La heroica resistencia civil en Kherson que frenó el referéndum independentista y se opone al uso del rublo

A través de los relatos de los habitantes de la ciudad pudimos reconstruir cómo es la vida bajo la ocupación rusa. Los que protestan en las calles, la represión contra los “atoshniks”, los que lograron huir, los funcionarios rusos que van a administrar las zonas ocupadas pero que exigen mejores sueldos

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Resistencia civil en Kherson. Manifestación en la Plaza de la Libertad contra la ocupación rusa (Twitter ALEX KORN)
Resistencia civil en Kherson. Manifestación en la Plaza de la Libertad contra la ocupación rusa (Twitter ALEX KORN)

“No queremos nada ruso”, dice el cartel que apareció el jueves entre los ciudadanos que se reunieron en la Plaza de la Libertad en el centro de la ciudad ucraniana de Kherson. Los colores celeste y amarillo de la bandera ucraniana están por todos lados. Otro cartel dice “Kherson es Ucrania”. Una mujer de cabello corto color ceniza grita lo que todos piensan: “¡No al referéndum…no al rublo!!!”. Aplauden y corean “¡Ukraina, Ukraina!”.

La “fiesta” dura apenas unos 10 minutos. Enseguida aparecen los soldados de la ocupación rusa y una camioneta de la policía desde la que disparan gases lacrimógenos. Boooooommmm. Boooommmm. Unas cuantas explosiones y todos corren. Un soldado dispara al aire. Cuando el humo se disipa ya no hay manifestantes y el video se corta. Así es la resistencia civil en la ciudad ucraniana ocupada. Arriesgada, acelerada, torpe, emocional y heroica.

Kherson es la única capital de provincia ucraniana que cayó en manos rusas desde que comenzó la invasión. Se rindió a las fuerzas rusas el 2 de marzo. Es un punto estratégico vital con un puerto en el Mar Negro en la desembocadura del río Dniéper. Quien controla Kherson, controla el paso por tierra y el suministro de agua de la península de Crimea.

Los manifestantes de la Plaza de la Libertad de Kherson son dispersados con gases lacrimógenos después de la protesta contra el referendum que intentaba organizar la ocupación rusa. (REUTERS from a social media video)
Los manifestantes de la Plaza de la Libertad de Kherson son dispersados con gases lacrimógenos después de la protesta contra el referendum que intentaba organizar la ocupación rusa. (REUTERS from a social media video)

Para el Kremlin, Kherson es un laboratorio de lo que quiere hacer en el resto de las zonas ocupadas. Hasta ahora, por lo que sabemos, no impuso un régimen de terror absoluto, pero mantiene la ciudad militarizada y bajo toque de queda. Mientras tanto, mide la resistencia con algunos globos de ensayo como el llamado a un referéndum para crear allí una de esas repúblicas separatistas fantoches como las que ya armó en Luhansk y Donetsk, unos 500 kilómetros al noreste.

La resistencia ucraniana logró que se posponga el referéndum separatista. Estaba previsto para el 27 de abril. Los rusos querían decretar la nueva República de Kherson, pero no pudieron ante la oposición de los ciudadanos que se vienen manifestando contra la ocupación desde que entraron las tropas. De acuerdo a la prestigiosa publicación independiente rusa –se edita en la clandestinidad- “Meduza”, el Kremlin dio un mes más a los militares ocupantes para que armen un simulacro de votación y creen una especie de federación con las ya decretadas de hecho repúblicas de Donetsk y Luhansk. Los que se manifiestan en la Plaza de la Libertad aseguran que eso no sucederá.

Ahora, los rusos decretaron que el rublo es la nueva moneda de la ciudad. Ya no van a poder pagar con hryvnia (jivrnia), la moneda nacional ucraniana. “Dicen que van a pagar los sueldos en rublos, pero la mayoría de nosotros ya no cobra nada, así que vamos a seguir pagando con los pocos kopiyoks (pesos) que nos quedan”, le dijo un residente a la reportera Viktoria Roshchyna de RFE/RL que logró entrar clandestinamente a la ciudad esta semana. Va a ser una batalla cultural. Los “atoshniks” (defensores de la OTAN), como llaman los rusos despectivamente a los ucranianos, aseguran que van a seguir resistiendo todo lo que quieran imponer los ocupantes.

