“Los agresores de mujeres no sienten remordimiento y lo que les genera placer es el control”: psicóloga de la UNAM

¿Por qué acosan y violentan?, ¿qué los lleva a creer que tienen el “derecho” de hacerlo?, la especialista Ana Celia Chapa considera que presentan distorsiones cognitivas y justifican sus actos

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Carteles de una campaña para eliminar el acoso sexual en el metro de la Ciudad de México (Foto: CUARTOSCURO)
Carteles de una campaña para eliminar el acoso sexual en el metro de la Ciudad de México (Foto: CUARTOSCURO)

Las agresiones de mujeres se dan en todos los ámbitos, en su círculo familiar, escolar, vecinal, en el transporte, incluso en el laboral, pero ¿por qué acosan y violentan?, ¿qué los lleva a creer que tienen el derecho de hacerlo?

Cuando se piensa en un violador, uno se imagina a un individuo anómalo y psicópata, sin embargo son personas dentro de la sociedad”, dijo Ana Celia Chapa Romero, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. Entonces ¿cuál es la razón para que alguien sea un agresor o violador?

De acuerdo con la académica universitaria no existen estudios concluyentes sobre la personalidad de un violador, sin embargo, no se ha encontrado algún trastorno de personalidad o psicosis significativa en las personas que tienen este tipo de conducta.

Lo que se ha detectado es que estos individuos tienen conductas adictivas, como es el consumo de alcohol o drogas, además de padecer baja autoestima y poco control en sus impulsos.

¿Por qué acosan y violentan?, ¿qué los lleva a creer que tienen el “derecho” de hacerlo?, la especialista Ana Celia Chapa considera que presentan distorsiones cognitivas y justifican sus actos

Un estudio llevado a cabo por el investigador Marshall plantea que este tipo de conductas sexuales se relacionan con factores socioculturales e historias de vida de cada persona, explicó la académica universitaria.

Identificó que se da en contextos donde existe un mayor machismo y devaluación del papel de la mujer. “Al conjuntar esos factores legitiman de alguna manera este tipo de conductas y constantemente las refuerzan”.

De hecho, se trata de una construcción de la masculinidad hegemónica y el control que pueda tener sobre las mujeres. “En ese sentido la violación sería un acto de moralización”. En el violador, añadió Chapa Romero, irrumpen muchos valores y creencias que están presentes en la sociedad sobre quién es una mujer que puede ser violada.

Surge la creencia de que las mujeres están para satisfacer las necesidades de los hombres. En algunos casos, para ellos hay dos tipos de mujeres: las malas y buenas.

 (Foto: Cuartoscuro)
(Foto: Cuartoscuro)

Las primeras merecen ser castigadas porque son libres y son capaces de tomar decisiones. Así, se construye la fantasía de poderlas controlar y el abuso sexual es una forma de hacerlo. El violador siente placer, es decir, su cerebro produce dopamina. No obstante, siente más placer al recordar el acto, que el acto mismo, porque todo le salió cómo lo tenía planeado.

Distorsiones cognitivas

En este contexto, los agresores sexuales presentan distorsiones cognitivas, pensamientos erróneos que están presentes dentro de la sociedad. Por ejemplo, exponen que cuando una mujer dice “no”, en realidad dice que sí, o ella lo pedía; llevaba una falda muy corta, ella se ofreció, me sonrió, es una “puta” y ha tenido varias parejas sexuales, se estaba insinuando.

Esta ideología es un pretexto para que el violador no sienta culpa de sus actos ni empatía hacia su víctima, porque justifica sus acciones, enfatizó Celia Chapa. “Devalúan a la mujer para no otorgarle una categoría de humanidad”.

Esos pensamientos permanecen en toda la sociedad. Por ejemplo, cuando una mujer acude a denunciar las autoridades la cuestionan: ¿por qué ibas sola?, ¿dónde estaba tu novio?, ¿estabas bajo los efectos del alcohol? Culpan a la víctima más que al agresor. No se castiga al violador, las sanciones son mínimas y por esto es que es más fácil que existan los abusadores sexuales. Si no hay castigo, es más fácil que estos sucesos se repitan en varias ocasiones.

Foto de archivo. Mujeres sostienen cruces con nombres de asesinadas o desaparecidas, durante la marcha "Día de las muertas" para protestar contra los feminicidios en Ciudad de México, México. 3 de noviembre de 2019. REUTERS/Carlos Jasso
Foto de archivo. Mujeres sostienen cruces con nombres de asesinadas o desaparecidas, durante la marcha "Día de las muertas" para protestar contra los feminicidios en Ciudad de México, México. 3 de noviembre de 2019. REUTERS/Carlos Jasso

¿Puede haber un cambio?

Para la especialista en el tema, una transformación podría ser viable si se empieza por los niños y niñas. “Debemos plantarles habilidades emocionales y fomentar relaciones más equitativas”.

Agregó que el sistema de procuración de justicia debe ser eficaz y con perspectiva de género para que hayan menos obstáculos.

La masculinidad no depende del control que un hombre pueda ejercer sobre otra persona, concluyó Ana Celia Chapa.

Docenas de mujeres durante una protesta frente a la sede del gobierno reclamando medidas para combatir el aumento de los feminicidios en el país Foto: (Cuartoscuro)
Docenas de mujeres durante una protesta frente a la sede del gobierno reclamando medidas para combatir el aumento de los feminicidios en el país Foto: (Cuartoscuro)

“Falta mucho camino para lograr nuestros derechos”

En México se han dado avances en materia de igualdad sustantiva de género, “pero aún falta mucho camino por recorrer”, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

La Universidad Nacional tiene una larga trayectoria en el logro de ese objetivo, y está en proceso de crear un programa de posgrado en estudios de género, subrayó.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo, destacó que ésta es una ocasión para recordarle al mundo que las mujeres aún viven en condiciones de desigualdad frente a los hombres. “Representamos la mitad de la población mundial y poco más de la mexicana, así que no somos minoría ni un grupo vulnerable, sino seres humanos iguales, con la misma dignidad”.

Buquet Corleto mencionó que en el país se han establecido iniciativas como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, o la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, “pero no se ha logrado transformar la realidad de las mexicanas, muestra de ello es que vivimos la peor época de violencia de género”.

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Asimismo, resaltó la necesidad de transformar a la sociedad mexicana para que viva en condiciones de igualdad y justicia, y para lograr un desarrollo más sólido, pues “cuando las comunidades permiten el aprovechamiento de los talentos y el potencial de todos sus integrantes, evolucionan de manera positiva”.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, este 2020 es un año decisivo para la promoción de la igualdad de género. A través de la campaña “Soy de la generación igualdad: por los derechos de las mujeres”, se pretende reunir a personas de todos los géneros, edades, orígenes étnicos, razas, religiones y países para impulsar acciones encaminadas a crear un mundo más igualitario.

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