Carmiña Villegas explicó qué hacer cuando un trozo de comida se le queda entre los dientes: no haga el oso

La experta en etiqueta compartió una salida elegante a una situación que, de no controlarse, podría generar un momento incómodo en la mesa

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La experta en etiqueta compartió
La experta en etiqueta compartió una salida elegante a una situación que, de no controlarse, podría generar un momento incómodo en la mesa - crédito @carminavillegas.cv

De los momentos incómodos a la mesa, probablemente el peor sea el de tener un trozo de comida entre los dientes que se niega a salir, sin llamar la atención.

Con esto en mente, la experta en etiqueta y empresaria colombiana Carmiña Villegas reveló una salida elegante a una situación que, de no controlarse, podría causar una mala impresión:

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La experta en etiqueta dio a conocer dos métodos que pueden ponerse en práctica - crédito @carminavillegas.cv

“Apasionados de la mesa, si se les llega a quedar algo en los dientes, por favor no se lo saquen con la uña, ni siquiera tapándose con la otra mano”, comentó, en un video en su perfil de Tiktok, en donde suele compartir contenido relacionado con los modales a la hora de comer.

De acuerdo con la empresaria, existen dos métodos con los que alguien puede deshacerse de un trozo de comida atorado entre los dientes, pero todo depende de lo mucho que se resista a salir:

“Si algo se les queda en la boca y es, verdaderamente, incómodo, pero no lograron quitarlo con un leve movimiento de la lengua, tapando discretamente con la servilleta, les sugiero que se retiren de la mesa y en el baño lo hagan”.

En otro video, Carmilña explicó qué hacer cuando la comida no es de su agrado:

La empresaria compartió una salida elegante a preguntas incómodas y platillos que no sean de su agrado - crédito carminavillegas.cv / IG

Enfrentarse a un plato que no resulta agradable al paladar es todo un desafío, y la forma de manejar la situación con discreción es crucial para mantener una relación positiva con los anfitriones. La experta en etiqueta y empresaria colombiana Carmiña Villegas compartió sus consejos para lidiar con este tipo de situaciones sin parecer descortés.

Uno de los consejos fundamentales de Villegas es abstenerse de expresar críticas directas o mostrar gestos de desagrado que puedan herir a quienes han preparado la comida; ya que el gusto es subjetivo y que en caso de no disfrutar un platillo, es prudente tomar un sorbo de agua y evitar cualquier comentario negativo:

La también empresaria reveló una
La también empresaria reveló una salida fácil a esta situación - crédito carminavillegas.cv / X

“Apasionados de la mesa, si están comiendo y prueban algo que nos les gusta, eviten decir que está horrible, dejar el plato a un lado o hacer expresiones que puedan ofender a los comensales o a las personas que prepararon el plato”.

Para mantener la compostura, Villegas sugiere esperar a que el plato sea retirado, para evitar una situación incómoda. Pero si la curiosidad de los anfitriones o el personal del lugar lleva a preguntar si el plato fue de su agrado, Villegas sugiere responder de manera elegante: “Es un sabor nuevo para mí. Es diferente a mi paladar, gracias por darme la oportunidad de probar cosas diferentes”, una respuesta que muestra apertura y agradecimiento sin comprometer el propio juicio culinario.

¿Dónde aprendió Carmiña sobre etiqueta en la mesa?

En una entrevista en el programa “La Sala de Laura Acuña" la empresaria colombiana Carmiña Villegas explicó cómo forjó su camino profesional partiendo de sus intereses en la psicología y la buena mesa. De manera particular, destacó la influencia de dos personas fundamentales en su vida: una familia libanesa establecida en Colombia y una compañera de estudios en la Universidad Javeriana.

La conexión con la familia libanesa comenzó durante su adolescencia. Villegas relata cómo fue acogida por ellos, formando un vínculo similar al de una familia adoptiva. Este ambiente le proporcionó una exposición constante a una rica tradición cultural, especialmente en el arte de la puesta en mesa, que incluía tapetes y manteles hechos a mano provenientes de Beirut. La calidad y la estética de estos artículos domésticos fueron determinantes para encender su pasión por los detalles en la presentación de la mesa.

La segunda figura que la inspiró a formarse en etiqueta fue una compañera de universidad, una mujer mayor que había sido educada en Europa y cuya casa se convirtió en un centro de aprendizaje práctico sobre modales. En palabras de Villegas, esta experiencia le permitió absorber conocimientos sobre los rituales de la mesa. Las sesiones de estudio en dicha casa implicaban un refinado protocolo que a muchos estudiantes les resultó exigente, pero, para ella, representó una oportunidad de aprendizaje invaluable.