Fue compañero de Maradona en Sevilla, dirigió a Messi en Barcelona y hoy lucha contra la ELA: “Le he mirado la cara a la muerte y eso me ayudó a aprovechar más la vida”

A Juan Carlos Unzué, ex futbolista y entrenador, le diagnosticaron ELA en julio de 2019. Desde entonces, con una esperanza de vida menor a cinco años, dedica su tiempo a su su familia y a concientizar a pacientes que sufren la misma enfermedad neurodegenerativa

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Juan Carlos Unzue junto a Lionel Messi en un entrenamiento en Barcelona (REUTERS/Albert Gea)
Juan Carlos Unzue junto a Lionel Messi en un entrenamiento en Barcelona (REUTERS/Albert Gea)

“A veces la vida te pone a prueba para ver si eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante”. Esta es la frase de cabecera que tiene Juan Carlos Unzué en su foto de WhatsApp y es el reflejo espiritual de cómo encara su vida todos los días para seguir luchando contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, una enfermedad que le diagnosticaron en julio de 2019 y que en su caso tiene una expectativa de vida menor a cinco años. “¿A qué le voy a tener miedo? Recibí el diagnóstico de que padezco una enfermedad neurodegenerativa y sin cura, con una esperanza de vida de entre tres y cinco años. Tengo la sensación de que le he mirado la cara a la muerte. Y en definitiva ese cara a cara me ayudó a aprovechar un poco más la vida”, revela el ex portero del Barcelona.

A sus 54 años, el oriundo de Pamplona, España, tiene como objetivo de vida disfrutar de su familia el mayor tiempo posible y mantenerse activo con charlas, conferencias y entrevistas para concientizar a pacientes que atraviesan esta dura enfermedad. “Cada uno tiene el derecho de asumir un diagnóstico como este de la mejor o peor manera. Yo trato de animarlos y decirles que desde mi experiencia sigue mereciendo la pena vivir y disfrutar. Quizás unos necesiten un mes, otros más tiempo y aceptar que la ELA es parte de nuestra vida”, remarca el español en un tono afable.

Antes de convertirse en uno de los 4 mil pacientes que padecen ELA en su país, Unzué dedicó su vida al fútbol, como jugador primero, como técnico después. Puede presumir de haber compartido vestuario con los dos mejores futbolistas de la historia. Porque jugó con Diego Maradona en el Sevilla (1992/3), bajo la tutela de Carlos Bilardo; y dirigió a Lionel Messi en el Barcelona, siendo ayudante de campo de Luis Enrique y entrenador de arqueros en el cuerpo técnico de Frank Rijkaard y de Pep Guardiola.

Juan Carlos Unzué junto a Frank Rijkaard en Barcelona (REUTERS/Gustau Nacarino)
Juan Carlos Unzué junto a Frank Rijkaard en Barcelona (REUTERS/Gustau Nacarino)

“Los compañeros que han estado mucho tiempo a su lado han sido capaces de soportar el estrés de jugar con Messi. Y era difícil, porque Leo ha sido muy exigente con ellos, pero mucho más con él mismo. Entonces, no era fácil estar a su altura. Al final, el fútbol es un embudo y no todos están a la altura de Lio. Algunos llegaron a jugar a su lado y no fueron capaces de consolidarse, pero sí hubo otros que lo lograron. Y vivimos los mejores años de la historia del club Barcelona”, recalcó Unzué en un mano a mano con Infobae.

Además, el ex guardavalla culé recuerda sobre Maradona: “La sensación de privilegio por coincidir con el mejor jugador del mundo en Sevilla, que además era nuestro ídolo”. Y se queda con el aspecto personal de Pelusa: “Nos hablaba de su vida personal, lo que conlleva ser número uno del mundo, sus vivencias con todo lujo de detalles. Su frase final era: ‘Que sepan que lo cuento porque les tengo cariño. Yo he cometido un error y no quiero que ustedes lo cometan’”.

-¿Cómo se encuentra de su enfermedad?

-Sigo mentalmente fuerte y útil. Siento que le doy sentido a mi vida de una manera muy diferente a la mayoría de los años anteriores que había encontrado la felicidad en el fútbol. Siento que estar aquí y vivo merece la pena.

-En julio de 2019 le diagnosticaron ELA. ¿Cómo ha cambiado su vida?

-A nivel físico cambió de la noche a la mañana. Al final, siempre he sido una persona muy activa. Curiosamente mis manos, brazos y piernas me han dado la posibilidad de ser futbolista a nivel profesional, pero hoy me impiden hasta el caminar de forma autónoma. Pero se puede disfrutar de cosas esenciales que no requieren de un esfuerzo físico.

