Ante la reciente designación del médico Salvador Rincón Santos como director de Nutrición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), se ha suscitado una fuerte oposición por parte de nutricionistas y dietistas de diversas organizaciones colombianas.
Según el comunicado emitido por el Colectivo de Nutricionistas Dietistas “La Olla Pitadora”, Nutricionistas Unidos y Actualizados (NUYA) y la Asociación de Egresados de Nutrición y Dietética de la Universidad Nacional de Colombia (Andun); aunque se reconoce la trayectoria académica y la experiencia en alta gerencia del doctor Rincón Santos, su perfil no es adecuado para liderar una dirección tan esencial como la de nutrición.
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Los especialistas agremiados de distintas partes de Colombia, expresaron su preocupación al respecto, argumentando que la formación y experiencia de Rincón Santos están más enfocadas en la administración y gestión de proyectos, áreas que no tienen una relación directa con los desafíos específicos que implica la gestión de la nutrición pública en el país. Se señala que la falta de un sólido trasfondo en salud nutricional y en labores asistenciales específicas del campo, “representa una limitación significativa para la toma de decisiones informadas y pertinentes en esta área vital del ICBF”.
En el país, los profesionales en nutrición y dietética enfrentan grandes retos en términos de seguridad alimentaria y nutricional, especialmente en el avance hacia la soberanía alimentaria incluida en el eje central del Plan Nacional de Desarrollo que, según los especialistas, “requiere un liderazgo experto comprometido con la promoción y la garantía del Derecho Humano a la Alimentación y Nutrición Adecuadas”, pues indican que los nutricionistas y dietistas colombianos poseen una formación especializada y muchos cuentan con una vasta experiencia en la elaboración, ejecución e investigación de políticas públicas orientadas a estos temas.
El comunicado enfatiza que muchos de estos profesionales han dedicado su vida al servicio público, aportando conocimientos y habilidades esenciales para el desarrollo y bienestar nutricional de la población. Por ello, hacen un llamado respetuoso, pero firme al Icbf para que evalúe la posibilidad de nombrar nutricionistas y dietistas en cargos directivos de la entidad, conforme al perfil especializado que se requiere.
Los profesionales también instan al Icbf a mejorar las condiciones laborales y salariales de los nutricionistas que actualmente trabajan en condiciones precarias a través de los operadores de los múltiples programas del Instituto. Así mismo, llamaron a la mejora de las condiciones laborales como una necesidad urgente para asegurar el desarrollo de políticas efectivas y sostenibles que garanticen el derecho a la alimentación para todos los colombianos.
La comunidad de nutricionistas y dietistas reiteró su disposición para dialogar y colaborar con el Icbf en busca de soluciones que fortalezcan el sistema de bienestar familiar y nutricional de Colombia, destacando la importancia de contar con un liderazgo altamente especializado en el área de nutrición para atender adecuadamente los desafíos actuales.
Cabe recordar que, Colombia actualmente enfrenta una preocupante situación de desnutrición en menores de edad. El bajo ingreso de los hogares se constituye en un factor determinante de la mortalidad por esta causa, pues se concentra en los hogares más pobres donde hay bajo acceso a agua potable, barreras de acceso a los servicios de salud y necesidades básicas insatisfechas.
En situaciones de hambruna y emergencias, la escasez de alimentos es el factor más importante, pero en otros casos son las infecciones repetitivas en la infancia, como la diarrea asociada a un ambiente insalubre, que viene de prácticas inadecuadas de alimentación y falta de recursos.
Desde el Concejo de Bogotá denunciaron que los niños y niñas con desnutrición aguda tienen mayor riesgo de enfermar y morir por causas prevenibles si los episodios son recurrentes o se prolongan en el tiempo. Alrededor del 30% y 50% de niños con desnutrición aguda severa que ingresan a los hospitales fallecen durante el tratamiento; mientras que si el tratamiento es adecuado, puede disminuirse la letalidad a menos del 5%.
De acuerdo al Observatorio Salud Data, el 45% de las muertes en menores de 5 años en Bogotá tienen que ver con la desnutrición. El comportamiento de la mortalidad por desnutrición en este grupo etario venía en descenso desde el 2016 al 2019, pero, en el contexto de la pandemia, se presentaron dos muertes en el año 2021 y así, ha venido incrementando en los últimos años.