Salvó a Racing del descenso, puso tres restaurantes en Mallorca y se convirtió en uno de los secretos del éxito de Scaloni en la Selección

Lucas Aveldaño formó parte de la Academia cuando Caruso Lombardi estuvo al frente del equipo de Avellaneda. En España conoció al estratega de Pujato, con el que estableció una cábala en la previa del Mundial de Qatar

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Lionel Scaloni, junto a Lucas Aveldaño y su socio en uno de los restaurantes de Mallorca
Lionel Scaloni, junto a Lucas Aveldaño y su socio en uno de los restaurantes de Mallorca

Lucas Aveldaño todavía se define como jugador. Pero también es entrenador, nutricionista y cocinero. Cuando debutó en Atlético Rafaela, en 2005, demostró ser uno de esos defensores centrales ásperos y tiempistas que representaban un dolor de cabeza (y de tobillos) para los delanteros.

Su talento lo llevó a Racing, donde vivió lo bueno y lo malo del gigante de Avellaneda. “Llegué en un momento complicado”, recuerda en diálogo con Infobae. Es que los promedios acosaban a la Academia y el temor a perder la categoría mantenía a los hinchas en vilo. “Teníamos que pelear el campeonato para salvarnos del descenso, y con Caruso (Lombardi) hicimos una campaña en la que terminamos terceros. Después vinieron las cosas buenas”, explica.

Aquella etapa marcó una era insólita para la institución bonaerense. El carismático estratega apelaba a sorteos de electrodomésticos para motivar a un plantel que tenía la obligación de sumar fecha a fecha para lograr el objetivo. “Nadie daba dos pesos por nosotros. No había una persona que pensara que nos íbamos a salvar. Además, habíamos arrancado con solo un triunfo en los 6 primeros partidos y parecía que estábamos condenados. En ese momento teníamos que sacar como 30 puntos para mantener la categoría y sacamos 31. Fue una locura”, remarca con una sonrisa de satisfacción el santafesino que se radicó en el Viejo Continente.

Los equipos de música, microondas y televisores formaban parte de las gratificaciones adicionales que otorgaba cada victoria, “pero también había sorteos de ropa”. “En los reducidos previos a los partidos se armaban guerras para quedarse con los premios. Nos reventábamos”, subraya el Pela con humor. Incluso en su memoria todavía persiste el episodio en el que Néstor Kirchner descendió en helicóptero en la cancha auxiliar del Cilindro, donde fue abordado por el excéntrico DT: “No entendíamos nada. Apenas aterrizó, Caruso lo fue a buscar para pedirle cosas. A los diez pasos lo frenaron los de seguridad, pero Néstor lo dejó pasar. Como ese fin de semana jugábamos con Boca en La Bombonera, le pidió que prometiera algo si ganábamos. Cuando dijo que había un televisor, Caruso le saltó al cuello y le comentó que éramos 30 jugadores en el plantel; entonces le pidió uno cada 10 y Néstor aceptó. Como ese domingo se nos dio el resultado, esos tres televisores los sorteamos y yo tuve la suerte de ganar uno. Los otros dos fueron para Chatruc y Franco Sosa”, recordó.

Para Aveldaño, su paso por la Academia “fue una linda y sufrida experiencia”. Como el equipo se garantizó la permanencia en la penúltima fecha del Clausura del 2009 con un triunfo sobre Gimnasia de Jujuy (goles de Franco Sosa y Leandro González), los protagonistas lo celebraron “como si hubiese sido un campeonato, porque irse al descenso con Racing hubiera significado una marca importante para siempre”.

En cambio, cuando Diego Simeone tomó las riendas del elenco albiceleste, notó una diferencia notable que permitió modificar la mentalidad de la institución. Todavía considera al Cholo como “un referente”, porque “cualquiera que lo haya tenido como entrenador, va a tener el mismo pensamiento”. “Hice el curso de técnico y si en algún momento me toca dirigir, me gustaría hacerlo como él, porque tiene un gran manejo de grupo. Es muy cercano al jugador y transmite un mensaje que llega perfectamente”, asegura.

Aveldaño valora el tiempo que ha perdurado Simeone en el Atlético de Madrid y rememora los consejos que le dio cuando estaba en la defensa de la Academia: cómo manejar los perfiles, nunca pararse de forma frontal al arco y los métodos para marcar a los delanteros que son más rápidos achicando los espacios. “Fueron cosas que me quedaron. Del mismo modo que el profesionalismo que tiene en el cuidado personal, la alimentación y el descanso. Hasta el día de hoy tiene un físico que está a la par de los futbolistas”, remarca.