Una imagen de la conferencia de prensa en la que anunció en la que se alejaba del fútbol por padecer la enfermedad
Una imagen de la conferencia de prensa en la que anunció en la que se alejaba del fútbol por padecer la enfermedad

-¿Cómo cuáles?

-Hoy mi objetivo de vida sigue siendo darle visibilidad a la ELA. Hacer saber las consecuencias que tiene y, sobre todo, mostrar un poco en qué situación están otros pacientes que pelean con esta enfermedad. La idea es mostrar la cruda realidad. A partir de ahí, eso le da sentido a mi vida y es mi objetivo.

-¿Cuáles son esas consecuencias de la propia enfermedad?

-En mi caso está muy marcado la limitación física en mis piernas, brazos y manos. Requiero de ayuda para cosas esenciales como ducharme y vestirme. En tanto, para moverme necesito una silla de ruedas.

-¿Cómo es su día a día?

-Depende. Los últimos cuatro meses vienen siendo muy intensos. Escribí un libro y Movistar estrenó un documental sobre mí. Además, estoy dando charlas en empresas, universidades, colegios y entrevistas a diferentes medios. Me mantengo activo todo el tiempo. Al final, esta enfermedad genera un cansancio físico y mental muy grande. Entonces, busco un equilibrio con todo lo que voy haciendo. Lo cierto es que me reporta una gran energía positiva y compensa de una u otra manera ese desgaste físico.

-¿Tiene miedo de algo?

-¿A qué le voy a tener miedo? En julio de 2019 recibí la noticia de qué padezco una enfermedad neurodegenerativa y sin cura, con una esperanza de vida de entre tres y cinco años. Tengo la sensación de que le he mirado la cara a la muerte. Y en definitiva ese cara a cara me ayudó a aprovechar un poco más la vida.

-¿Cómo fue el momento de contarle el diagnóstico a su familia?

-Fue la parte más emotiva. Mis hijos percibían que algo me estaba sucediendo. Evidentemente sabían que estaba relacionado con la neurodegeneración. Pero escuchar a tu padre decir que tiene una enfermedad sin cura y con una esperanza de vida media les dio un impacto muy duro.

-¿Cómo reaccionaron?

-Fue un momento muy emotivo, el que más he vivido en los últimos años. Pero a la vez también muy satisfactorio por lo que viví. Sentí que tenía una familia muy unida y en ese momento de dificultad, mucho más. Si a eso le sumamos qué no sólo a mis hijos tuve que contarles, sino a mi madre, a mis hermanos, a mis suegros, cuñados y amigos y sentir el apoyo de todos, el sentirme tan arropado y unido a ellos hizo que todo valga la pena.

-¿Que te llevó a hacerlo público?

-Como primera causa que a la gente no le pasase lo mismo que a mí, que no desconozcan lo que es la enfermedad. Obviamente, no vas a conocer todas las enfermedades que hay en el mundo, pero sí algo sobre ellas. Esa fue la primera razón por lo que lo hice público. La segunda causa fue la idea de que mis compañeros de equipo, así los llamó a los que pelean como yo la enfermedad, tengan una vida digna, porque el 95 por ciento de ellos no la tienen, ya qué es un tratamiento muy costoso como consecuencia de que hay muy poca ayuda y las leyes no acompañan a tener esos ingresos económicos.

-¿Que consejos le darías a los que padecen ELA?

-Consejos no les daría, sólo les cuento mis vivencias y cómo he llevado la situación adelante. Pero, evidentemente, cada uno somos una historia por suerte, porque si fuésemos todos iguales sería aburrido. Cada uno tiene el derecho a asumir un diagnóstico como este de la mejor o peor manera. Yo trato de animarlos y decirles que desde mi experiencia sigue mereciendo vivir y disfrutar. Quizás unos necesiten un mes, otros más tiempo y aceptar que la ELA es parte de nuestra vida.

-En esos momentos de reflexión, ¿tiene un bajón anímico o ganas de llorar?

-Ese día aún no ha llegado. Es posible que conociendo un poco las consecuencias de esta enfermedad aparezca y lo trataremos de gestionar de la mejor manera posible. Pero aún no he tenido ese rato de bajón anímico. El único día que no fui capaz de aguantar las lágrimas fue cuando se lo hicimos ver a nuestros hijos. Fue el día más emotivo y pasaron casi tres años de ese momento.

Unzue fue compañero de Maradona en el Sevilla comandado por Carlos Bilardo
Unzue fue compañero de Maradona en el Sevilla comandado por Carlos Bilardo

-¿Qué recuerda de su etapa en el Sevilla junto a Diego Armando Maradona?

-Muchas cosas; y las mayoría buenas. Siempre valoré de Diego su gran corazón, su generosidad y cuando hablo de ella, lo digo porque él nos explicaba muchas veces su vida relacionada con el fútbol, pero también fuera del mismo.

