Debería limitarse el humor negro en el país: mucha responsabilidad para una risa

Tras la burla por parte de dos comediantes sobre un feminicidio ocurrido en el mes de enero en Bogotá, un fuerte debate se ha generado si los humoristas deben tener o no un límite con los chistes que hacen

Compartir
Compartir articulo
El chiste de los humoristas generó un debate al rededor de la pertinencia del humor negro y sus limitaciones. Imagen de referencia: Pixabay
El chiste de los humoristas generó un debate al rededor de la pertinencia del humor negro y sus limitaciones. Imagen de referencia: Pixabay

El pasado 22 de enero en la ciudad de Bogotá ocurrió un feminicidio que escandalizó y horrorizó a los habitantes de la ciudad; la indignación fue creciendo a medida que se conocían los detalles del cuerpo encontrado de la joven víctima en un contenedor de basura además de la identidad del presunto culpable, un ciudadano norteamericano que era aparentemente la pareja sentimental de la mujer asesinada.

Durante más de cuatro semanas, los diferentes medios de información, junto a las redes sociales, estallaron en torno al caso del feminicidio, aunque el foco mediático no rondó exhaustivamente en la sevicia del presunto asesino: John Poulos, sino alrededor de la vida personal de Valentina Trespalacios, siendo revictimizada en el escarnio público.

El 10 de febrero, los comediantes Camilo Sánchez y Camilo Pardo, durante una función de su programa ‘Fucks News’, formato en el que se dedican a realizar bromas de las noticias de la actualidad nacional, mencionaron el feminicidio de Trespalacios generando toda una ola de reacciones divididas.

Donde le saquemos un chiste a esa noticia... eso está una gonorrea”, mencionó Sánchez. “Está fuerte”, confirmó Pardo. “¿Perdió la cabeza o qué?”, dijo Sánchez mientras su compañero y el público estallaban en risas. “Tiene toda la razón”, comentó Pardo, y luego prosiguió señalando: “no digamos esta noticia, guardémosla en una maletica″. Mientras que Sánchez remató diciendo “ya esa noticia botémosla a la basura”.

El fragmento de la burla no tardó en viralizarse en las redes sociales, personas que estallaban de hilaridad con el comentario o, por lo contrario, se llenaban de indignación y compartían su rechazo, crearon un debate en torno a los límites del humor y hasta qué punto se puede reír del otro.

Para Viviana Ortiz, psicóloga Especialista en Gestión Pública con estudios en Género, Sociedad y Políticas Públicas, la burla que hicieron los dos comediantes fue un nuevo acto de violencia, ya que le quitó la importancia a una tragedia para ridiculizarla en un chiste, “la matan una vez más cuando despojan de la gravedad y solemnidad que tiene un delito de esta naturaleza al convertirlo en chiste”.

La idea planteada por la experta en temas de género fue un argumento indicado por varios internautas y colectivos indignados por las burlas de los comediantes.

La violencia simbólica que ejercen esos sujetos con sus chistes, perpetúa en el inconsciente de la audiencia, aquellas ideas de la mujer y lo femenino como equivalente de inferioridad, además de que resta importancia a la gravedad del hecho”, mencionó a Infobae Viviana Ortiz.

En la otra parte del debate estaban quienes calificaban los cuestionamientos a los comediantes como atentados a la libertad de expresión, resaltando que el humorista hace chistes de toda la realidad partiendo del principio lógico de la construcción del humor (tragedia + tiempo).

Precisamente Charles Chaplin en ‘El gran dictador’ de 1940 demostró que el humor podía tocar temas de suma importancia para la humanidad, por su parte el polémico Sacha Baron Cohen en ‘El dictador’ del 2012, fue un ejemplo de cómo el humor negro puede ir más allá de burlarse de características particulares de personas, para convertirse en una expresión por la cual se puede vislumbrar un panorama de una realidad determinada.

La comedia es una radiografía de la sociedad”, indicó hace algunos meses Catalina Guzmán, una de las humoristas más importantes del país que ha grabado y transmitido sus rutinas en importantes plataformas para stand up como ‘Comedy Central’ y ‘Netflix’.

Catalina cuando habló con Infobae Colombia, estaba opinando referente a una polémica desatada entre dos comediantes debido a unos insultos dichos en medio de un show. ‘La cata con botas’, indicó en esa ocasión un comentario que vale la pena referenciarlo, ya que mencionaba que pese a la libertad de la risa el comediante debe tener responsabilidad a la hora de expresar sus ideas humorísticas.

Hay que analizar por qué la comedia se puede volver un terreno tan hostil y lo primero es pensar en qué es ser comediante, y es que en el stand up tiene la característica de que todo se cuenta desde un punto de vista personal, dejas tu impronta en el escenario y la gente sabe quién eres y qué opinas; entonces si se hace desde esa consciencia uno cuidaría más lo que dice y se asume la responsabilidad de dar esa opinión”.

Edwart Silva, uno de los comediantes que es reconocido por su humor negro habló con Infobae, el artista que estuvo con el show de ‘Fucks News’ en Barranquilla, indicó que efectivamente sí hay límites en el humor, además de resaltar que tanto el comediante como el público son los encargados de definirlos, resaltando que todo termina siendo un asunto de subjetividad.

El humor termina siendo una labor en la que el chiste trata de destrozar a quién está arriba, el chiste a Trump, a Uribe, a Petro, a quién estén criticando más los movimientos feministas, en el humor negro lo que haces es que juegas con los límites y la susceptibilidad de las personas, hay humor negro del holocausto nazi, chistes y películas a la lata, ¿a cuántos les duele?, pero el chiste del falso positivo acá es mucho más pesado porque es algo que no se ha sanado, pero ahí podría empezar el humor para sanarlo, pero entonces uno queda ahí en ese debate, será que sí hablo de este tema sano, hago memoria o tal vez me van a ver mal y me van a criticar por insensible”.

