Entrevista a Fernando Redondo: la metamorfosis táctica de Messi, la férrea defensa a Di María y la extinción de los gambeteadores

El emblemático mediocampista analiza la última versión futbolística de Messi y su posible salida del Barcelona. Expresa su admiración por “el Fideo” y elogia a aquellos que improvisan con la pelota porque “son un as” para el equipo

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"Messi nos puede seguir sorprendiendo", dice Fernando Redondo
"Messi nos puede seguir sorprendiendo", dice Fernando Redondo

A Fernando Redondo le cambia rotundamente el semblante cuando recuerda aquel día en que la inspiración lo acompañó en su cuerpo. Abre los ojos hasta casi esconder los párpados. Parece un niño. Ese mediocentro elegante, hoy a los 51 años, parece viajar veinte años en el tiempo. La electricidad que recorre sus fibras lo ubican con la camiseta del Madrid en el Teatro de los Sueños de Manchester tirando el taco que cada tanto vuelve a viralizarse por la belleza estética y la efectividad de la maniobra.

Convertido en proyecto de entrenador y en un distinguido analista del fútbol, el Príncipe exprime sus conceptos ante Infobae para analizar la metamorfosis táctica que vivió Lionel Messi con el paso de los años, la extinción de los gambeteadores o dar una defensa férrea de Ángel Di María. Expresa su deseo de ser técnico en el corto plazo, reconoce que en las inferiores de Argentinos Juniors ya practicaba esa jugada de taco que inmortalizó en la Champions League del 2000, y elige a sus preferidos de la selección argentina.

También habla del tema del momento: la posibilidad de que Messi cambie de club tras veinte años. “Uno como amante del fútbol lo que desea es que esto se solucione de la mejor manera para Messi, para el Barcelona y para La Liga. Se barajan un montón de cosas que hoy sería aventurado. Esperemos la mejor resolución, porque creo que Messi y el Barcelona se lo merecen. La historia de Messi y Barcelona es de muchos años y mucha riqueza. Para los aficionados del Barcelona y el propio Messi hay mucho en juego”, dice sobre la noticia que mantiene en vilo al mundo del fútbol en horas donde él expone su sabiduría en el marco de la presentación de la empresa Total como sponsor en Argentina de La Liga de España.

—Sobre el tema Messi ya dijiste que hay que ser prudentes, pero sería interesante que analices los cambios tácticos que vivió en su carrera desde aquel extremo al asistidor de hoy en día: ¿creés que esto se va a seguir pronunciando con el paso del tiempo? ¿o esta es la última mutación de Leo?

—En realidad, Messi nos puede seguir sorprendiendo. Con las capacidades que tiene, evidentemente, no lo podemos ceñir a una sola posición. Creo que tiene que ver también con el momento, es decir, su rol dentro del equipo, los compañeros que tiene alrededor, la estrategia planteada por el rival que te vas a encontrar. Yo no diría que Messi en esta última etapa tiene que jugar en tal situación. Obviamente, sí evitaría que él tenga que hacer un desgaste para venir al mediocampo a recibir. Evidentemente eso es lo que hay que tratar de evitar. Que toda su energía la utilice de tres cuartos de campo hacia adelante, que es donde realmente él hace la diferencia y desequilibra. No hay jugadores en el mundo que desequilibren. Es lo que se busca. Y él tiene esa posibilidad. Con lo cual, yo pensando con mentalidad de entrenador, buscaría eso. El problema añadido a esto es que él juegue entre líneas. Es fantástico. Le podés decir “movete con libertad entre líneas”. Ahora, va a tener marcas seguramente. Entonces, ¿cómo logramos encontrarlo? Porque nosotros necesitamos que el equipo lo encuentre porque en definitiva es eso. Lo ideal en fútbol es que cada ataque termine siendo una situación de gol porque sino la posesión termina siendo algo intrascendente. Yo no comparto eso: tener la pelota por tenerla. Creo que uno, llegada determinada situación, debe ser atrevido y finalizar la jugada. De eso se trata, es obligar también al contrario. Ahí tenemos que tener compañeros, cuando hablamos de pequeñas sociedades...

—Le falta la famosa sociedad de Xavi e Iniesta...

—Bueno, justamente. Es decir, sociedades que distraen para en algún momento encontrarlo. Y encontrarlo rápidamente, con precisión. Porque hoy en fútbol los espacios son chicos y entonces yo sigo pensando que esa situación para recibir el balón se puede generar. Porque la reacción siempre sigue a la acción. Entonces, en fútbol si yo hago un simple movimiento de que voy, pero en realidad vengo, el defensor me va a tener que seguir. Pero si mi compañero sabe que cuando yo voy, en realidad le estoy diciendo que quiero recibir acá, ya gané un metro. Y eso es lo que necesitamos para que Messi se haga con la pelota. Creo que tiene que ver con la ingeniería esa que es un poco [parte de] los secretos del fútbol. Y lo que hacen también que una gran estructura después se dividan en pequeñas estructuras, que en definitiva repercuten en el colectivo como beneficio.

