Ciego, sordo y único hincha de su equipo en el estadio, pudo celebrar el campeonato gracias a la ayuda de un rival

La historia que conmovió a los colombianos en la gran final entre Millonarios e Independiente Santa Fe

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José Richard Gallego, con la camiseta azul de Millonarios, y su intérprete César Daza, del Santa Fé, en la final de este domingo en Bogotá (@deportesZorro)
José Richard Gallego, con la camiseta azul de Millonarios, y su intérprete César Daza, del Santa Fé, en la final de este domingo en Bogotá (@deportesZorro)

Solo había un hincha con la camiseta de Millonarios el día en que el equipo bogotano se coronó campeón del fútbol colombiano por decimoquinta vez. Y era uno que no podía ver ni oír nada. Todo lo interpretaba gracias a un hincha rival, del Santa Fe, que le narraba el partido con señales de las manos en un tablero de madera.

Los embajadores jugaban en su estadio, El Campín, pero estaba atiborrado de cardenales. Por primera vez los dos equipos de la capital del país se enfrentaban en una final para disputar el título de liga. Alternaron la condición de locales y visitantes para evitar enfrentamientos de las barras bravas. En el juego de ida, las gradas vibraron azules; y en el de vuelta, rojas. A excepción de un pequeño y silencioso punto.

Era José Richard Gallego, el único sentado de espaldas a la cancha. Sordo y ciego, debe ser además el único aficionado del mundo que va al estadio acompañado de un hincha de su rival de patio, el intérprete César Daza. Un santafereño que terminó en la gramilla, celebrando la estrella 15 junto a los jugadores de Millonarios en nombre de su amigo. José Richard lloraba.

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César se conoció con José hace tres años, en un grupo de asistencia especial para personas con discapacidad visual y auditiva en Bogotá. Juntos se inventaron una técnica para la narración de partidos mediante señales. "La idea fue de José Richard. Me pidió que le interpretara un partido de las eliminatorias del Mundial. Pero ¿cómo?, le pregunté. Me dijo 'fácil, con una tabla'", explica César.

La acústica de la tabla, por ser de madera, le permite sentir el ruido de los bombos, los platillos, la gente gritando en momentos de tensión. La pintaron de verde, con líneas que reflejan la demarcación del terreno para guiar la representación de las acciones. Una mano representa un equipo, la otra, al otro. Mediante jalones de dedos y otros códigos acordados entre los dos, César le va narrando a José las tarjetas amarillas, los fueras de lugar, tiros de esquina, jugadas de gol, cambios, si un jugador cae, en fin, todo lo que transcurre en el partido. Por eso José se concentra en la cancha de madera, mientras el intérprete sigue las acciones del juego sobre sus hombros. "Cuando hay una limitación hay que buscarle la solución, y él la tenía en las manos".

El partido fue reñido y dramático. Millonarios había ganado 1-0 el juego de ida. Estaba perdiendo la vuelta 2-1, y todo indicaba que la anhelada final capitalina se definiría por penales. Un zapatazo de Henry Rojas cambió la historia en el último minuto. Puso el marcador global 3-2 a favor de los azules. Apagó las ilusiones de las tribunas enrojecidas. El técnico argentino Miguel Ángel Russo lograba el gran objetivo. José Richards quería gritar. Se cubría la cara. Su amigo lo abrazó.

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La escena, transmitida por televisión nacional, marca un fuerte contraste con los tradicionales enfrentamientos entre barras de ambos equipos. Las autoridades reportaron 250 riñas y 95 detenidos en la noche del partido de ida, el miércoles pasado. Y aunque no hubo desmanes ni asesinatos, tras el partido final el domingo hubo 35 riñas entre hinchas de ambos equipos, y fueron incautadas 75 armas blancas.

"No somos enemigos. Somos contenedores por nuestros equipos. Ver esa emoción, y poder transmitir la felicidad, no tiene precio", dice en cambio César Daza. Él tiene una fundación, Sin Límites, que trabaja temas de inclusión laboral para personas con discapacidad.

No somos enemigos. Somos contenedores por nuestros equipos. Ver esa emoción, y poder transmitir la felicidad, no tiene precio

José se prepara como panadero en el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena. Nació hace 36 años, con el síndrome de Usher. Causa progresiva sordera y deterioro de la visión. Dejó de escuchar a los 9 años. Dejó de ver a los 15. No sin antes alcanzar a conocer los triunfos de Millonarios. Por eso nunca dejó de ser hincha. La gloria azul se mantuvo siempre viva en sus recuerdos.

Hasta que pudo vivirla en carne propia, y sentirla a través de otro. "José Richard tiene el mismo derecho que yo de saber todo lo que está pasando. Independientemente del color de camiseta que tengamos, yo le puedo servir a los demás", dice César.

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Nicolás Vikonis, el arquero de Millonarios y uno de los más destacados en toda la temporada, abrazó y felicitó al sordociego y su intérprete al final del enfrentamiento.

Falcao García, una de las mayores figuras del fútbol colombiano y declarado hincha de Millonarios, les dedicó un mensaje en Twitter. Resume la trascendencia de la simbólica amistad: "César Daza y José Richard Gallego nos han mostrado un camino posible para nuestro fútbol. Nos mostraron a todos que es posible disfrutar del fútbol en medio de todas nuestras diferencias. Es el momento de seguir su ejemplo".

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