber llegado al alargue: Dembélé y Giroud a los 40 minutos reemplazados por Kolo Muani y Marcus Thuram. También entraron Camavinga y Coman por Theo Hernández y Griezmann a los 70′, luego Konaté por el lesionado Varane (112′) y por ultimo Disasi por Koundé (120′).

Una digresión Rodrigo: en la final del 78′ Menotti ordenó 2 cambios durante el 2° tiempo y fuimos al tiempo extra habiendo utilizado 13 jugadores. Entraron Larrosa y Houseman por Ardiles y Ortiz. Y los holandeses, cuyo DT era el célebre Ernst Happel, también hicieron los dos relevos permitidos: Nanninga por Rep y Suubier por Jansen. Algo similar ocurrió en la final del 86. Beckenbauer, ilustre entrenador alemán, estando 0-2 abajo hizo ingresar a Hoennes (que nos enloqueció en el juego aéreo) por Macath y Rudi Voeller por Klause Alofs. Fijate lo de Bilardo, la época, el contexto, el reglamento, el marco... utilizó 12 jugadores: sacó a Burruchaga y entró Trobbiani a los 90′, cuando ya el referí Arpi Filho (brasileño) miraba el reloj para darlo por terminado con el inolvidable 3-2...

¿Qué quiero decirte Rodrigo? Que no se puede comparar nada en el fútbol y menos cuando las épocas son tan distantes como las generaciones de sus actores. Si llegaste a campeón mundial es porque formaste parte de un gran equipo. El mejor de todos los que compitieron. Y quienes fueron campeones mundiales antes que ustedes, lo mismo.

No olvides Rodrigo que mañana serás ayer. Argentina volverá a ser campeón del mundo y nadie deberá decir tras ese futuro nuevo título: “Que me perdonen, pero creo que somos la mejor selección que tuvo nuestro país”.

Admirado amigo, los campeonatos del mundo no se comparan, se disfrutan...

Disfrutalo Rodri…

Enorme abrazo

El recordado primer título del mundo en Argentina 1989 (Foto: AFP)
El recordado primer título del mundo en Argentina 1989 (Foto: AFP)

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