—Desde la mentalidad del futbolista de élite, ¿qué crees que le pasó por dentro a un animal competitivo como Messi para al menos evaluar su salida de Barcelona?

—La verdad que no lo sé, no tengo la respuesta. Sinceramente, me sorprendió mucho. Me sorprendió la situación. Puedo entender, pero entramos en el mundo de las hipótesis. Evidentemente, él quiere seguir ganando, no tengo dudas de que, más allá de esta intención de querer irse, le dolieron mucho los últimos resultados. El notar que el Barcelona se venía, de alguna manera, desinflando en la Liga y que terminó con este palazo que fue el 8-2. Él quiere seguir ganando, no tengo dudas. Pero a su vez, también, su relación con el Barcelona es muy especial, muy fuerte. Por eso todos estamos sorprendidos. Creo que hay que ser cautos, tenemos que esperar. Naturalmente, como admirador del fútbol de Messi y como argentino, lo que deseo es que esto se resuelva rápido, de la mejor manera. Me gustaría que Messi siga jugando en el Barcelona y que lo haga de la mejor manera para que la selección argentina pueda afrontar los próximos compromisos con un Messi en todo su esplendor. Creo justamente que el gran objetivo es el Mundial de Qatar donde él puede llegar en plenas condiciones, rodeado de jugadores que han hecho un recambio, que tienen jerarquía, tienen una experiencia a nivel internacional importante. Se puede lograr un equipo muy competitivo.

—Recién mencionabas el conocimiento del movimiento sincronizado en las pequeñas sociedades, algo entrenado. Me da la sensación de que cada vez hay menos espacio para los gambeteadores en el fútbol actual, ¿creés que desapareció el gambeteador nato y se convirtió todo en movimientos ensayados?

—Justamente es algo que es verdad. Nos cuesta encontrar gambeteadores. Es indudable que una gambeta resuelve toda una ingeniería para poder superar una línea de presión rival. Tener esa condición es fantástico. Fundamentalmente en las edades tempranas es donde hay que estimularla. Hoy vemos cada vez más en las divisiones pequeñas que los jugadores son correctos, que entienden lo que es no encerrar de un lado, jugar a uno o dos toques. Bárbaro. Pero en momentos donde es necesario atreverse la gambeta es un recurso fantástico que te soluciona eso, muchísimas cosas. Te planta en una situación de superioridad numérica que es lo que te hace generar desequilibrio.

—¿Pero por qué desaparecieron estos improvisadores?

—Porque creo que hay que estimularlo más. También está el riesgo de los entrenadores que se aferran a un tipo de juego colectivo. El fútbol, cuanto más simple, mejor. Pero el que vos ves que tiene la capacidad, que tiene esa cualidad, que no es común a todos; creo que ahí es donde hay que intensificarla. También que se reconozca dentro del equipo el que tiene esa posibilidad. Y que la sepa usar donde la tiene que usar. Quizás ahí está la equivocación: en entender que a veces quien gambetea juega mal porque, como decimos en Argentina, es un morfón. Y pasa por otro lado. Por una lectura mucho más amplia teniendo en cuenta que es un as tener un gambeteador en un equipo. Entonces, creo que desde chico, cuando se ven esas posibilidades, hay que intensificarlas. Porque es verdad que el fútbol sigue evolucionando y hoy si empezamos a hacer un análisis desde el arquero y los defensores, de una época a esta parte, han evolucionado muchísimo. El solo hecho de ver a los arqueros jugar con los pies y a los centrales cómo salen jugando, eso te indica que hay una evolución clarísima en el fútbol. Pero justamente creo que se perdió un poco de vista eso. La corrección y la estructura en cuanto a lo que es jugar bien, ha hecho desaparecer un poco esto. El gambeteador, el que tiene regate, es el que de alguna manera te saca esa exclamación y el que te emociona, lo que todos queremos ver, queremos ver algo diferente. Y, además, no solo se queda en lo estético, es productivo para el equipo bien utilizado.

—Hablaste que te gusta el estilo de Leandro Paredes, ¿a quiénes ves como los líderes futbolísticos y de personalidad en esta nueva camada de la selección argentina?

—Dar una opinión en ese aspecto quizá no sería muy apropiado porque realmente estaría bueno conocerlos en el día a día. Verlos en el día a día...

—Saquemos entonces ese foco tan determinante, ¿quiénes te gustan a vos?

