Con Ishiguro, el Nobel recuperó su brillo

Luego del fracaso de la edición anterior con el premio a Bob Dylan, esta vez los jurados fueron a lo más clásico e inobjetable: la obra de un autor nacido en Japón pero que representa lo mejor de la literatura en inglés.

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Kazuo Ishiguro fue galardonado hoy con el Premio Nobel de Literatura (Getty Images)
Kazuo Ishiguro fue galardonado hoy con el Premio Nobel de Literatura (Getty Images)

Con la elección de Kazuo Ishiguro y su obra ejemplar y celebrada en todo el mundo, la Academia esta vez se decidió por recuperar el brillo de sus mejores ediciones. El último año todo había sido puro disgusto. La elección de Bob Dylan trajo primero sorpresa y luego cierto malestar en el mundo editorial: los escritores se sintieron despreciados y los editores se agarraron la cabeza: ¡no había casi libros para vender! Con biografías no alcanza y la obra del poeta cantor no llegaba a cumplir con las expectativas de nadie. Lo que podría haber sido una aventura interesante por correr los límites de la literatura fue un fracaso.

Por si fuera poco, el talentoso músico primero eligió rechazar el galardón y una vez aceptado, cuando tuvo que dar su discurso -el único requisito de la Academia para entregar esa fortuna tan codiciada- el hombre de Blowing in the Wind se demoró todo lo que pudo y terminó hablando en una ceremonia cerrada. Papelón tras papelón.

Kazuo Ishiguro con una de sus obras: Never Let me Go (AFP)
Kazuo Ishiguro con una de sus obras: Never Let me Go (AFP)

Ahora los jurados fueron a lo clásico y selecto. Es más, regresaron a premiar la novela, luego de apostar por otros géneros, como la crónica en el caso de Svetlana Alexievich y las canciones, como en el caso de Dylan. Ishiguro es un autor de culto pero también autor de libros que llegaron a cumplir ambiciones de best seller; una obra que llegó exitosamente al cine y que ahora, con este premio, eleva la consagración del autor a un sitio de pocos, de muy pocos.

Y un último tiro por elevación de los suecos: ya no habrá Nobel para Murakami, que en los últimos años, pese a figurar en todas las apuestas, despertaba mucho recelo en críticos agudos, alejados de lo masivo y más cercanos a la excelencia en el arte. Y no lo habrá porque esta vez el Nobel fue a parar a manos de otro hombre nacido en Japón, nacido en Nagasaki pero que por haber llegado a Londres a los 6 años, es representante de una de las mayores generaciones de autores en lengua inglesa que incluye nombres como Martin Amis, Ian McEwan o Julian Barnes, por nombrar algunos.

Difícil que alguien no sea feliz con este premio, con esta elección. Ya sabemos: cuando ganamos o cuando ganan los que nos gustan, los premios tienen otro sabor. Hoy es día de celebración para la cofradía de los lectores.

Chin chin y a leer.

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