Explosivista de ELN confesó haber instalado mina antipersonal en Bojayá que asesinó a un médico indígena

El hombre falleció luego de manipular el artefacto que, minutos antes, había sido encontrado por su hijo, un menor de cinco años, en Bojayá, Chocó. Alias ‘Manchego’ aceptó haber puesto explosivos en el territorio.

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Alias Manchego, un explosivista que trabaja para el ELN, confesó haber minado el territorio en el que falleció un médico indígena.
Alias Manchego, un explosivista que trabaja para el ELN, confesó haber minado el territorio en el que falleció un médico indígena.

El pasado 24 de febrero, medios de comunicación colombianos informaban al país de la muerte del médico indígena Máximo Baquiaza Rubiano, tras manipular una mina antipersonal hallada en cercanías de su vivienda. Alias Manchego, un explosivista integrante del ELN, confesó haber minado el territorio, según un testimonio recopilado por Noticias Caracol.

“Yo soy el explosivista del ELN, en la zona de Bojayá, en el Chocó, yo he instalado minas antipersonal en el resguardo indígena de Alto Río, Bojayá. Instalamos las minas para bloquearle el paso al clan del Golfo”, se lee en el relato al que tuvo acceso el noticiero, que habría sido entregado por alias Manchego.

El explosivista, un hombre de 28 años, confesó ser el responsable de poner el artefacto que, no solo le quitó la vida a Baquiaza, sino que también dejó heridos a sus hijos.

El día de los hechos, según comentaron testigos a los medios de comunicación, se dieron cuando uno de los hijos del médico, el menor de ellos, encontró la mina y decidió tomarla en sus manos sin saber que se trataba de un elemento muy peligroso. El menor, de cinco años de edad, le llevó el objeto a su padre que, al revisarlo y manipularlo, explotó.

“El niño muy inocente le pasó al papá (el artefacto) y al maniobrarlo se estalló, hay dos heridos, un muchacho de 16 años y uno de 20”, dijo, el día de los hechos, Víctor Carpio Conquista, coordinador de derechos humanos de los pueblos indígenas. Los dos jóvenes, de los que habló Conquista, también son hijos del médico y, ese día, fueron trasladados en un helicóptero del Ejército al Hospital San Francisco de Asís, en Quibdó.

Para la comunidad, la tragedia de la familia pudo haberse evitado pues, desde el 2019, según explicó el alcalde del municipio, Edilfredo Machado Valencia, venían advirtiendo que había presencia de minas antipersonales en la zona, lo que ponía en peligro a la población.

“Hace un año vengo haciendo la alerta, informando que en los territorios indígenas y comunidades afro hay presencia de grupos al margen de la ley y que han sembrado minas antipersona y lo que se ha hecho es poco”, aseguró el mandatario local. De acuerdo con Miguel Ceballos, alto comisionado para la paz, efectivamente, “hay una coincidencia en las zonas donde hay una instalación de minas antipersonal y donde se desarrollan actividades de narcotráfico”.

La explosión de la mina, y el temor de la existencia de más artefactos en la zona, generó que, según Yaselly Martinez Ortiz, personera de Bojayá, informara desplazamientos de la población, “hay 24 comunidades confinadas, dos comunidades desplazadas en el municipio y posiblemente esas cifras van a aumentar”, así mismo, la funcionaria solicitó atención por parte del Gobierno nacional, encabezado por el presidente colombiano, Iván Duque, sobre la zona.

Tan solo días después de la muerte de Máximo Baquiaza Rubiano, se supo de la afectación que sufrió un niño embera de 12 años, en su cuerpo, luego de que cayera en una mina antipersona ubicada cerca al resguardo indígena de Murindó, en límites entre Antioquia y Chocó.

“En la clínica Panamericana lo recibieron, de inmediato lo llevaron a cirugía, donde le hicieron todo el procedimiento de lavado y remodelación del muñón porque (la mina) le amputó todo el miembro inferior izquierdo y tiene quemaduras de segundo grado”, dijo Aracely Castro, secretaria de Salud de Apartadó, Antioquia.

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