Murió el fotógrafo Robert Frank, peregrino de la lente, beatnik y amante de "El Principito"

Autor de imágenes emblemáticas de EE.UU. durante los 50, el nacido en Suiza también trabajó en cine junto a Kerouac, Burroughs, Shepard e incluso filmó la cinta más controversial de los Rolling Stones durante una gira de 1972. Repaso de las obras esenciales de uno de los artistas más influyentes del siglo XX

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Robert Frank (EFE)
Robert Frank (EFE)

Robert Frank, uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX y figura clave en la imagen documental, murió a los 94 años de edad en Inverness, una pequeña localidad de la provincia canadiense de Nova Scotia, a los 94 años, informó Peter MacGill, de la Galería Pace-MacGill de Nueva York.

Nacido en Zúrich en 1924, llegó a Estados Unidos con 23 años, donde desarrolló gran parte de su trabajo. Antes de comenzar su vida en las rutas, fue fotógrafo de publicaciones como Harper's Bazaar y Life, viajó por Europa y también por Perú, Bolivia, Brasil, Cuba y Panamá.

En Perú
En Perú

. De esta experiencia, comentó, surgió su técnica de "ojo frío", que lo llevaría ya en los 50 a producir un sisma en la manera de realizar fotografía documental: The Americans, con la que continuó la herencia de otros fotógrafos viajeros a las profundidades del país del norte como Walker Evans, quien además fue su maestro, o Dorothea Lange.

Los Americanos es un conjunto de imágenes en blanco y negro durante los años cincuenta y se publicó en 1958 en Francia. Casi una década después se convertiría en uno de los libros de fotografía esenciales de la segunda mitad del siglo XX.

De la serie “The Americans”
De la serie “The Americans”

Con una subvención de Evans, Frank recorrió más de 16 mil kilómetros interminables en su Ford Coupe a lo largo de nueve meses. Capturó así la esencia de 30 estados en 767 carretes: 27.000 imágenes que dieron vida a una obra que le enseñó a los a estadounidenses y al mundo entero qué sucedía puertas adentro de ese país.

Despojado de un ojo romántico por mantener el American Way of living, Frank reveló la alienación, la injusticia, la diferencias sociales y raciales, la soledad, y la tristeza a través de un lengua que se convirtió en propio, irrepetible, y que hizo escuela.

Durante los '60, llegó al cine con una obra de culto que co-dirigió con el pintor Alfred Leslie y que contó con el guión y la narración del autor beatnik Jack Kerouac, quien ya era una figura renombrada de la literatura por su En el camino. Pull My Daisy, el nombre de la ópera prima, fue un corto de 26 minutos que puede verse en Youtube.

Robert Frank y Jack Kerouac
Robert Frank y Jack Kerouac

Así, a lo largo de su carrera realizó alrededor de 30 títulos, con una visión de vanguardia, experimental. Como muchos otros artistas adelantados a su época, su obra fílmica -en su momento- no fue apreciada por la crítica y con el tiempo sus filmes fueron piezas de culto para ser finalmente apreciadas y estudiadas.

También trabajó con otros beatniks como William S. Burroughs, Allen Gingsberg e incluso el líder de The Clash, Joe Strummer, todos como actores y también con Sam Shepard como guionista.

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Otro de sus trabajos imperdibles es su famosa -pero casi desconocida- Cocksukers Blues, una cinta realizada durante un tour junto a los Rolling Stones en 1972, que por sus imágenes causaron controversia con respecto al comportamiento de los músicos y que, por ende, terminó siendo "censurada" de futuras exhibiciones por la misma banda.

"Llegué donde quería llegar, pero no resultó ser el lugar que esperaba encontrar. Aún sigo siendo un outsider", dijo al crítico británico Sean O´Hagan en una entrevista 2004. Y es que Frank era una de esas personas sin ataduras, que encontraba en la transmutación, en el cambio, la esencia de su arte. Por eso, solía llevar a sus viajes una copia de El Principito, la obra del aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, de quien solía citar: "Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos".

En los 70 regresó a la fotografía con una serie autobiográfica, The lines of my hand (Las líneas de mi mano), en la que experimentó con Polaroids, collage y texto. Su vida y obra tuvo un profundo quiebre con la muerte de sus dos hijos: Andrea en un accidente de avión, y Pablo en un hospital psiquiátrico. "Mi trabajo pasó de tratar sobre aquello que veía a tratar de aquello sobre lo que sentía", dijo.

 

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