Hallaron amarrado el cadáver de un hombre en un hotel del centro de Medellín

La víctima fue encontrada por el personal en la bañera de la habitación, en ropa interior y amordazado con una sábana

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Hombre fue encontrado muerto y atado en la bañera de una habitación de hotel en el centro de Medellín. (Archivo)
Hombre fue encontrado muerto y atado en la bañera de una habitación de hotel en el centro de Medellín. (Archivo)

UN CÁDAVER DE UNICORNIO

La escena parecía dispuesta para filmarse. La meticulosidad en los detalles resaltaba más allá del cuerpo sin vida que yacía en la bañera. Los primeros en acudir al encuentro fueron los mismos trabajadores del hotel. Y así como pasa en las películas, lo primero que se escuchó en el sitio fue un tremendo grito de espanto. De inmediato, en la habitación se agolparon los curiosos y de no haber sido por uno que no quiso sucumbir al asombro, se habrían quedado todos hablando y no se les habría ocurrido llamar a la policía.

Eran las 10:30 de la mañana, del último día de marzo. La noche anterior, lo habían visto entrar a la habitación y salir un par de veces. Pero al otro día, cuando ya tocaba la limpieza, una de las personas encargadas tocó a la puerta de la habitación. Como nadie respondió el llamado, decidió abrir la puerta con la llave de respaldo. Jamás hubiesen imaginado los inquilinos y trabajadores del hotel Nuevo Milenio encontrarse con semejante imagen.

Cuando los agentes llegaron al sitio, en la carrera 48, a la altura de la calle 58, el barrio Prado Centro se convirtió en la escena del crimen que todo Medellín quería ver. El cádaver, tan blanco como la pared de un psiquiátrico, reposaba atado de pies y manos, con la boca amordazada, en una bañera que poco tenía de lujosa y cuyo color se mezclaba a la perfección con la escena. Fue identificado, horas después, como Hernán Macías López. Tenía 28 años.

Su cuerpo no presentaba heridas, ni golpes. No había rastros de forcejeo por parte del homicida. Solo estaba ahí, atado con los cordones de sus propios zapatos y la toalla con la que se secaría tras el baño, amarrada alrededor de su boca. Su asesino no dejó más pistas que su afanada huida luego de quitarle la vida. No alcanzaron a identificarle el rostro y en los registros del hotel no se consigue una anotación precisa sobre quién podría ser.

El asesino habría ultimado a su víctima luego de haberlo hecho en otras ocasiones con diferentes personas. Su modus operandi parece hacerse cada vez más meticuloso y frío. Los oficiales sospechan que ya tendría tras de sí las muertes de tres personas, registradas en la ciudad entre las comunas 13, 11 y 8. Su actuar iría respondiendo siempre a un mismo patrón. Se cree que cita a sus víctimas a través de aplicaciones, los distrae con sus historias, los mantiene interesados y cuando ya siente que los tiene asegurados, les pide que se vean en algún hotel, en lo posible alejado del gran bullicio urbano, y los mata en medio de la noche. Si bien los oficiales a cargo tienen sus sospechas, aún no se aventuran a revelar nombres. Su identidad sigue siendo un misterio, más allá de que ha sido captado vagamente por cámaras de seguridad.

Macías López, de rostro apacible y cabello negro, tenía una sonrisa media que le atravesaba la cara. Cejas amplias, no muy pobladas, y unos ojos del mismo color del cabello, que daban la impresión de que lo miraba todo con duda. Estaba enamorado de los hombres, y a más de uno, con los que frecuentó, le envió fotos suyas. Había estudiado en el Sena y trabajaba como vigilante en un conjunto residencial. Quienes lo conocieron en su trabajo lo describen como una persona tranquila y amable. Venía de Florencia, en el departamento de Caquetá. Nadie en el sitio lo conocía de más, nadie hubiese podido saber, intuir siquiera, cuáles serían sus planes esa noche, y mucho menos anticipar su repentina muerte.

El homicidio es, a día de hoy, un asunto por resolver. La investigación por parte de las autoridades se mantiene en curso y la familia de la víctima aún no se pronuncia. No hay voces de amigos, no hay indicios que puedan ayudar a esclarecer el misterio. Hoy Macías López es un cádaver más en la morgue que aguarda desde el más allá, o donde sea, por alguien que encuentre a su asesino. En una de sus últimas publicaciones en sus redes sociales, escribió: “Siento mariposa en el estómago y veo unicornios rosa”.

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