Berlín: una exposición inspirada en El Bosco muestra utopías y distopías del presente

La directora del Museo Gropius Bau de Berlín, Stephanie Rosenthal, asegura a propósito de la muestra "El jardín de las delicias" que "el arte tiene el poder de transformar la sociedad. Trabajos como los de esta exposición brindan una perspectiva diferente de cómo mirar nuestro mundo"

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(Télam)
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El jardín de las delicias, una exposición inspirada en la célebre pintura de El Bosco, que se inaugura el 26 de julio en Gropius Bau -uno de los museos más emblemáticos de Berlín- reúne obras de Yayoi Kusama, John Cage y otros, que demuestran, desde lo catastrófico o lo paradisíaco "cómo los artistas usan el jardín como metáfora del mundo", dijo la directora del espacio, Stephanie Rosenthal.

Son múltiples los motivos que prometen convertir a esta exposición en una de las imperdibles del verano alemán: no sólo se inspira en uno de los trípticos más icónicos de la historia realizado por el genial pintor flamenco hace unos 500 años, sino que también aporta una perspectiva contemporánea y poética a un tema urgente como el medio ambiente, en el edificio expositivo más grande de la ciudad, cuyo nombre homenajea al arquitecto Walter Gropius de la Bauhaus.

La curaduría estuvo a cargo de Clara Meister y de Rosenthal, quien ocupó este año el cargo de presidenta del jurado de la 58 Bienal de Venecia.

Desde que asumió a principios de 2018 como directora del Gropius Bau, Rosenthal (Berlín, 1971) implementó cambios curatoriales, arquitectónicos y en la experiencia para los visitantes, llevando aires de renovación a este inmenso edificio centenario y neorrenacentista que se encontraba exactamente al lado del Muro de Berlín, antes de ser derribado.

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Instalaciones inmersivas, videos, pinturas, performance, fotografía, dibujo y escultura se despliegan en la muestra que presenta la idea del jardín como un lugar de dualidades: como utopía y distopía, como paraíso y exilio, como un espacio meditativo y a la vez amenazante. Incluso, aparece una alusión a los tradicionales jardines japoneses, cuyos arreglos de piedra solo deben observarse desde cierto ángulo.

Impacta la instalación de la japonesa Yayoi Kusama, cuya exposición causó furor a su paso por Buenos Aires en 2013. La obra sumerge al visitante en una habitación rodeada de tulipanes gigantes, con sus característicos lunares de colores, un escenario inicialmente amigable y lúdico que de a poco se torna amenazante y distorsionado.

La muestra -que permanecerá hasta el 1 de diciembre en la capital alemana- incluye una versión posterior de El jardín de las delicias, fechada entre 1535 a 1550 y creada en la escuela de El Bosco. La obra cumbre de este pintor flamenco -que da título a la exposición- es un tríptico que describe, de manera onírica, la creación del mundo, el paraíso y el infierno. A esto y otras cuestiones, se refirió Stephanie Roshental en esta conversación.

-¿Cómo nació la idea de hacer esta exposición ?

-Observé durante los últimos diez años que los artistas usan el jardín como metáfora para interactuar con nuestro mundo y nuestras principales preocupaciones, como la migración, la discriminación y la colonización. Y por supuesto me interesó la idea de lo sensual, del Eros, que también está conectada con el jardín.

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-El medio ambiente y la migración son hoy dos temas centrales que los artistas contemporáneos exploran en sus obras. ¿Cómo se destacan esos tópicos en esta exposición?

-En esta muestra, algunos artistas aluden claramente al tema en sus trabajos. Por ejemplo, en el filme Wild Relatives, la artista palestina Jumana Manna recorre las huertas y campos que suministran semillas con el fin de asegurar la diversidad de plantas en un futuro, en caso de un desastre climático. Se creó la llamada Bóveda Global de Semillas, que almacena en una montaña en el Océano Ártico colecciones de semillas de todo el mundo. En 2012, un centro internacional de investigación agrícola tuvo que emigrar de Alepo al Líbano debido a la guerra civil siria. Pudieron restaurar su colección destruida con semillas de la Bóveda Global. Comenzó así un laborioso proceso llevado a cabo por mujeres jóvenes migrantes, desde la siembra de las semillas transportadas hasta su recolección y devolución. En su película, Manna sigue el viaje de las semillas desde el Líbano hasta el Océano Ártico.

-¿Cree que el arte tiene el poder de transformar la sociedad?

-Sí. Realmente creo que el arte tiene el poder de transformar la sociedad. Trabajos como los de esta exposición brindan una perspectiva diferente de cómo mirar nuestro mundo.

Fuente: Télam.

 

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