
Un equipo de científicos de la Argentina logró crear por primera vez mapas que muestran en qué zonas del país las olas de calor elevan el riesgo de morir por enfermedades del corazón.
El trabajo, publicado en The Journal of Climate Change and Health, dejó en claro que el riesgo no se distribuye de manera pareja y que la región donde más sube el riesgo es una franja que cruza el país desde el sudoeste hasta el noreste.
En esa franja, cuando hay olas de calor, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, como los infartos, sube de forma significativa.

Los autores del estudio son Juan Pinotti, Ximena Porcasi, Sonia Pou, Camila Niclis, María Inés Stimolo, Laura Aballay, Rubén Actis Danna y Sonia Muñoz.
Trabajan en el Instituto de Altos Estudios Espaciales “Mario Gulich” de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
El pulso del calor: quiénes lo sienten más

Los investigadores se preguntaron en qué lugares de Argentina las olas de calor son más peligrosas para la salud.
Intentaron explorar la distribución espacial de los riesgos de mortalidad por enfermedades crónicas sensibles al calor, al integrar datos climáticos, ambientales y sanitarios.
El problema no es solo la temperatura alta cuando se desarrolla una ola de calor: también importa cómo viven las personas, si tienen acceso a servicios de salud, el nivel educativo y las condiciones ambientales.
Por eso, los científicos cruzaron información social, de salud y clima para armar un mapa que muestre en qué zonas el calor extremo es más riesgoso.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el país y las que más se agravan con el calor.
La diagonal caliente: dónde el riesgo es más alto

Para definir una ola de calor, los científicos usaron el criterio del Servicio Meteorológico Nacional: ocurre cuando las temperaturas mínimas y máximas superan el percentil 90 durante al menos tres días seguidos en la temporada cálida.
El análisis se concentró en los años 2006 a 2010 para usar datos confiables y comparables.
Usaron información oficial del Sistema Nacional de Estadísticas, datos climáticos y mediciones satelitales. La vulnerabilidad se midió en cuatro aspectos: social, ambiental, enfermedades crónicas y hábitos de vida.
Se tuvieron en cuenta necesidades básicas insatisfechas, educación, acceso a la salud, diabetes, hipertensión, obesidad, consumo de alcohol, poca actividad física y tabaquismo.

El modelo estadístico permitió ver en qué lugares la mezcla de calor y vulnerabilidad social eleva el peligro.
Los mapas muestran una diagonal de riesgo que atraviesa el país desde el sudoeste hasta el noreste, con el centro-norte como la zona más expuesta.
Los investigadores detallaron: “Una amplia zona diagonal, que se extiende desde el sudoeste hacia el noreste de Argentina, presenta mayores riesgos de mortalidad debido a una combinación de vulnerabilidades y olas de calor, mientras que las áreas costeras y de gran altitud exhiben riesgos menores”.
Las provincias incluidas en esa franja de alto riesgo son Córdoba (especialmente centro y norte), Santa Fe (centro-norte), Entre Ríos, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, norte de Buenos Aires, norte de La Pampa y este de Salta.

También hay focos en el sudoeste de Mendoza y oeste de La Pampa. Las regiones costeras, el Noroeste (Jujuy, parte de Salta, Catamarca) y las áreas de altura presentan niveles de riesgo bajos.
El centro-norte es la zona crítica. El Noreste suma alta vulnerabilidad social, con carencias básicas y poco acceso a la salud. El sudoeste se destaca por problemas en cobertura de salud y educación primaria.
En promedio, hubo siete olas de calor entre 2006 y 2010, pero algunos departamentos llegaron a catorce episodios. Esos departamentos son los más peligrosos.
El mapa y sus pistas para el futuro

El mapa final permite ver claramente dónde hay que poner atención y recursos en salud. Los investigadores remarcaron que actualizar periódicamente esos mapas será clave para mejorar la prevención y la respuesta.
Recomendaron que las autoridades usen estos mapas para decidir dónde actuar primero. En el noreste haría falta un plan de desarrollo integral. En el sudoeste convendría mejorar la salud y la educación.
Admitieron que algunos datos sobre hábitos y enfermedades crónicas solo cubren a mayores de 18 años en ciudades grandes, y que al usar promedios anuales pueden pasar por alto picos de calor estacionales.

Consultado por Infobae, Francisco Chesini, magister en salud pública por la Universidad de Buenos Aires y becario Conicet en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), comentó sobre el nuevo estudio: “Los investigadores usaron datos de reanálisis climático, que son reconstrucciones del clima hechas con modelos y mediciones históricas, y también información de sensores remotos, que son imágenes captadas por satélites”.
De esa forma, se puso analizar el clima y el ambiente de cada región desde el espacio y con datos precisos del pasado.

Recientemente, tal como informó Infobae el 13 de octubre pasado, el científico Chesini junto con Matilde Rusticucci realizaron otro estudio que mostró que durante las olas de calor las muertes por enfermedades del corazón en Argentina aumentan entre un 11% y un 41%, según la ciudad.
Analizaron datos de 21 ciudades entre 2005 y 2019 y encontró que el mayor aumento se registró en Tucumán, con casi 46%.
“Los dos estudios fueron publicados en la revista The Journal of Climate Change and Health y ponen en foco a las enfermedades no transmisibles relacionadas con el cambio climático“, afirmó.
“La evidencia científica que aporta la investigación ayuda a tomar mejores decisiones en las políticas sanitarias en el contexto actual del cambio climático”, enfatizó Chesini.
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