La vida bajo la ocupación rusa. Los camiones de asalto del ejército ruso patrullan permanentemente las calles de Kherson. (Telegram)
La vida bajo la ocupación rusa. Los camiones de asalto del ejército ruso patrullan permanentemente las calles de Kherson. (Telegram)

Ya no se edita ningún diario en ucraniano en Kherson, tampoco hay radios locales en ese idioma y mucho menos televisión. El segundo día de ocupación desapareció la grilla local y sólo se pueden ver los canales estatales rusos. También decenas de mensajes en las redes sociales que llegan cada día a las cuentas de los ciudadanos de Kherson con mensajes de este tipo: “Los ATOshniks tienen miedo de la responsabilidad por los crímenes de guerra que cometieron. Los políticos tienen miedo del destino de Ceausescu. Los Soroslings (amigos de George Soros) tienen miedo de que se agoten todos los billetes de avión y tengan que aferrarse al tren de aterrizaje, como hicieron sus colegas en Afganistán. Bueno, y los partidarios de todos los Maidanes (los manifestantes de la plaza central de Kyiv donde los ucranianos pedían la incorporación a Europa) están temiendo por sus pellejos, sus nuevas casas, sus lucrativos puestos y otros “bonos” recibidos como resultado de la participación en golpes de estado”.

Un agricultor de la zona expresó una visión diferente. “Los ocupantes están muy decepcionados porque no hay apoyo para ellos”, dijo a la reportera Roshchyna. “No se les quiere aquí. La región de Kherson es un territorio profundamente pro-ucraniano. Tuvieron suerte con Crimea porque allí sí que había una gran población prorrusa. Aquí, no”.

Kherson tiene una importante comunidad judía. Hay temor en todo el mundo que sus integrantes puedan ser el foco de agresiones antisemitas. Cuando recién se habían apagado los fuegos de la batalla por el control de la ciudad que dejó más de 300 muertos, Alexander Vainer, director de la organización Hesed envió este mensaje: “Se ha dicho a todo el mundo que se quede en casa, cerca de los refugios. La ciudad parece estar muerta, no hay nadie fuera. Las sirenas suenan todo el tiempo. No hay comida en las tiendas y la gente tiene que sobrevivir con lo que se compró antes. Estamos preocupados por la reacción que puedan tener los ocupantes con nuestra comunidad”. Su último mensaje esta semana: “Perdimos a algunos de los nuestros en los bombardeos, pero en general estamos bien. Tratamos de no salir mucho y tener nuestros servicios dentro de las casas. Recibimos mensajes con insultos antisemitas, pero hasta ahora no sé de nadie que fuera golpeado”

El alcalde de la ciudad, Igor Kolykhaev, escribió en Facebook que los soldados rusos asumieron el control del edificio del gobierno local apenas entraron a la ciudad y sustituyeron al personal de seguridad. Al día siguiente nombraron a un pro-ruso nacido en Kherson como el nuevo jefe de gobierno y lo convocaron para que renuncie formalmente. “Pero los poderes del alcalde me fueron confiados por los residentes de la ciudad de Kherson”, dijo en un video. “Me negué a cooperar con la nueva administración. Kherson es Ucrania”. Permaneció unos días en un sótano, lo interrogaron hasta la extenuación y lo liberaron.

Soldados rusos durante la ceremonia en la que celebraron la toma de Kherson, filmada por la televisión estatal rusa.
Soldados rusos durante la ceremonia en la que celebraron la toma de Kherson, filmada por la televisión estatal rusa.

Los que pudieron, en este mes de ocupación, escaparon hacia las ciudades cercanas que continúan en manos ucranianas, particularmente Odesa y Kryvyi Rih. Se valieron de argucias para pasar los puestos de control rusos. Muchos repartidores de productos salieron en sus camionetas con la excusa de entregar algún producto en los suburbios o se fueron en una ambulancia. Hay informes que hablan, incluso, de que algunos alcanzaron OdeSsa por el mar navegando de noche en muy pequeñas embarcaciones y muy cerca de la costa. Otros, se fueron en bicicleta atravesando los campos de trigo. Oleksandr Vilkul, el alcalde de Kryvyi Rih, dijo en Telegram el lunes que en los últimos tres días su ciudad había recibido al menos 5.000 personas de Kherson, que está a 130 km al sur.

Maria Bohdukhova, de 23 años, contó en su cuenta de la misma red social que decidió huir de Kherson cuando escuchó rumores de que los rusos tenían planes para bloquear todas las salidas por el referéndum independentista. Subió a su madre al pequeño auto ruso que tiene y salieron hacia Odessa. “En cuanto oímos que iban a cerrar la ciudad, supimos que era el momento de irnos”, dijo. La ruta estaba atestada de coches y tuvimos que pasar por muchos puestos de control”, continuó. Cuando vieron a los soldados ucranianos al salir del territorio controlado por los rusos, su madre saltó del coche, entre lágrimas, y abrazó al primer soldado que pudo alcanzar. “No puedo describir la sensación de ver soldados de tu propio país por primera vez después de dos meses de vivir con las fuerzas rusas”, escribió María. “Por fin parece que volvemos a vivir, no a sobrevivir”.

Bohdukhova dijo que la vida bajo la ocupación rusa es deprimente y aterradora. Los soldados rusos están omnipresentes en las esquinas y en las tiendas. “Creen que porque hablamos en ruso vamos a querer formar parte de Rusia”, añadió. “¿Cómo puede creer que va a ser así, cuando han bombardeado nuestros edificios y aterrorizado a nuestra gente? ¿Cómo pueden creer que vamos a ir a votar para que se queden con nuestra ciudad?”.

