Cuando Iván Rakitic metió el último penal de la serie ante Dinamarca, Zlatko Dalic despegó del banco de suplentes. Había vivido la definición y el tiempo extra con la emoción transferida a los gestos. El salto inmediato posterior al gol de la clasificación a cuartos de final fue de éxtasis. Y en el festejo, en el primer grito de celebración, se encontró con una mujer y la abrazó. Ella tenía saco, camisa y lentes. Había estado hace diez minutos hablando con los jugadores y coordinando con el cuerpo técnico. Era Iva Olivari, jefa del equipo croata.
Su cargo es gerencial. Está encargada de organizar viajes, traslados, administrar los entrenamientos, los partidos, coordinar la logística, estudiar la ingeniería de movimientos y la infraestructura de los hospedajes, y gestionar la comunicación con la FIFA. Su trabajo es ininterrumpido y al estar tan involucrada al entramado del equipo, adquirió suficiente entidad para entrar en la consideración del cuerpo técnico. Sus labores resolvieron traumas enquistados en una organización joven, sin experiencia.
Su cargo evolucionó. De sujetarse a tareas administrativas, penetró de manera activa en el seno del plantel. Se volvió muy cercana a los jugadores, quienes la bautizaron "tía". "Los chicos son fantásticos. Los quiero un montón y ellos me respetan. Con los más viejos tengo una relación de hermana-hermano porque llevamos largo tiempo juntos, desde que era la Tía Iva para ellos", dijo ante medios locales, en el marco de la Eurocopa 2016. En ese certamen, Olivari recibió por primera vez la autorización para integrar el banco de suplentes durante los partidos. En Brasil 2014, en cambio, presenció los encuentros desde la tribuna.
Trabaja bajo la órbita de la Federación de Croacia desde 1992. Pero desde que Davor Suker asumió la presidencia de la máxima entidad del fútbol croata en 2012, Iva Olivari se convirtió en la jefa del seleccionado. Tras la Guerra de los Balcanes y la independencia, era necesario restablecer los servicios profesionales. "Comencé a trabajar en el Departamento Internacional desde el principio. Los nuevos procesos se lanzaron y no había muchas personas que pudieran encargarse. Se necesitaba implementar un sistema para el registro y transferencia de jugadores que operaba todavía en Serbia, iniciar relaciones con la FIFA y la UEFA, y también organizar amistosos. Y no sólo del equipo principal, sino también de jóvenes, mujeres y futsal. He tenido varias funciones", reconoció.
"Si hace treinta años me decían que iba a terminar en el fútbol, yo diría que iba a ser algo imposible. Uno nunca sabe a dónde la vida te llevará: amo hacer mi trabajo y estar con el equipo. Mis colegas son un gran apoyo. Somos una gran familia", dijo Iva.
Hace treinta años (hoy tiene 49), era una jugadora de tenis profesional. A los catorce años fue campeona de tenis femenino en la antigua Yugoslavia. En su carrera ostenta un triunfo sobre Steffi Graf, ex número uno del mundo, en Alemania. Pero sufrió una grave lesión en la muñeca y quedó desafectada de la actividad tenística.
Fue una de las primeras funcionarias de la renovación de una Federación incipiente. Su condición de mujer experimentó el destrato machista en un ambiente dominado históricamente por los hombres. "El hecho es que vivimos en una comunidad bastante tradicional, donde el fútbol es un deporte predominantemente masculino, pero desde hace mucho tiempo percibí que la única manera de cambiar eso era arremangarse las mangas y trabajar", consideró.
Ya se percibe totalmente igual al resto. Sus dos décadas trabajando al servicio del fútbol de su país hizo que su carrera coincidiera con los procesos de formación de jugadores como Modric, Rakitic, Perisic o Mandzukic. Es una más de la familia del fútbol croata, es la "tía Iva".
Seguí leyendo:
Quién es Danijel Subasic, la inesperada figura croata y gran salvador de Luca Modric
De refugiado a embajador del buen fútbol: la vida de Luka Modric, atravesada por la guerra