El ex defensor marcando a Martín Palermo, el día que se ganó un televisor por lograr una importante victoria ante Boca en La Bombonera
El ex defensor marcando a Martín Palermo, el día que se ganó un televisor por lograr una importante victoria ante Boca en La Bombonera

Durante esos días en Racing, el central compartió su pasión por la gastronomía con José Chatruc, quien había realizado un curso de chef durante su tiempo libre. “Desde los 11 años que cocino en mi casa. Los asados los empecé a hacer a los 13. Fue una cultura hereditaria de mis bisabuelos que eran italianos y la comida me mantuvo muy activo”, reconoce sobre su pasión desconocida.

Su retiro del fútbol se dio de forma natural. Su último equipo fue el Tudelano de la Tercera División española, pero en su cabeza ya tenía la idea de invertir con un amigo de la infancia en Mallorca.

En la misma isla donde se desempeñó entre 2015 y 2016 inauguró Shaka, Maleva y Entre Pinsas, tres restaurantes gourmet que acapararon la atención del planeta por su cliente habitual: Lionel Scaloni.

Su relación con el líder de la Scaloneta comenzó por iniciativa del flamante estratega campeón del mundo. Cuando el defensor fue contratado por la entidad española en 2016, se presentó en la Ciudad Deportiva porque se había enterado del arribo de un jugador argentino. “Después de mi tercer entrenamiento en el Mallorca, me esperó afuera y me facilitó la búsqueda de un departamento, el colegio para mis hijos y todas las comodidades que uno necesita al comienzo para la estadía. Siempre estuve muy agradecido, porque no nos conocíamos personalmente y se puso a disposición”, revela.

Después de intercambiarse los números de los teléfonos celulares, se mantuvo el contacto a través de mensajes de WhatsApp hasta que se volvieron a encontrar en un torneo de ATP. “Le escribí para las Fiestas, cuando se enfermó su padre o para desearle lo mejor en la Copa América, pero esa vez en el tenis nos quedamos hablando un rato hasta que lo invité a cenar a uno de mis restaurantes”, describe el Pela.

La amabilidad de Scaloni fue clave para reestablecer el vínculo; y antes del inicio del Mundial de Qatar el DT se acercó a uno de sus locales para almorzar junto a su familia. “Como somos cabuleros, le vamos a poner la obligación para que venga a comer antes de la próxima Copa América”, sostiene entre risas.

En los primeros días de enero, luego de la hazaña en Medio Oriente, el entrenador volvió a Mallorca y aprovechó sus días de descanso para conocer el último restaurante que inauguró Aveldaño. “Fue una locura. Cuando lo vieron en las redes sociales me explotó el teléfono”, confiesa el ex defensor antes de subrayar el reconocimiento popular que recibió de otros argentinos que se encontraban en el lugar. “Se sacó fotos, firmó autógrafos y se puso a hablar con un grupo de hinchas que le esperaron a que terminara de comer”.

Casi sin darse cuenta, Lucas Aveldaño formó un hilo rojo con los campeones del mundo. Además de la amistad que forjó con Scaloni, durante sus días en Racing había compartido el plantel con Roberto Ayala (integrante del cuerpo técnico) y Rodrigo De Paul (uno de los pilares de la Scaloneta). “Y también con el Cuti Romero, que cuando lo subieron a Primera en Belgrano tenía 17 años y ya le veíamos sus tremendas cualidades. Con el tiempo tuvo una evolución enorme y su paso en Italia le sirvió para entender el orden táctico. Es un animal”, asegura.

En el Pirata cordobés protagonizaron campañas históricas que concluyeron con subcampeonatos y clasificaciones a competiciones internacionales. Pero hoy su presente es otro. Para no extrañar las exigencias del alto rendimiento, el Pela Aveldaño entrena haciendo trail mountain y también se incorporó a Aldosivi de Mallorca para mantener el contacto con la pelota. “Es un equipo amateur que fundó un marplatense fanático del Tiburón. Somos 22 argentinos que jugamos en la Segunda Regional de la isla y buscamos el ascenso”, confiesa.

Durante su vida recorrió diversos destinos a través del fútbol, pero su lugar favorito se encuentra en las Islas Baleares. Si bien todavía extraña salir a una cancha y recibir el calor del público en las tribunas, el ex defensor comprende que en la gastronomía también hay presiones. Y sobre todo si tiene a comensales que alegraron a millones de personas con la consagración en la Copa del Mundo. Sin dudas, el ritual de Scaloni fue parte del éxito en Doha.

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