Silva fue claro en señalar que, así como debe tener responsabilidad en el contenido, el comediante debe ser responsable entorno a la efectividad de su material: “el que se dedica al humor ante todo tiene un trabajo, y la responsabilidad de ese trabajo es cumplir las metas y en este caso son las risas y los aplausos”.

Un aspecto importante a lo largo de este debate es la carga que se le da a los chistes, la afirmación de que las burlas, como fue el caso concreto de los comediantes Pardo y Sánchez, es una forma de construir comportamientos machistas.

Para varias personas resultó descabellado que un chiste pueda generar comportamientos violentos, pero para algunos psicólogos más allá de una incentivación a la agresión puede resultar siendo una manera de normalizar estos comportamientos.

La psicóloga Catherine Abril, enfatizó al equipo periodístico de Infobae que el chiste puede ser interpretado de maneras muy distintas entre comediante y público: “a una persona que tenga un diagnóstico de autismo debes hablarle claro, explicar todo literalmente dado que por su alteración neurológica ellos no tienen la habilidad de abstraer, ellos toman todo lo que le mencionas textualmente”.

En la opinión de Leonardo Rojas, comediante y psicólogo, la exposición de ciertas bromas sí pueden generar que se lleguen a normalizar ciertas conductas: “no es que alguien vea Fucks News y vaya a salir a pegarle o a matar a una mujer, pero sí puede ayudar a naturalizar conductas misóginas, homofóbicas, etc..., que es algo que se veía desde Con Ánimo de Ofender”.

En el complejo debate uno de los argumentos que termina cobrando mayor validez fue el dicho por Catalina Guzmán hace algunos meses y citado en esta nota hace algunas líneas, la importancia que tiene la responsabilidad del comediante con lo que dice, con lo que opina.

Una de las justificaciones realizadas por Sánchez y Pardo durante otro show de ‘Fucks News’ fue que acudieron al humor para denunciar un feminicidio y hacerlo público, aunque para Luis Alexander Díaz, realizador audiovisual con maestría en Medios y Comunicación, la intención no fue visibilizar un caso que ya habían sobreexplotado los diferentes noticieros.

Poner a las víctimas en la palestra, en la burla es la forma más fácil, básica, pobre y menos elaborada de hacer humor, simplemente es así, pero la discusión para mí no es sobre si es bueno o malo el chiste, sino de un tema ético, una responsabilidad que tiene toda persona, y particularmente las figuras públicas”.

Cuando se habla de humor y denuncia es inevitable evocar a Jaime Garzón, periodista y humorista asesinado un lúgubre viernes 13 de 1999, algunos señalan que fue matado por sus chistes, otros por sus actividades políticas, lo que no se puede negar es que Garzón se ha convertido en el símbolo de la risa en el país, hecho que hizo que varios indignados afirmaran férreamente que el humor tiene la obligación de no solamente hacer reír, sino de hacer pensar.

Una situación particular, teniendo en cuenta que a ninguna otra expresión artística como la pintura o la música se le exige que haga pensar, no hay una serie de internautas exigiéndole al artista urbano de moda que eduque con valiosa información en sus letras, pero el humor sí, el humor debe enseñar, denunciar y alertar obligatoriamente. Mucha responsabilidad para una risa.

La música, literatura, el cine, la pintura, el teatro entre otras muestras artísticas podrían tener dos grandes razones, la expresión del artista y el entretenimiento del público, tal vez por ese motivo personas como Garzón pasan a la historia por su estilo único e irrepetible, pero ¿es una obligación que todos los comediantes tengan que ser como él?

Edwart, uno de los pocos comediantes que inclinó su atención hacia el presunto asesino, resaltó la importancia de este tipo de debates que construyen el género del stand up comedy en el país, pero señaló que mientras se da el debate el norteamericano está gozando de la vulnerabilidad de la ley colombiana.

Madurar al comediante a punta de madrazos y uno también a punta de ofensas madura la sociedad, entonces está bueno que hablemos de humor, pero ¿y John Poulos qué?, yo me metí a YouTube y escuché las audiencias, la vaina era que al tipo no lo iban a dejar preso porque no tenía antecedentes entonces no iba a volver a matar, una vaina así que uno piensa “puta, hay que respetar la ley, los derechos”. Ese tipo se iba a volar, no planeo un chiste, no planeo un show de comedia, planeo un asesinato y el hijo de puta se estaba riendo en la audiencia... de qué sí nadie dijo un chiste ... allá está el problema, nosotros tenemos que dejar de asesinar y de acosar y de violar y de pireopear, tenemos que llegar a esa deconstrucción social, entonces está muy bien que se hable de humor, pero ¿John Poulos, qué?”.

Entre todas las opiniones recolectadas a lo largo de este artículo se pudo llegar a una conclusión compartida, la importancia en la responsabilidad del comediante, más que tener un factor limitante o de censura, comprender que debe haber un criterio con lo que se dice y también con lo que se calla, aunque esto termina siendo una responsabilidad individual.

Sería realmente positivo si con esa misma intensidad se da el debate sobre cómo los medios abordan las noticias y si es un enfoque informativo o solamente con el morbo mediático como fue en el caso del feminicidio presuntamente cometido por Poulos; además de reflexionar si en realidad como sociedad estamos normalizando la violencia, la estamos denunciando o somos indiferentes a las tragedias que ocurren diariamente en el país.