
La selección argentina de fútbol sala se caracteriza por formar un plantel que luchó, cada uno a su manera, por el sueño de poner a la Albiceleste entre los primeros planos de la disciplina y romper el monopolio que tenía a Brasil junto a España en lo más alto. Esta generación de talentosos jugadores que levantó la Copa del Mundo en Colombia 2016, tiene a un delantero imparable que anotó sus primeros goles descalzo debajo de un puente en Dock Sud.
Cristian Borruto, también conocido como Titi o La Cobra, pone por encima de todo el jugar al fútbol. La pelota trasciende a cualquiera de sus pasiones y desde que tiene uso de la razón vivió para dejar a los rivales en el camino y romper las redes de los arcos que le pusieran delante. Creció junto a sus 11 hermanos, ya que no logró juntar experiencias con su madre porque falleció cuando tenía un año, y tampoco conoció a su padre. En charla con Infobae, recordó cómo día luchó desde el primer día con las herramientas que tuvo a mano con el objetivo de cumplir su sueño.
- ¿Qué hubiese sido de tu vida sin el futsal?
- Sin mentir, no creo que hubiese terminado bien en el barrio. Se decía que era uno de los peores y que no iba a terminar bien por la forma en la que vivía. Pero les demostré que todo se puede si uno se esfuerza. A mí el futsal me salvó la vida. Lo conocí en el momento justo.
- ¿De dónde salió semejante amor por jugar a la pelota? ¿Intentaste el fútbol 11?
- En el barrio se jugaba literalmente todo el día. En la calle agarrábamos dos piedras y se armaban los arcos. Descalzo, con amigos o gente desconocida. Lo importante era jugar, no importaba quién estaba enfrente. Me pasó que quedé en Racing e Independiente en cancha grande, pero por problemas económicos no pude seguir yendo. Después arranqué a jugar futsal sin saber que ese deporte existía. Para mí sólo cambiaba el material del piso, nada más. En el momento no sospeché en que tenía hasta otro nombre.
Repartidor de volantes y rectificador de tapas de cilindros fueron sus trabajos previos a volverse profesional. Su inicio en el parquet fue con la camiseta de Argentinos de Avellaneda y su talento deslumbró tan rápido que en menos de dos año se lo llevaron al Rojo. En 2008 pasó de Independiente al Napoli y hoy se desempeña en el Italservice de la Liga Italiana. El cambio de vivir en Europa significó el poder darse distintos gustos que durante toda su vida no pudo como, por ejemplo, comprarse zapatillas.

- ¿Estuviste cerca de dejar el futsal en algún momento de tu vida?
- Dejar de jugar a la pelota, no. Sí estuve a punto de largar todo en el sentido profesional cuando jugaba en Italia en 2018 y me iba a volver a un equipo de Argentina con el que tenía todo arreglado. El fútbol no lo voy a dejar nunca, jugaré hasta que no me den más las piernas y me duela hasta patear la pelota.
- En 2008 pegás el salto a Europa. ¿Tuviste algún cambio drástico tanto en la calidad de vida como en la alimentación?
- La calidad de vida mejoró bastante, es lo que más se notó en todo sentido. Pero en la alimentació, sinceramente, como lo que me gusta, ja. No hago dieta ni nada, como lo que me pinta en el momento.
El pivote cumple en la Copa del Mundo de Lituania su cuarta convocatoria al máximo certamen representando a la celeste y blanca. Tuvo el privilegio de estar presente en Brasil 2008, sin convertir, Tailandia 2012, donde convirtió 5 goles, fue campeón en Colombia 2016, donde aportó cuatro conquistas, y está ahora en el país europeo con cuatro gritos más a falta de un partido. El más reciente de su cuenta personal fue frente a Brasil en la semifinal y que tranquilamente podrían haber sido dos ya que Constantino Vaporaki le dio el último empujón a la pelota cuando estaba ingresando para abrir el marcador contra el clásico rival continental.
- En una nota a FIFA después de eliminar a Brasil dijiste: “Por mi parte estaría bien tomarme un vasito de cerveza”. ¿Qué gustos se da Borruto después de enormes logros como el de la semifinal?
- Tenía que tomarme un vasito de cerveza después de jugar un partido contra todas las estrellas del futsal. ¡Es lo que merecía el cuerpo! No todos los días uno tiene la oportunidad de jugar contra Brasil con todas sus figuras y poder eliminarlos en las semifinales de un Mundial.
- ¿Qué te genera ser el goleador histórico de la selección argentina en Mundiales?
- Es una hermosa sensación. El Cristian pequeño que jugaba en las calles de tierra descalzo no se lo creería. Pero todos los sueños se cumplen si uno los buscan. Nunca hay que bajar los brazos por lo que uno anhela. Con sacrificio y dedicación se puede llegar a lo que uno se proponga en la vida.
Una de las cosas que más extraña Titi es volver a estar rodeado de sus seres queridos. Pero antes de conseguir ese tan ansiado abrazo, deberá enfrentar a Portugal este domingo en busca de la segunda estrella para Argentina en el fútbol de salón. En las semifinales de Colombia 2016, Borruto le convirtió al conjunto liderado por Ricardinho para dejarlos afuera (triunfo 5-2), para luego doblegar a Rusia en el partido cúlmine.

- ¿Tu familia te está esperando en Italia?
- Tengo a mis hijos León y Lola que son mi vida. No veo la hora de abrazarlos, ya van tres meses desde que no los veo. Me salvó un poco el tema de hacer videollamada por el celular para hablar con mi hija que me llama siempre durante el día. Tengo muchas ganas de regresar y también de jugar al Fortnite con mi hijo, nos divertimos mucho.
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