-¿Qué es lo que más rescata de Pelusa?

-Nos hablaba de su vida personal, lo que conlleva ser número uno del mundo, sus vivencias con todo lujo de detalles. Su frase final era: “Que sepan que lo cuento porque les tengo cariño. Yo he cometido un error y no quiero que ustedes lo cometan”. Hacía cosas magistrales y en lo personal considero que era muy buena persona. No justifico las cosas que ha hecho, pero fue un buen tipo.

-¿Es cierto que Diego había bajado de peso para jugar ante el Real Madrid a comienzos de 1993?

-Sí, fue espectacular. Esto ocurrió en el último partido que jugamos antes de la celebración de Navidad de 1992. Producto de las Fiestas, se paró el torneo una semana y él se fue a Sierra Nevada junto a su familia. Estuvo siete días y cuando regresó, lo vi en el vestuario y le dije: ‘Ostras, eres otro Diego’. Había bajado 8 kilos porque quería estar en forma para enfrentar al Real Madrid. Lo hizo a base de una dieta muy complicada, comiendo carne semi cruda durante toda la semana.

-Fue dirigido por Bilardo en ese club. ¿Cómo definirías a Carlos?

-Como un transgresor. Curiosamente cuatro años antes de su llegada al Sevilla había tenido la posibilidad de tener como director técnico a Johan Cruyff, que mantenía una idea de fútbol opuesta a la de Carlos; pero igual de transgresora. El Narigón nos enseñó otras facetas e ideas de juego, conceptos del fútbol en general que tratamos de llevarlos a cabo.

-¿Tenía una relación cercana con él, que le permitió ganarse su confianza?

-Sí, teníamos una buen relación y conservo una anécdota con Carlos, que la pude corroborar luego cuando fui entrenador. Recuerdo una charla que tuvimos al término de la temporada. Me preguntó: ‘Juan Carlos, ¿Crees que he sido un buen o mal entrenador?’' Me preguntaba porque fui el portero titular durante toda la temporada. Le respondí: ‘Qué quiere que le responda Mister, me puso en todos los partidos y me demostró su confianza’.

-¿Qué te respondió?

-’No va por ahí. ¿Sabes Juan Carlos cuándo voy a saber si yo fui un buen entrenador o no para usted? Cuando el año que viene venga a verlos jugar, tengan otro director técnico con ideas posiblemente distintas a las mías, y usted haga en cancha lo que yo le he transmitido’.

-¿Cómo lo tomó usted?

-Cuando fui entrenador me di cuenta de que es eso verdaderamente lo que llama la atención. Que los jugadores desde el primer día hasta el último que empiezan a trabajar sientan que son un poco mejor de lo que eran hasta el momento de conocerte. Bilardo fue un gran director técnico y lo que me enseñó, lo traté de inculcar cuando me tocó cumplir esa función.

-También estaba Diego Simeone en ese plantel. ¿El Cholo es hoy el Bilardo de su época?

-Es un alumno aventajado. Su manera de actuar, de hacer, incluso su forma de juego está relacionada con lo que transmitía Bilardo. El Cholo también aprovechó a otros buenos entrenadores que tuvo en su larga carrera para aprender de ellos. Estoy seguro de que al final no es Bilardo ni Basile, es el Cholo Simeone y tiene su marca registrada. Sus equipos transmiten lo que él era como futbolista.

-Luego, fue entrenador de arqueros de Pep Guardiola en el Barcelona. ¿Cómo es trabajar al lado de uno de los mejores técnicos del mundo?

-Pep es otro transgresor cercano a Cruyff y a Bilardo. En la idea de juego está más cercano a la del holandés que al argentino. Pero también tuvo una gran evolución en su carrera. Tuve la suerte de estar en los dos primeros años de Johan en el Barcelona como jugador; y luego, estuve tres de los cuatro años que estuvo Pep como técnico. He visto que la base es la misma, pero hay una gran evolución para ser un transgresor durante 20 años. Me siento un privilegiado por haber podido coincidir con todos ellos. Tengo algunos más en mi memoria que otros, que me han enseñado mucho.

Juan Carlos Unzué y Luis Enrique en el Barcelona (Getty)
Juan Carlos Unzué y Luis Enrique en el Barcelona (Getty)

-¿Como Luis Enrique?

-Sí, así es. Más allá de la relación profesional con Luis, somos amigos; y existe una relación personal inquebrantable hasta el día de hoy, que nada la va a romper.

-¿Lo ve asentado ya como entrenador de la selección española de cara a Qatar 2022?

