“Curb Your Enthusiasm”: Larry David y el regreso de su insolente oda a la incorrección política

Hoy se estrena la nueva temporada de la serie que, pese a los cambios de paradigmas, sigue con su objetivo de hacer humor con absolutamente todos los temas delicados e irritantes, sin tabúes ni solemnidad. El desagradable de Larry vuelve con su capacidad de ofender intacta

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Anticipo de la nueva temporada de "Curb Your Enthusiasm"

“Es muy difícil hacer lo correcto siempre. Las 24 horas. La gente es muy sensible con esas pequeñas estupideces”, dice con frustración Larry David en el mockumentary de HBO Larry David: Curb Your Enthusiasm; el origen de la serie Curb Your Enthusiasm que se estrenaría un año más tarde, el 15 de octubre del 2000. Un retrato de las aventuras cotidianas (ordinarias pero que amagan con escalar a extraordinarias) del guionista, productor y actor Larry David tras haber ganado mucho dinero con la serie Seinfeld. Para el comediante que desechó su Licenciatura en Historia y decidió dedicarse (apenas un rato) a escribir monólogos de stand up en Nueva York mientras dormía en la calle, es más improbable comprender el comportamiento de la gente que construir la máquina del movimiento perpetuo.

“No vale la pena salir de la casa, ¿para qué?”, se pregunta Larry David resignado ante la ardua tarea de convivir en sociedad, condenado a disculparse todo el día. El pecado puede ser por omisión o adrede, sin embargo, siempre habrá una víctima que lo señalará como culpable. Filmada con cámara en mano, Curb Your Enthusiasm está compuesta por los incidentes más descabellados; personas escandalizadas porque Larry David, un judío casado y liberal de mediana edad, pronunció mal un nombre o se fue de un restaurante sin saludar. “¿Debo decir ´hola´ y ´adiós´? ¿Por qué hacer las dos cosas?”, cuestiona Larry. En su mundo, un café frío, un scon húmedo o una mesa que se tambalea pueden provocar un conflicto al borde de lo bélico.

Curb Your Enthusiasm es un show de personas ofendidas que se enredan en su propio enojo, a veces por hechos relevantes, otras por zonceras que se hinchan como los dinosaurios de goma que crecen en agua caliente. De eso se trata Curb Your Enthusiasm: de la insoportabilidad de confirmar todos los días que los demás no actúan cómo uno espera. Un mar de decepciones donde nadie aprende a nadar o se propone jugar a aguantar la respiración bajo del agua; no hay posibilidad de placer y menos de soluciones. Apenas pueden flotar estilo plancha, siempre al borde de sufrir un calambre en una pierna por el desgaste físico y mental que implica relacionarse con el otro. Mil brazadas pueden cansarnos menos que ser parte de un evento social.

Larry David en "Seinfeld", con el genial Jerry Stiller.
Larry David en "Seinfeld", con el genial Jerry Stiller.

La materia prima del protagonista de Curb Your Enthusiasm nació en Seinfeld, la sitcom que Larry David guionó y co-creó junto a Jerry Seinfeld en 1989, luego de trabajar en Fridays y Saturday Night Live. El actor Jason Alexander cuenta que hubo un episodio, al inicio, en el cual su personaje George Costanza debía hacer algo que él consideraba inverosímil. Alexander reunió a los guionistas del capítulo para pedirles ayuda: “Hay que escribir esto de nuevo, porque eso nunca pasaría en la vida real, y si llegara a pasar, nadie reaccionaría así”, les dijo. Larry David se acercó al actor para contarle que eso que le resultaba inverosímil le había sucedido a él, y que había reaccionado de la misma manera que marcaba el guion. A partir de ese momento, Jason Alexander se preparó para imitar a Larry David lo más descaradamente posible. Curb Your Enthusiasm obligó a David a dar la cara, más allá de que la había asomado tímidamente en Seinfeld: poniendo el cuerpo en el enigmático hombre de la capa o dándole voz al jefe de George, que solo se mostraba de espaldas.

