
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que los gigantes automotrices General Motors y Ford, así como la tecnológica Tesla, fabricarán respiradores artificiales para satisfacer la escasez ante la emergencia sanitaria por el coronavirus. “Ford, General Motors y Tesla tienen luz verde para hacer respiradores y otros productos de metal. ¡A toda velocidad!”, comunicó el presidente el domingo en su cuenta de Twitter.

Hora antes, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, había lanzado un llamado a las autoridades federales para aumentar el suministro de respiradores en dicho estado, el más afectado por la pandemia en el país. “Necesitamos 30.000 respiradores (de asistencia pulmonar), solo tenemos 6.000. Por lo menos tenemos esos”, declaró el mandatario del estado que ya afronta más de 10.000 enfermos de coronavirus.
Las tres empresas automotrices habían manifestado su compromiso de poner a disposición sus plantas para fabricar respiradores artificiales, en una reacción que sólo encuentra antecedentes en épocas de guerra. Pero a diferencia de Ford y General Motors, la colaboración de Tesla estuvo teñida de controversia, tal cual la impronta de su CEO y fundador, Elon Musk.
Twitter, terreno predilecto en donde Musk elige manifestar sus ideas y puntos de vista, fue testigo del ida y vuelta del empresario sudafricano, que pasó de negar una posible crisis sanitaria en Estados Unidos provocada por el coronavirus a ofrecer sus compañías (Tesla y SpaceX) para fabricar respiradores y donar miles de mascarillas a hospitales de todo el país.

“El pánico es más peligroso y causará más daño que el propio virus”, tuiteó hace pocos días el propio Musk, en un intento de minimizar los riesgos del coronavirus en EEUU. Mientras aún le seguían lloviendo críticas por ello, en las últimas horas, y tras la autorización de Trump, confirmó con celeridad la ayuda de su empresa por la crisis sanitaria: “Esperamos tener más de 1.200 (respiradores) para distribuir esta semana. Hacer que se entreguen, instalen y empiecen a funcionar es la parte más difícil”, dijo Musk también Twitter.

El desembarco de la pandemia en Estados Unidos lo colocó a Musk en una posición incómoda, en donde trató de resistir la presión para mantener abiertas sus fábricas a pesar de que los otros consorcios automotrices empezaron a bajar las persianas ni bien la situación empezaba a agravarse.
Recién el jueves la compañía de Palo Alto comunicó que cerrará sus plantas de Fremont, en California, y la de Nueva York (las otras siguen abiertas). La empresa también garantiza la entrega de los vehículos a aquellos clientes que hayan comprado un Tesla recientemente y asegura que está trabajando “en muchos lugares para implementar entregas sin contacto para que los clientes puedan seguir recibiendo sus vehículos de manera segura y sin inconvenientes”.

La firma de Musk, además, se vio obligada a mandar un mensaje de tranquilidad a sus inversores: asegura que dispone de liquidez suficiente para resistir un largo periodo de incertidumbre, si fuese necesario. “Nuestra posición de efectivo al final del cuarto trimestre de 2019 era de 6.300 millones de dólares antes de nuestro reciente aumento de capital de 2.300 millones. Creemos que este nivel de liquidez es suficiente para afrontar con éxito un largo período de incertidumbre. Al final del cuarto trimestre de 2019 teníamos líneas de crédito disponibles por un valor aproximado de 3.000 millones de dólares, incluidas partidas de inversión para todas las regiones y financiación para la expansión de nuestra fábrica de Shanghai”, comunicó Tesla.
En plena estrategia por mantener activa y solvente a su empresa, Musk también salió herido en un cruce tuitero con el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. El titular de Tesla se había acoplado la semana pasada a los comunicados de Ford y General Motors de fabricar respiradores frente a la crisis sanitaria, pero de manera tibia y superficial. “Tesla fabrica coches con sistemas de ventilación complejos y SpaceX cuenta con sistemas vitales para el espacio. No es difícil fabricar un respirador artificial, aunque no es un proceso inmediato. ¿En qué hospitales hay escasez ahora mismo?”, manifestó, siempre por Twitter, el magnate.

“¡La ciudad de Nueva York está comprando! Nuestro país enfrenta una escasez drástica y necesitamos respiradores lo antes posible; necesitaremos miles en esta ciudad durante las próximas semanas. Los estamos obteniendo lo más rápido posible, pero ¡podríamos necesitar su ayuda! Nos estamos poniendo en contacto con usted directamente”, escribió De Blasio con tono de pedido desesperado, y ultimando al propio Musk. “Suena bien, nos pondremos en contacto con su equipo para conocer las posibles necesidades”, fue la respuesta fría del fundador de Tesla.
La autorización de Trump para que Ford, General Motors y Tesla fabriquen respiradores parece haber reenfocado a Musk en su estrategia y ahora aparece dispuesto a dar respuestas, y con urgencia, con envío de equipamiento a hospitales.

“Una foto rápida de 50.000 mascarillas N95 e incontables máscaras PAPR de Tesla y Elon Musk para responder al COVID19 en mi garaje antes de ser cargados en camionetas de la University of Washington Medicine. Agradecido a Tesla por esta donación a la velocidad del rayo. Estamos muy necesitados en este momento", escribió en su cuenta de Twitter la doctora Adams Waldorf, una especialista de la Universidad de Washington que acompañó tuiteó una foto de su familia y las cajas recibidas.
“¡Gracias por recibir la entrega en su garaje! Póngase en contacto con nosotros si necesita algo más”, contestó Musk, que ya empezó a recibir una avalancha de pedidos de todo el país.
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