-Primero, se encuentra en el sitio que quería y quiere estar; y eso es importante. Segundo, está en el lugar que requería de mucha valentía para llevar a cabo un proceso de recambio. Y gestionar el cambio de algunos de los jugadores que lo habían conseguido todo con la selección española en el 2008, 2010, 2012. Para cualquiera, manejar esa transición entre esos veteranos y una nueva generación con jóvenes de calidad, mucha capacidad técnica, pero que para ser jugadores top necesitan hacer algo con el seleccionado y están camino a ello, no es fácil. Hay selecciones espectaculares en el mundo como Argentina, pero España en el fondo ha vuelto a ilusionar con un equipo bastante joven. Pienso que no sé si ganaremos, pero será difícil doblegarnos.

-Fue entrenador de arqueros del cuerpo técnico que lideraba Frank Rijkaard en el conjunto culé. ¿Cómo manejaron como grupo el debut de Lionel Messi?

-Para mí, Messi es el mejor jugador del mundo. Leo tuvo en el fondo esa suerte de que su primer entrenador fue Frank, porque te puedo asegurar que todos los que tuvo fueron buenísimos, pero la tranquilidad que llevó adelante el holandés para no quemarlo fue fundamental. Pero no solamente con él, sino también con Andrés Iniesta. Rijkaard fue el entrenador que ayudó muchísimo a que pudiesen crecer de forma más progresiva. Priorizó el crecimiento de dos jugadores espectaculares que sentía y veía cada día de una manera progresiva; y priorizando lo que creía que mejor para su propias carreras.

-¿Fue Pep Guardiola el que explotó al mejor Messi de todos?

-Leo tuvo mucho respeto por las jerarquías que en el momento que subió lo tenía a Ronaldhino como el mejor jugador del mundo. Entonces, cuando Messi llegó percibió a quien tenía adelante, en su lugar en la cancha, y lo respetó. Pero cuando el brasileño marchó, el rosarino sintió que era el momento de dar un paso adelante. Considero que el juego de Pep ayudó a que esa jerarquía y todas sus capacidades estuviesen a la orden de cada minuto para destacarse en todos los partidos durante el torneo español. Ayudó su manera de jugar, pero sobre todo la capacidad del argentino.

-¿El equipo de Guardiola fue el mejor de todos los que integraste?

-Si lo ponemos en cuanto a títulos, nadie logró ganar aquel sexteto. Estuvimos cerca con Luis Enrique, pero nos quedamos en la puerta. En cuanto a títulos, sí. Pero creo que todo es consecuencia de; y considero que tanto Pep como Luis Enrique les sacaron mucho jugo a las capacidades de sus jugadores. Al final, la época de Guardiola se basó en el momento que atravesaba Lio Messi junto a 10 compañeros que le ayudaban a que su manera de jugar se viese reflejada dentro de la cancha. Pero cuando tuvimos con Luis Enrique estaban Neymar, Messi y Luis Suarez y aprovechó la jerarquía de los tres futbolistas para lograr resultados.

-¿Existían compañeros de Messi que eran capaces de soportar el estrés de trabajar con él?

-Todos. Los compañeros que han estado mucho tiempo a su lado han sido capaces de soportar el estrés de jugar con Messi. Y era difícil, porque Leo ha sido muy exigente con ellos, pero mucho más con él mismo. Entonces, no era fácil estar a su altura. Al final, el fútbol es un embudo y no todos están a la altura de jugadores como Lio. Algunos llegaron a estar a su lado y no fueron capaces de consolidarse, pero sí hubo otros que lo lograron. Y vivimos los mejores años de la historia del club Barcelona.

-¿Cómo era de exigente Maradona con sus compañeros?

-En la forma de ser eran diferentes. Leo es más introvertido, Diego más abierto. Ambos sabían que tenían que asumir la responsabilidad de comandar a sus equipos. El fútbol de los 80´, 90´nada tiene que ver con el de ahora. Pero si hubiésemos cambiado los tiempos, Diego desarrollándose en el 2010, 2020 o Leo a los años 80´, estoy seguro de que también habrían sido los mejores del mundo. Tienen unas condiciones técnicas impresionantes y una mente privilegiada. Comprobé que en mis experiencias con ambos que es muy difícil ser el mejor del mundo en este deporte y sobrellevar esa tensión y presión que ellos han sido capaces de llevar a sus espaldas durante mucho tiempo.

-Por este motivo, ¿considera que fue muy difícil ponerse en los zapatos de Maradona en una época distinta a la nuestra?

-Sí, claro que sí. Él mismo sabía que se había equivocado en varias cosas y yo no estoy de acuerdo con lo que ha hecho. Pero no lo enjuicio, porque he visto lo difícil que fue ser Maradona. En general, la sociedad tiene la mala costumbre de enjuiciar a las personas sin conocerlas y tendemos a equivocarnos con mucha facilidad.

El ex portero escribió un libro sobre su experiencia (EFE/Rodrigo Jiménez)
El ex portero escribió un libro sobre su experiencia (EFE/Rodrigo Jiménez)

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