Agro en Colombia, en jaque por la baja implementación de la tecnología

Según un reciente informe del DANE, solo el 15 % del campo utiliza tecnificación en sus prácticas, esto en medio de un contexto de digitalización, hace menos competitivo el sector frente al de otros países en donde la tecnología ha impulsado la productividad

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Foto de archivo. Un campesino recolecta café en un cultivo en las afueras del municipio de Montenegro, en el departamento del Quindío, Colombia, 12 de agosto, 2011. REUTERS/José Miguel Gómez
Foto de archivo. Un campesino recolecta café en un cultivo en las afueras del municipio de Montenegro, en el departamento del Quindío, Colombia, 12 de agosto, 2011. REUTERS/José Miguel Gómez

El agro en Colombia es sinónimo de resiliencia. Pese a los paros nacionales del año pasado, en los cuales se vieron morir pollitos y se perdieron toneladas de comida, ha logrado sacar cabeza. Solo en 2020, mientras la economía del país se contraía un 6.9 %, el sector logró un crecimiento del 2,8 %. Pero eso no es todo, según el Ministerio de Agricultura, de enero a noviembre de 2020, el sector mantuvo su dinamismo y logró marcar un récord de exportaciones. De los 7.027 millones de dólares recaudados llegó a 8.496 millones, registrando un crecimiento del 2,3 % den el PIB.

A pesar de todo esto, AgTech Instacrops, una plataforma especialista en desarrollo de hardware y software que integra fuentes de datos y de inteligencia artificial para recoger información sobre los parámetros clave de los cultivos, afirmó que es necesario trabajar para mejorar la productividad, pues según reportes recogidos de la productividad del agro en Colombia, esta puede aumentar hasta un 33 % en cultivos tradicionales como papa y café gracias al uso de la tecnología.

El reto

Uno de los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU le apunta a la seguridad alimentaria mediante la tecnificación y sostenibilidad de los cultivos. El objetivo de cara a 2030 es todo un reto, pues según el Ministerio de Agricultura solo un 15 % del agro en Colombia se encuentra tecnificado. Pero si bien estos desafíos se pueden enfrentar con tecnología, hay que comprender que el precio de los insumos, la mano de obra y los intermediarios, hacen mella y significan un agujero para el bolsillo de quienes desean tecnificarse pero no encuentran los recursos para poder hacerlo. Así las cosas, que el 15 % sí esté tecnificado, da cuenta del rezago por el que pasa el campo colombiano y de una creciente amenaza que no solo es significativa para un sector menos competente, sino también para importantes sectores económicos que dependen de él.

Hugo Arrubla, director Comercial de Instacrops en Colombia explica que esto también se debe a la resistencia cultural los productores que muchas veces no ven la implementación de estas tecnología como una inversión importante de sus negocios. “La desventaja frente a esta resistencia, es la pérdida de competitividad, una consecuencia crítica teniendo en cuenta que esto junto a una baja rentabilidad son las principales razones por las que quiebran las iniciativas agrícolas”.

Y en parte, esta renuncia de la que se habla, esta vinculada con la más experiencias del pasado en las que, “terminan comprando tecnología obsoleta, de baja calidad y totalmente inservible, que no contribuye a alcanzar los resultados esperados y, por el contrario, hace que los usuarios se decepcionen”, indica Arrubla.

Un futuro incierto

En 2021 el informe ‘Cambiar el rumbo: mejorar la seguridad hídrica para propiciar la recuperación y el crecimiento sostenible de Colombia’, publicado por el Banco Mundial, levantó una alerta de cara a la escasez hídrica. No es para menos. En el mundo, un 70 % del agua que se extrae se va para los cultivos. Así las cosas, se estima que este recurso, que además se desperdicia a falta de técnicas idóneas que hagan un seguimiento riguroso para contabilizar cuánta agua se destina y cuánta agua se requiere , podría traer pérdidas que a futuro pueden representar entre 1,6 y 3,1 % del PIB.

En tal sentido, el futuro no debería ser incierto como lo es ahora. Ceñirse a las ventajas de la tecnología para no solo monitorear los cultivos desde el gasto hídrico sino también desde los requerimientos que realmente se hacen necesarios en cuanto a abonos ,pesticidas, temperatura, radiación y humedad es fundamental para tomar medidas al respecto y anticiparse a pérdidas económicas que afectan el cultivo y su productividad.

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