La estructura narrativa de Curb Your Enthusiasm es muy distinta a la de Seinfeld: Larry David dejó de escribir la sitcom en la séptima temporada (para volver en la última) porque le generaba mucho estrés el nivel de precisión que requería la elaboración de cada episodio. “Toma muy mal la crítica. No tolera a los tontos. No acepta la crítica. Cuando cree en lo que hace, no puedes desviarlo. Por eso cualquier crítica es inútil”, cuentan personas que trabajaron con él en Seinfeld. Para la comedia verité de HBO que comenzó hace 21 años cambió el formato: escenarios naturales, nada de risas grabadas y un espacio estelar para la improvisación. Suya y de los actores que lo acompañan: Jeff Garlin, Susie Essmar, Cheryl Hines, Richard Lewis,Ted Danson, J.B. Smoove y el fallecido Bob Einstein, sin contar las estrellas invitadas haciendo de sí mismos (desde Michael J. Fox hasta Mel Brooks, pasando por Ben Stiller, Martin Scorsese y todo el elenco de Seinfeld).

Larry David camina con una libreta y cada vez que se le ocurre una idea es allí donde la anota. Disparadores que se transformarán en la esencia de un futuro episodio de la serie. La vida cotidiana es su mayor inspiración: esa ecuación de que cuando algo maravilloso te sucede inevitablemente será equilibrado por una desgracia que no tardará en asomar la nariz. “Siempre es bueno tomar algo que ha sucedido en tu vida y convertirlo en algo cómico”, asegura Larry.

Larry David en la temporada 11 de "Curb Your Enthusiasm"
Larry David en la temporada 11 de "Curb Your Enthusiasm"

Identikit de un hombre insufrible

Frolic, la pieza musical compuesta en la década del 70 por el pianista italiano Luciano Michelini, abre y cierra cada episodio de Curb Your Enthusiasm. Pero es mucho más que eso: el track se ha convertido en adjetivo, en una forma de definir situaciones ridículas de la vida real que solo podrían ocurrirle a Larry David. Cómo explicar el absurdo cotidiano con los compases de Frolic y un nombre: Robert B. Weide, el director de las primeras temporadas de Curb Your Enthusiasm, que es citado en forma de meme, y hasta tatuado en la espalda de una persona que subió la foto a Twitter. Luciano Michelini compuso Frolic para la película La Bellissima Estate, jamás imaginó que 30 años más tarde su música le daría la identidad a un show tan popular. El compositor italiano se siente honrado de que su pieza se haya transformado en un tema tan definitorio y confesó una vez que se emociona cada vez que lo escucha en Curb Your Enthusiasm. Y entendió desde los inicios que la elección de Larry David al poner Frolic como cortina musical consiste en decirle a su audiencia que no hay que tomarse la vida (y sus desgracias) muy en serio. El camino es romper con la solemnidad.

Desde el primer episodio, “The Pants Tent”, Curb Your Enthusiasm presentó a su protagonista (personaje y guionista) como un individuo que siempre se sentirá damnificado aunque sea él quien, en broma, se refiere con sus amigos a su esposa Cheryl como Hitler. Chiste que ofende a la familia de un judío gay que escapó de la Alemania nazi. Para Larry no hay límites para el humor, el problema es que para el resto del mundo sí los hay. Y Larry no piensa adaptarse, pretende que los demás se amolden a su filosofía de vida. En las 10 temporadas el personaje demostró una y otra vez que no tiene escrúpulos y menos pudor al robar tres ramos de lirios del memorial de una anciana fallecida o simular tener una discapacidad para conseguir un buen lugar para estacionar el auto.

Larry David y Michael J. Fox en "Curb Your Enthusiasm"
Larry David y Michael J. Fox en "Curb Your Enthusiasm"

Durante las primeras temporadas, Larry David se asombró de que el público padeciera las actitudes de su personaje al punto de taparse los ojos como si estuviera viendo a Linda Blair girar la cabeza 360 grados en la película de terror El exorcista. No esperaba que los espectadores se sintieran tan incómodos, así que con el paso de los años tuvo que redoblar la apuesta. Pero, ¿de qué está hecho el protagonista de Curb Your Enthusiasm para que lo amemos y odiemos al mismo tiempo? Larry adora jugar al golf, una de las pocas actividades que disfruta. Y odia todo lo demás: los locales que tienen más de una fila; que te deseen ´feliz año´ después de varios días del 1 de enero; que el helado se chorree por el cucurucho. Le irritan particularmente las despedidas y los espacios de duelo; Larry está incapacitado para asistir a velorios y entierros a dar las condolencias. No quiere estar entre dolientes porque teme que lo ataquen verbalmente, que le digan lo que piensan de él. Larry David no permite que se quiebren las que llama “las reglas no escritas de la cotidianeidad”: no probar más de dos muestras gratis (sean gustos de helado o perfumes) y caminar en puntas de pie de noche para no despertar a la gente. La clave del programa es que su protagonista hace pequeñas las cosas grandes, y grandes las pequeñas. Todo es una cuestión de escala en Curb Your Enthusiasm.

