
En la era de las redes sociales, la imagen que un animal proyecta puede ser tan crucial para su supervivencia como su papel en el ecosistema.
Mientras pandas gigantes y carpinchos acumulan miles de “me gusta” y campañas de apoyo, otras especies igual de importantes quedan relegadas al olvido, poniendo en riesgo su conservación.
Esta tendencia, conocida como sesgo de conservación, condiciona las prioridades de los proyectos de protección de fauna y podría tener efectos irreversibles en la biodiversidad global.
El fenómeno no se limita a una cuestión de popularidad, sino que responde a patrones profundos de percepción humana. Según la psicóloga, con un doctorado en Harvard, Julia Lee Cunningham, especializada en la moralidad que influye en la toma de decisiones, la conexión emocional con ciertos animales está fuertemente ligada a una visión antropocéntrica del mundo.
Sus investigaciones demuestran que la estética y la familiaridad de los animales determinan en gran medida el interés que generan, tanto en la opinión pública como en las campañas de conservación.
Preferencias humanas y su impacto en la fauna
En un experimento realizado en el marco del proyecto PhotoArk de National Geographic, dirigido por el fotógrafo Joel Sartore, los participantes debían elegir entre imágenes de diferentes especies.
La mayoría optó por mamíferos y aves, dejando en segundo plano a reptiles y otros animales menos “atractivos”. Cunningham explicó a National Geographic que “tenemos una tendencia natural a ver el mundo desde una óptica antropocéntrica”.

Las imágenes que mostraban a varios ejemplares juntos fueron más populares que aquellas en las que aparecía un solo animal, sugiriendo que los humanos conectan mejor con representaciones que evocan estructuras familiares.
Esta percepción subjetiva tiene consecuencias directas en los esfuerzos de conservación. Especies como la boa de la isla Redonda (Bolyeria multocarinata), extinta en la naturaleza según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), reciben escasa atención frente a animales que inspiran ternura y empatía, como el panda rojo o el elefante asiático.
Consecuencias del sesgo en los proyectos de conservación
La preferencia por animales carismáticos también se refleja en las campañas de recaudación de fondos. De acuerrdo con información de National Geographic, es común ver imágenes de crías de grandes mamíferos como elefantes o leopardos de las nieves, pero rara vez protagonizan estos carteles especies como serpientes, murciélagos o lagartos.
Estas especies, igualmente amenazadas, suelen ser fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas, al formar parte de complejas cadenas tróficas.

Desde el punto de vista ecológico, el valor de un animal no está relacionado con su apariencia o su capacidad de generar simpatía. “Desde el punto de vista estrictamente ecológico, tan importante es un panda como una serpiente”, subrayó Cunningham.
Muchos anfibios e invertebrados, a pesar de su falta de popularidad, cumplen funciones esenciales que otras especies, más mediáticas, no desempeñan.
Estudio sobre la distribución de fondos y especies protegidas
Un equipo científico de la Universidad de Massachusetts analizó cerca de 14.600 proyectos de conservación realizados a lo largo de 25 años para cuantificar el sesgo en la protección de especies.
Los resultados del informe revelaron importantes desigualdades tanto en la elección de los animales como en la financiación otorgada a los diferentes grupos taxonómicos. Los científicos concluyeron que algunos de los grupos más amenazados, como los anfibios, reciben un apoyo escaso que además continúa disminuyendo.
De acuerdo con los datos recopilados, solo el 6% de las especies catalogadas como amenazadas recibió apoyo financiero para su conservación, mientras que el 29% de los fondos se destinó a especies consideradas en situación “menos preocupante”.
Esta distribución desigual compromete la supervivencia de especies que, pese a ser menos visibles, desempeñan roles críticos en sus hábitats.
La gravedad de la situación según la Lista Roja de la UICN
La Lista Roja de la UICN proporciona un panorama claro sobre la gravedad del problema. Aproximadamente el 41% de los anfibios del mundo enfrenta algún nivel de amenaza, una proporción considerablemente superior al 27% de los mamíferos o al 12% de las aves.
Sin embargo, la atención mediática y los esfuerzos de conservación siguen concentrándose en especies que tienen mayor aceptación pública.
Cunningham sostuvo que la conservación de la biodiversidad mundial requiere un enfoque que contemple no solo a los animales más populares, sino también a aquellos que no generan grandes volúmenes de interacción en redes sociales.
El futuro de muchos ecosistemas depende de la protección de especies invisibilizadas, cuya importancia ecológica supera cualquier tendencia visual o mediática.
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