La extraña enfermedad que aqueja a un clavadista japonés: no puede estar más de una hora en el agua

Sho Sakai representa a su país en los Juegos Olímpicos en una disciplina en la que está obligado a saltar a la piscina pese a que su piel no soporta demasiado tiempo mojada

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Los japoneses Sho Sakai y Ken Terauchi en acción (Reuters)
Los japoneses Sho Sakai y Ken Terauchi en acción (Reuters)

Sho Sakai es uno de los mejores clavadistas de Japón. El deportista que participó de varios torneos mundiales y de los Juegos de Río tuvo su segunda cita olímpica este año y en la prueba de salto sincronizado terminó quinto junto a su compañeros Ken Terauchi. Pero la gran sorpresa la dio en sus declaraciones, cuando reveló que padece una rara enfermedad.

El atleta de 28 años tiene urticaria colinérgica que provoca que al estar en contacto con el agua su piel se sensibilice y por lo tanto sienta dolores agudos en todo su cuerpo similares a pinchazos. Según explicó, esto sucede cuando pasa un largo rato en el agua, por lo que no puede tomarse duchas extensas ni mucho menos disfrutar de una piscina. Lo insólito es que en su disciplina está obligado a saltar a la pileta.

“Es como el dolor punzante de una aguja que se clava en la piel y, si bien la temperatura corporal baja puede mantener los síntomas bajo control, es imposible para mí, como atleta, hacer todo eso. En la piscina, sudo después de una hora y me duele, así que no puedo concentrarme en absoluto. Incluso un médico me dijo que mi cuerpo no era adecuado para una carrera como atleta”, explicó en declaraciones publicadas por el sitio The Sun.

Al ser consultado puntualmente sobre qué es lo que siente, fue claro: “Es como el dolor punzante de una aguja que se clava en la piel”.

Sho Sakai no puede pasar demasiado tiempo mojado y mucho menos bajo el agua (Reuters)
Sho Sakai no puede pasar demasiado tiempo mojado y mucho menos bajo el agua (Reuters)

Sho Sakai reveló que no fue sencillo escuchar el diagnóstico en 2010, cuando comenzó con los padecimientos: “Eso fue impactante y fue difícil para mí aceptar que una enfermedad de la que nunca había oído hablar pudiera hacer que dejara de competir. Odiaba todos los días pero, después de quedarme en casa durante dos meses, pude afrontar las cosas correctamente. Siempre estoy consciente de mantener la temperatura de mi cuerpo lo más baja posible. También me preocupo por mis niveles de azúcar en sangre y trato de evitar la exposición a demasiada luz solar”.

El sacrificio del japonés para seguir compitiendo llega a tal punto que antes de una competencia abandona todo tipo de medicación para evitar que esta lo perjudique en un control antidopaje. Durante esos períodos recurre a métodos como la acupuntura o algún tipo de inyecciones para calmar el dolor.

Sakai pudo soportar el dolor una vez más en estos Juegos olímpicos y junto a Terauchi terminaron quintos en la final de trampolín sincronizado de 3 metros masculino. Después de cada salto, buscaba secarse lo más rápido posible antes de volver a zambullirse, ya que las pequeñas gotas que podían quedarle sobre la piel podrían causar daño más tarde.

En la actualidad para esta enfermedad existen varios tratamientos y fármacos que le permiten a quienes la padecen poder llevar una vida medianamente normal, aunque deban extremar cuidados. A su vez hay distintos niveles de esta patología porque hay que el dolor punzante no es un síntoma común, sino que a veces se puede manifestar mediante ronchas, ardor o algún otro tipo de erupción. Otra curiosidad es que suele ser detectada mayormente en los jóvenes adultos y rara vez en niños.

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