El héroe que nadie quiere ser

Larry David le explicó hace tiempo a Ricky Gervais la base del humor de Curb Your Enthusiasm: nadie expresa los malos pensamientos. “Simplemente los pensamos, no los decimos. Pero los malos pensamientos son graciosos”, aseguró. Ese es el puntapié para hilvanar una broma con otra, una situación embarazosa que se convierte en un malentendido y amenaza con generar consecuencias fatales. Aunque suene familiar, hay una enorme diferencia entre Seinfeld y Curb Your Enthusiasm, entre George Costanza y Larry David: la sitcom de los 90 reflejaba a un grupo de fracasados mientras que la serie de HBO nos presenta a un hombre que triunfó. No es tan usual una comedia protagonizada por un personaje rico, porque la comedia, desde su origen, se caracterizó por representar a los más humildes y desclasados. A aquel que el sistema expulsa: Buster Keaton, Charles Chaplin, Laurel and Hardy, Jerry Lewis, El Chavo del 8. ¿Cómo es que funciona el personaje de Larry David entonces? La respuesta es simple: no importa si es pobre o millonario, lo que nos une al hombre con alopecia es que detesta a la sociedad, y (casi) todos podemos reflejarnos en su misantropía. Lo que expone Curb Your Enthusiasm es que la plata no cambia muchos de los problemas y roces de la vida diaria. La base de la comedia es que las reglas de la sociedad no funcionan, ni para Larry David ni para Charles Chaplin.

Larry y su amigo manager Jeff
Larry y su amigo manager Jeff

“Todavía pienso en ese chico que no tenía esposa ni hijos, y todavía quiero entretener a ese chico. El chico solitario, el chico frustrado, el chico sin dinero, este es el chico que necesita reír”, dijo una vez Larry David, quien antes de dedicarse a escribir chistes para la televisión fue taxista y vendió corpiños. El protagonista de la serie ha hecho decenas de barbaridades, pero en muchos casos también escupe verdades que nadie se anima a decir. Ese vaivén es uno de los encantos del programa. Si bien Curb Your Enthusiasm muestra a Larry David haciendo de sí mismo no deja de ser una ficción. Varias veces el comediante expresó que hay días que le gustaría ser igual que su personaje. Si no lleva a cabo ese deseo es porque teme recibir un puñetazo: “No se puede ser tan honesto y funcionar en sociedad. Las confrontaciones me asustan, así que las guardo para el programa”. Cuando comenzó a escribir comedia, David se detestaba a sí mismo. Fue la sensación que le produjo hacer reír a la gente lo que lo reconcilió con su persona. Es más fácil hacer llorar al público que hacer reír, la tristeza abarca temas generales mientras que la carcajada tiene una raíz mucho más personal. Jerry Seinfeld explicó que Larry David tiene una tremenda convicción de lo que considera cómico. Confirmó esa visión cuando Larry, en la temporada 8, bromeó sin tapujos sobre el conflicto Israel-Palestina teniendo sexo con una mujer que “no solo no lo quiere, ni siquiera respeta su derecho a existir”.

Reírse de todo y de todos

Cuando Larry David protagonizó el primer episodio de Curb Your Enthusiasm tenía 53 años, al personaje y a quien se encuentra detrás de él le han sucedido toda clase de acontecimientos en estos 21 años. Pero, sobre todo, lo que fue cambiando es el mismo show: si bien el personaje se tropieza con la misma piedra una y otra vez, el registro actoral de Larry mutó de seco o desafectado a uno más caricaturesco. Antes Larry se indignaba con apenas mirar el piso o agarrándose la cabeza como si evitara que le explotara; ahora, es tal la irritación que le provoca habitar el planeta Tierra, que vocifera, grita hasta rompernos los tímpanos. Tal vez porque lleva mucho tiempo acumulando ira. Además de hacernos reír hay otra razón por las que nos da placer ver Curb Your Enthusiasm: Larry David nos hace sentir mejores personas al lado de su personaje.