—Yo apuesto mucho por Paredes porque es una función que conozco y que siempre miro, pero la aparición de Lucas Ocampos me parece significativa. La de Lautaro Martínez, en una situación que hablamos de definición. Este presente de Dybala... Es un jugador que estamos deseando que explote en la Selección porque en la Juventus lo ha demostrado infinidad de veces. Inclusive en esta última etapa ha tenido partidos de altísimo rendimiento. Es otro jugador que me gusta. Me sigue gustando Di María. Siempre me gustó y lo sigo defendiendo. Me encantaría que pudiese coronarse él también con un éxito en la Selección porque se lo merece. Es un jugador que no hay. Son jugadores que no hay.

—Es lo que hablábamos antes, tiene un gran nivel de desequilibrio...

—Es impresionante. Yo lo seguí en la etapa del Madrid. Sufrí cuando lo vendieron. Pero lo disfruto cuando juega porque aparte tiene todo. Fijate: es inteligente, tiene pase, tiene gol. ¿Que desequilibra? ¡Te resuelve todo! Seguramente deje algo afuera, pero a mí Lo Celso me gusta. De Paul... Por eso te digo que hay jugadores que a uno lo hacen realmente creer en que esta selección, si tiene la continuidad, la tranquilidad y se le van dando los resultados, creo que pueden conformar un equipo realmente poderoso.

Fernando Redondo se recibió de entrenador hace dos años y desea iniciar su carrera
Fernando Redondo se recibió de entrenador hace dos años y desea iniciar su carrera

—Hace dos años terminaste el curso de entrenador, estás identificado con Independiente, ¿te gustaría trabajar en el fútbol argentino? ¿te gustaría trabajar en algún rol en Independiente durante algún momento de tu vida?

—Mirá, en su momento, hace ya unos cuantos años me lo ofrecieron y yo lo agradecí porque obviamente soy reconocido hincha de Independiente. Toda mi familia, desde mi abuelo. Creo que la única forma en la que pudiese volver al fútbol es como entrenador. Es así. Si lo hago, que realmente tengo ganas, sería así. Creo que es donde podría aportar y yo me sentiría útil realmente. Sería volver a vivir esa adrenalina que es lo que echo en falta desde que dejé de jugar, porque el resto lo sigo disfrutando como espectador.

El taco de Fernando Redondo en el Real Madrid-Manchester United del 2000

—Pasaron 20 años pero todavía se recuerda ese mítico taco ante el Manchester United en la Champions League del 2000, ¿es cierto que lo entrenabas en las inferiores de Argentinos Juniors?

—No mucho, pero sí... Siendo zurdo y teniendo tendencia a caer sobre la banda izquierda, era un recurso. Y sí, lo solía hacer, esa es la verdad. Pero nunca lo había hecho previamente en primera división. Fijate que es totalmente impensado. Es el momento de inspiración que decía. Uno a veces cuando entra a la cancha, entrenaste de la misma manera, comiste de la misma manera, descansaste de la misma manera, y no te sentís igual.

—¿Y ese día te sentías especial?

—Sí, me sentía... Igual que por ejemplo cuando jugamos contra el Borussia Dortmund que fue la semifinal de la Séptima (1998). Había mucha carga porque el Madrid hacía 32 años que no la ganaba y llegar ahí... Ese era el actual campeón, el Dortmund, y jugamos en su cancha. Fue de esos partidos que también, empezar el partido y sentirte que estabas lúcido, estabas pleno, que querías que fuesen todas tuyas y sentirte con esa seguridad. Que se da y no se da, por eso son esas cosas que son difíciles de explicar.

—Hace muy poco hubo un evento en la NBA muy importante con los jugadores tomando un rol social fuerte, ¿creés que al futbolista en estas nuevas etapas debería tener un rol social más activo y visibilizar algunas causas de la sociedad que no están tan a la vista?

—Totalmente. Creo que justamente el fútbol como deporte es un gran transmisor de valores. Y en eso el futbolista creo que cada vez tiene más conciencia y se implica cada vez más. Quizás nos cueste más en nuestro fútbol, pero en Europa se ve mucho más. Se ve de manera regular que se hace. Creo que hay que ser consciente que uno como jugador de fútbol está en una situación de privilegio y que es verdad los tiempos cuando uno es profesional son pocos, pero que eso te hace ser una mejor persona. En definitiva el fútbol pasa, pero lo importante es la persona. De eso se trata. Uno como futbolista también tiene que serlo de manera integral y no puede ser indiferente a lo que nos ocurre socialmente. Por eso soy un fuerte defensor y de eso se trata mi participación en La Liga como embajador, el poder contribuir a eso, a ese compromiso social que es tan importante. Sobre todo en los niños y los jóvenes, que en definitiva son el futuro.

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