Una valla publicitaria que aún no fue derribada por las fuerzas ocupantes en una calle semidesierta de Kherson. Dice: "Kherson es Ucrania. Ucrania es Europa".
Una valla publicitaria que aún no fue derribada por las fuerzas ocupantes en una calle semidesierta de Kherson. Dice: "Kherson es Ucrania. Ucrania es Europa".

De todos modos, el Kremlin está dispuesto a volver a convocar a los habitantes de Kherson a votar entre el 14 y el 15 de mayo. De acuerdo a la revista Meduza, intentarán celebrar tres referéndums al mismo tiempo para ratificar constitucionalmente las Repúblicas Populares Donetsk (DNR) y Luhansk (LNR) y declarar la independencia de la República Popular de Kherson (KNR). De esa manera, Rusia pasaría a anexionarse las tres provincias ucranianas como ya lo hizo en 2014 con Crimea. En marzo, el líder de la DNR, Denis Pushilin, y su par de la LNR, Leonid Pasechnik, anunciaron planes para celebrar referendos sobre la adhesión a Rusia, pero sólo después de que sus territorios establecieran el control de sus “fronteras constitucionales”. Es decir, cuando controlen toda la provincia y no sólo el enclave separatista como hasta ahora.

Pero quien estará a cargo realmente de lo que suceda a partir de ahora en estos tres enclaves ocupados por los rusos es “el zar de la política interior” y uno de los principales asesores de Vladimir Putin, Sergey Kiriyenko. Este reemplaza en ese cargo al jefe de gabinete adjunto, Dmitry Kozak, que cayó en desgracia junto a varios altos funcionarios de Inteligencia. Es uno de los que está pagando el pato de la mala decisión político-militar de querer tomar el enorme territorio ucraniano sin las fuerzas ni la infraestructura apropiada.

De acuerdo a las altas fuentes consultadas por los periodistas independientes rusos de Meduza, otro hombre fuerte dentro del Kremlin, Andrey Yarin, jefe del departamento de política interior muy relacionado con el servicio de inteligencia del FSB, trabajará junto a Kiriyenko para manejar las zonas ocupadas. En el terreno, para armar toda la estructura de gobierno están contratando “politruks” del partido oficialista, estrategas políticos que se encargarán de las “administraciones cívico-militares”. Aunque las fuentes que hablaron con los periodistas rusos dijeron que todavía había dificultades en el Kremlin para encontrar a estos “politruks” porque estaban ofreciendo salarios “de preguerra”. Esto es entre 200.000 y 300.000 rublos (aproximadamente entre 2.700 y 4.000 dólares) al mes.

La bandera rusa flameando sobre uno de los tantos puestos de control que levantaron los soldados rusos en toda la ciudad. (Facebook)
La bandera rusa flameando sobre uno de los tantos puestos de control que levantaron los soldados rusos en toda la ciudad. (Facebook)

Tal vez, estos “politruks” tienen información que no es la que se está viendo en los canales rusos que muestran una versión azucarada de la realidad. Este es el punto de vista de esos canales pro Putin de acuerdo al relato de un vecino: “Los soldados rusos llegaron a la región de Kherson y la desnazificaron; la paz y el orden sobrevinieron. Los soldados rusos están dando comida a la gente hambrienta, y está llegando en convoyes humanitarios de los solidarios habitantes de Crimea. Mientras tanto, el hecho de la nueva libertad de Kherson enojó a las autoridades ucranianas que empezaron a bombardear la ciudad, pero la defensa aérea rusa está protegiendo la Kherson liberada, primordialmente rusa.”

La realidad es otra. La resistencia civil está siendo perseguida en forma salvaje. Agentes de inteligencia de las SOBR, las Unidades Especiales de Respuesta Rápida, y Rosgvardiya, la Guardia Nacional Rusa, se manejan con listas confeccionadas por los pro-rusos de la ciudad para encontrar a los disidentes. Van casa por casa buscando a los activistas y figuras prominentes ucranianas. No encuentran a muchos, el 40% de la población ya huyó, pero tienen las fotos de todos los que participaron en las protestas de la Plaza de la Libertad. Ya hay unas 400 personas detenidas. El periodista local Oleg Baturin fue uno de los buscados y arrestados. Tras su liberación, dijo que sus captores lo torturaron y lo liberaron con tres costillas rotas. El 30 de marzo, fue el turno del sacerdote ortodoxo ucraniano Serhii Chudynovych, que fue sacado directamente de su iglesia mientras daba misa y continúa desaparecido.

(Muchas gracias a todos los que dieron sus testimonios a través de las redes sociales para poder incorporarlos a esta crónica)

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