Ceremonia de inauguración de los Panamericanos: así fue la noche que cambió la historia milenaria de Perú

La ceremonia inaugural de los Juegos Panamericanos cautivó al continente con la presencia de más de 6.700 deportistas. Una fiesta que se basó en la cultura incaica y las costumbres de un país que desarrollará el evento deportivo más importante de su vida

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Lima abrió los XVIII Juegos Panamericanos en un marco imponente  REUTERS/Pilar Olivares
Lima abrió los XVIII Juegos Panamericanos en un marco imponente  REUTERS/Pilar Olivares

Las vísperas del Día de la Independencia de Perú se festejaron con la ceremonia inaugural de los XVIII Juegos Panamericanos que paralizó al continente. Si bien el tránsito arcaico y caótico atentó contra los 30.000 espectadores que arribaron al Estadio Nacional, la fría velada del viernes comenzó a calentarse con el ritmo del conjunto de Wapululos de la ciudad de Lampa.

La percusión de la danza de Guasca encendió al público que de manera sorpresiva observó cómo se dio inicio a la fiesta en la capital incaica. Como si se trataran de bandas teloneras, la música acompañó a cada aficionado hasta que las gradas se completaron en un 80%.

"Es la primera vez en la historia que van a observar un espectáculo de esta magnitud. Después de esta noche cambiará la historia de Perú", dijo el eufórico presentador antes de que se apaguen las luces del escenario y comience la cuenta regresiva con el recuerdo nostálgico de las 17 ediciones anteriores.

Casi 500 voluntarios participaron de la fiesta en la capital peruana. REUTERS/Sergio Moraes
Casi 500 voluntarios participaron de la fiesta en la capital peruana. REUTERS/Sergio Moraes

El juego de luces interpretado por los voluntarios que evocaron los elementos que inspiraron a la creación del logo de Lima 2019 le abrió el paso al poema El Perú, representado por 49 bailarinas que impusieron su sensibilidad mientras se izaba la bandera nacional.

La aparición del Dios que se simboliza con un cuerpo que mezcla a un felino, un ave y una serpiente convocó a los chasquis y sus contrapartes modernas: los maratonistas. Así, con el sonido de sus pututus, las 41 delegaciones que competirán en la cita internacional respondieron al llamado para arribar al escenario que emocionó a cada uno de los presentes.

El Dios representado por un felino, un ave y una serpiente descendió del oscuro cielo incaico REUTERS/Sergio Moraes
El Dios representado por un felino, un ave y una serpiente descendió del oscuro cielo incaico REUTERS/Sergio Moraes

El amanecer del Pacífico, que tuvo la participación del público con las linternas de sus celulares emulando a las constelaciones, iluminó a los caballitos de totora y a los surfistas que llegaron barrenando las olas que también acercaban a las tradicionales conchas Spondylus.

Los bailes a caballo que acompañaron a los arpistas y repicadores confeccionaron la escena previa a la formación del mapa peruano con la delicadeza de las flores que se lucieron al ritmo de la zamacueca.

El solo de guitarra del artista local Charlie Parra, en sintonía con los cajoneros que se unieron a la fiesta fue la ambientación ideal para presentar a todos los deportes que se disputarán hasta el 11 de agosto.

La delegación argentina fue la primera en llegar. Con más de 500 deportistas, los representantes albicelestes se destacaron por sobre sus inmediatos perseguidores, dado que Antigua y Barbuda, Aruba, Bahama, Barbados, Belice y Bermudas se presentaron con un puñado de atletas que no superaban los 50 participantes.

Argentina fue una de las delegaciones más numerosas de la ceremonia
Argentina fue una de las delegaciones más numerosas de la ceremonia

Salvo por la presencia de Estados Unidos, Canadá, México y Perú que viajaron a Lima con una notoria mayoría de competidores y simpatizantes, la Argentina se destacó como una de las más numerosas.

Más de 6.700 atletas de todo el continente desfilaron por el Estadio Nacional hasta que un grupo de turistas mochileros se robó el protagonismo. Con un ritual armonioso, los forasteros le regalaron las mejores vibras a los Juegos Panamericanos antes de emprender su viaje hacia los sectores más profundos del país incaico como la Selva Amazónica.

Cuando la maleza se abrió para que el país anfitrión exponga la abundancia de sus alimentos y tejidos, Juan Diego Flórez y Chabuca Granda mantuvieron un dueto criollo que hizo vibrar a las calles peruanas.

Con el relevo de la antorcha que hace cuatro años emigró de Toronto para aterrizar en Lima, los encargados de trasladar el fuego sagrado para encender el pebetero fueron Edith Noeding (medalla de oro en atletismo en México 1975), la judoca Ariana Baltazar Miñan, Carlos Nano Fernández (figura en tenis de mesa), la leyenda del vóley Lucha Fuentes (ganadora de tres preseas de plata en tres ediciones diferentes) y Cecilia Tait (galardonada con la medalla Pierre de Coubertin y medallista olímpica de plata en Seúl 1988). Como lo expresó Luis Fonsi con su popular canción que cerró la jornada, Perú vivió un cambio histórico en el desarrollo deportivo. Y lo hizo pasito a pasito.

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