Larry y Leon en "Curb Your Enthusiasm"
Larry y Leon en "Curb Your Enthusiasm"

“Si quieres hacer un experimento científico de cómo es la gente, a pesar de su ambiente, él es el candidato. Todo en su entorno, en el contexto de su vida, ha cambiado, y él está exactamente igual. Ese tipo prueba que eres lo que eres”, asegura Jerry Seinfeld en el especial de HBO de 1999. Podríamos decir mucho más: el mundo cambió y el personaje de Larry David sigue igual. Ofendiendo a quien se le pare delante, no importa quien sea. Ha hecho chistes sobre etnias, antisemitismo, discapacidades, enfermedades degenerativas, luchas feministas y hasta con el mal de Parkinson de Michael J. Fox. Hay un punto interesante: al hacer bromas sobre todos los colectivos y temas sensibles no deja lugar a la acusación de discriminación, porque se mete con todo por igual. Y lo hace a través de un personaje desagradable, no desde un hombre que da el ejemplo de cómo debemos ser en sociedad.

Curb Your Enthusiasm no pretende educar a nadie, y ahí reside su mayor inteligencia para deshacer los límites del humor que está permitido y el que no. En la última temporada se metió con el movimiento #MeToo y con los republicanos que votan a Donald Trump. Larry David dejó en evidencia la idiotez (y pedantería) del en ese entonces Presidente de los Estados Unidos cuando Trump compartió en redes, orgulloso, un chiste de la serie creyendo que hablaba bien de él mientras estaba sucediendo lo opuesto. Es inevitable que el borde entre ficción y realidad se borre permanentemente al hablar de Curb Your Enthusiasm. El mejor ejemplo es lo que sucedió con un joven de Los Ángeles llamado Juan Catalán, quien fue detenido por un crimen que no cometió y corría el riesgo de ser condenado a cadena perpetua. Curb Your Enthusiasm lo liberó de la prisión: las tomas en exteriores de un episodio lograron demostrar su inocencia confirmando su coartada. Así lo cuenta el documental de 40 minutos Long Shot, dirigido por Jacob LaMendola. El humor no tiene límites y Curb Your Enthusiasm tampoco.

Los créditos finales de la sitcom y su música se volvieron meme
Los créditos finales de la sitcom y su música se volvieron meme

En la décima temporada de Curb Your Enthusiasm Larry David se convirtió en un influencer en negocios de venganza, puso una cafetería llamada “Latte Larry´s”, fue estafado por una llorona profesional, tuvo sexo con la hermana de su ex esposa Cheryl, descubrió que un restaurante de moda clasifica en distintas alas del lugar a los clientes lindos de los considerados feos, y fue demandado por acoso sexual. Eso no fue todo: fundó una pyme con su amigo León llamada “Tengo que ir”, donde cuidan el puesto laboral de cada empleado que necesita con urgencia ir al baño. ¿El precio? Un dólar el minuto, mínimo cinco minutos. Vince Vaughn le envió en broma una muñeca inflable a Larry David, obsequio que causó más de una escena de vergüenza ajena. Una de las mejores decisiones de guion fue incorporar al galán Jon Hamm para interpretarse a sí mismo al mismo tiempo que intenta interpretar a Larry David. El actor protagonista de Mad Men persigue a Larry noche y día porque debe estudiarlo para el papel de una ficción, un personaje inspirado en el propio co-creador de Seinfeld.

En estos 21 años Larry David, y los comediantes que lo acompañan, envejecieron delante de nuestros ojos, haciéndonos testigos del paso del tiempo. Todo envejece, salvo el humor que define Curb Your Enthusiasm. En el último episodio de la décima temporada Larry David tomó de su propia medicina neurótica: perdió su cafetería en un incendió provocado por las instalaciones estrafalarias en el local, y como frutilla del postre envenenado ahora debe soportar a su cafetero enemigo Mocha Joe como vecino. El trailer de la enésima temporada que se estrena el domingo 24 de octubre en HBO nos asegura más tormentos para Larry David: la película en la cual Jon Hamm iba a interpretar a Larry David es cancelada porque los ejecutivos no quieren presentar un personaje tan repugnante. La sociedad parece echarle en cara todos sus pecados, lo confronta cada vez más. Larry David poco a poco se va quitando el disfraz de héroe. En los más de 100 episodios Larry David propone lo mismo: el mundo sigue siendo terrible y lastimoso, así que mejor hacer chistes al respecto. Ya lo dijo Kurt Vonnegut una vez: “Reír y llorar pueden ser respuestas al agotamiento y la frustración. Yo prefiero reír, simplemente porque hay menos que limpiar después”.

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