Los secretos de Federer: por qué vuelve a la Argentina y por qué no es de Boca pese al intento de Del Potro

Qué valora el suizo de su anterior visita y por qué las Carataratas del Iguazú fueron clave. Los esfuerzos sin fruto del tandilense.

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Roger Federer nunca jugó torneos profesionales en América Latina. En esta visita, además de Argentina, pasará por Chile, Colombia y México.   REUTERS/Ahmed Jadallah
Roger Federer nunca jugó torneos profesionales en América Latina. En esta visita, además de Argentina, pasará por Chile, Colombia y México. REUTERS/Ahmed Jadallah

Son muchas las razones que traen a Roger Federer a la Argentina y a América Latina siete años después de su última visita, pero una importante, muy importante, está bien cerca de su corazón: su papá, Robert Federer, se quedó con la boca abierta ante las Cataratas del Iguazú en aquel ya lejano 2012.

Lo explicó el propio Federer esta semana en Ginebra, un par de días antes de que comenzara la Laver Cup: "Para mi papá fue el viaje de su vida: disfrutó como nunca, es un viaje que tiene bien presente. Por eso va a volver esta vez. Y para mí fue también muy impactante, son países a los que no voy por el circuito, por eso me entusiasma visitarlos".

La confesión fue en una charla mano a mano con un par de periodistas suizos, que recibieron la confirmación de que Federer visitará Argentina, Chile, Colombia y México con buena parte de su familia: solo resta saber si sus cuatro hijos estarán en todo el periplo. La duda más importante de cara a las exhibiciones latinoamericanas debió ser resuelta por Pierre Paganini, el preparador físico del ocho veces campeón de Wimbledon.

¿Puede afectar esta gira mi puesta a punto física para 2020?, le preguntó el jugador. No, lo tranquilizó Paganini. Es cierto que habrá una semana menos de lo inicialmente previsto para afinar el cuerpo de cara a una temporada que incluye el desafío de los Juegos Olímpicos, pero no es una diferencia importante: Federer, como hizo en cada uno de los 20 años que lleva como tenista profesional, estará impecable físicamente cuando llegue el desafío de Australia.

El suizo resumió en forma certera en 2012 el trasfondo de su visita a Argentina: "Los argentinos tienen que viajar normalmente para verme jugar, esta vez he decidido viajar yo para ver a los argentinos". Y lo mismo puede decirse de Chile, Colombia y México. Federer es virgen cuando de torneos profesionales en América Latina se trata. En la región, y aún era un juvenil, apenas estuvo a mediados de los '90 jugando en México, Costa Rica y en un país que difícilmente vuelva a pisar por un buen tiempo: Venezuela.

Robert Federer, el padre de Roger, siempre recuerda su visita a las Cataratas del Iguazú en 2012 e influyó en su hijo en la percepción de la Argentina.
Robert Federer, el padre de Roger, siempre recuerda su visita a las Cataratas del Iguazú en 2012 e influyó en su hijo en la percepción de la Argentina.

De Federer se dicen muchas cosas, incluso llegó a decirse que es hincha de Boca. La confusión tiene su origen en las entrañas de uno de los estadios de tenis más famosos del mundo, el Philippe Chatrier, emblema de Roland Garros. Bajo la tribuna noble, el "box" en el que se sientan grandes figuras del tenis, pero también reyes y príncipes, cantantes, actores y presidentes, están los vestuarios. Y fue allí, en el vestuario, que Juan Martín del Potro se le acercó a Federer cargando toneladas de timidez sobre las espaldas. Era mayo de 2009, y el tandilense no podía saber que cuatro meses más tarde ganaría su primer título de Grand Slam derrotando en la final precisamente al suizo.

Del Potro llevaba en sus manos una camiseta firmada por los jugadores de Boca, y días después le entregaría un segundo obsequio al suizo, una camiseta de la selección argentina firmada por Diego Maradona, por entonces entrenador del seleccionado.

"Sí, Juan me dio una camiseta con la firma de Maradona... ¡Nada mal!", recordaría Federer durante una extensa entrevista al año siguiente. La charla transcurría en el asiento trasero de un Mercedes Benz que serpenteaba por las enrevesadas calles de Estoril, en Portugal. Y el suizo no tuvo duda alguna cuando se le preguntó si se había hecho hincha de Boca: "No, no, nada de eso... ¡Pero es una linda camiseta!".

Pese a la excelente relación en Juan Martín del Potro y Roger Federer, el argentino no pudo hacerlo hincha de Boca, aunque le regaló camisetas, incluso una de la selección argentina autografiada por Maradona. (AP)
Pese a la excelente relación en Juan Martín del Potro y Roger Federer, el argentino no pudo hacerlo hincha de Boca, aunque le regaló camisetas, incluso una de la selección argentina autografiada por Maradona. (AP)

El fútbol es cosa seria para Federer. Ya se vio su habilidad (y el asombroso toque de Del Potro) durante la visita a la Bombonera en 2012, también apeló a la número 5 para graficar sus sensaciones tras la bastante caótica exhibición de 2012 en Tigre: “Me sentí como en una cancha de fútbol”. En su juventud, Federer pensó seriamente en ser futbolista. Lo meditó durante un buen tiempo, pero nadie discute hoy que tomó la decisión correcta. ¡Lo que se hubiese perdido el deporte! Y desde su infancia y hasta hoy, Federer es, como buen futbolero, hincha de un solo club: el FC Basel, uno de los más importantes de Suiza y emblema de su ciudad natal.

Federer sigue teniendo bien presente hasta hoy la pasión del hincha argentino. Tony Godsick, su agente y socio en Team8, la empresa de representación que organiza la Laver Cup, estaba impactado en aquellos días en Buenos Aires: "Esto es fantástico y muy diferente de Asia. Creo que Roger se debe estar preguntando por qué no vino acá hace muchos años".

Esa pasión puede ser excesiva, tanta pasión obliga a veces a un descanso. Por eso fue que en aquellas largas noches de 2012, Federer le dijo a Mary Joe Fernández -ex tenista y esposa de Godsick- que quería hablar con Gabriela Sabatini. Gaby estaba cenando afuera en aquella calurosa noche cuando, sobre las 11, recibió un whatsapp de Mary Joe: “¿Puedo darle tu número a Roger Federer?”. El “sí” era obvio, y la alegría de Federer creció cuando Sabatini, tras preguntarse en qué restaurante podrían cenar tranquilos al día siguiente, le hizo la propuesta: “¿Y si te venís a casa?”.

“¡Estaba esperando que dijeras eso!”, respondió feliz el suizo. La cena, en la que también estuvo Paola Suárez, se prolongó hasta la madrugada. Al día siguiente, Federer visitó en la Quinta de Olivos a la entonces presidenta, Cristina Kirchner. “El abuelo era suizo”, le dijo Cristina hablando de su ya fallecido esposo, Néstor. El tenista se fue de Olivos dejando a una presidenta encantada con su elegancia y amabilidad. Siete años después, Federer vuelve a la Argentina, y ya tiene bien claro que las noches serán largas y los días intensos.

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