¿Por qué algunas personas se contagian coronavirus y otras no?

Científicos de diferentes países investigan qué factores brindan más protección a cada individuo. Ya los llaman los “Nunca COVID”. Cuáles son las hipótesis

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Los científicos investigan por qué algunas personas aún no se han contagiado el coronavirus (REUTERS/Toby Melville)
Los científicos investigan por qué algunas personas aún no se han contagiado el coronavirus (REUTERS/Toby Melville)

Más de 380 millones de personas han recibido el diagnóstico de la enfermedad COVID-19 en el mundo. Algunos tienen síntomas y otros no. Pero a pesar de la alta circulación del coronavirus y sus variantes más transmisibles aún hay personas que no se han contagiado. Son el llamado grupo “Nunca COVID” por los investigadores.

Saber cuáles son los factores que han permitido que esas personas no hayan adquirido la infección (aunque hayan estado expuestas) es una pregunta que se hacen diferentes grupos de científicos en el mundo y recién empiezan a encontrar algunas pistas.

Hay múltiples anécdotas de parejas, familias y colegas en los que algunas personas compartían ambientes y se contagiaron del virus, pero el coronavirus no pudo afectar a todos.

“La pregunta sobre por qué algunas personas adquieren el coronavirus y otras no es parte de varios estudios y ya hay algunas hipótesis”, dijo a Infobae el doctor Gabriel Rabinovich, investigador superior del Conicet en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y miembro asociado extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

“El coronavirus necesita de una interacción con un receptor de las células humanas para poder infectar y co-receptores. Ese receptor se llama ACE2. Hay otras interacciones en las células que se están investigando y que jugarían un rol en que el virus se pegue o no y luego ingrese para usar la maquinaria celular y replicarse. Se sospecha que hay personas que pueden tener mayores niveles de esos receptores y co-receptores y eso podría ser una barrera para que algunas personas adquieran la infección y otras no. Se había observado con respecto a la infección por el VIH y ahora se investiga con respecto al coronavirus”, explicó el doctor Rabinovich, quien desarrolló la plataforma para monitorear los niveles de linfocitos T como una respuesta ante la pandemia en Argentina.

"Se sospecha que hay personas que pueden tener mayores niveles de esos receptores y co-receptores y eso podría ser una barrera para que algunas personas adquieran la infección y otras no", según el científico argentino Gabriel Rabinovich (Archivo)
"Se sospecha que hay personas que pueden tener mayores niveles de esos receptores y co-receptores y eso podría ser una barrera para que algunas personas adquieran la infección y otras no", según el científico argentino Gabriel Rabinovich (Archivo)

En tanto, Danny Altmann, profesor de inmunología del Imperial College de Londres, declaró a la cadena CNBC que los estudios indican que la probabilidad de infectarse dentro de un hogar una vez que un caso es positivo “no es tan alta como se imagina”.

El mes pasado, el Imperial College de Londres publicó una investigación en la que se sugería que las personas con niveles más altos de células T, que son un tipo de célula del sistema inmunitario, de los coronavirus del resfriado común tenían menos probabilidades de infectarse con el coronavirus que causa el COVID-19. Alrededor del 20% de las infecciones por resfriado común se deben a una especie de coronavirus.

“Descubrimos que los altos niveles de células T preexistentes, creadas por el organismo cuando se infecta con otros coronavirus humanos como el del resfriado común, pueden proteger contra la infección por COVID-19″, dijo Rhia Kundu, primera autora del estudio, del Instituto Nacional del Corazón y el Pulmón del Imperial.

Sin embargo, Kundu también advirtió que, “aunque se trata de un descubrimiento importante, es sólo una forma de protección, y me gustaría subrayar que nadie debería confiar sólo en esto. En cambio, la mejor manera de protegerse contra el Covid-19 es estar completamente vacunado, incluida la dosis de refuerzo”. Es decir, nadie debería pensar que por haber tenido antes resfriados ya puede estar protegido contra el coronavirus. Es mejor vacunarse contra el COVID-19.

La cantidad de dosis de vacunas y el tipo de inoculante también sería un factor relacionado con la posibilidad o no de contagiarse/REUTERS/Hannah Beier
La cantidad de dosis de vacunas y el tipo de inoculante también sería un factor relacionado con la posibilidad o no de contagiarse/REUTERS/Hannah Beier

“Muchas personas han estado en contacto con otras especies del coronavirus que producen resfriados comunes. Muchos tuvieron la infección en la infancia. Existe la hipótesis de que ha quedado una memoria inmunológica sobre esos coronavirus. Como el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19 tiene componentes en común, se puede activar una memoria de linfocitos T cruzada que puede hacer que algunas personas eliminen el virus rápidamente. Así el virus pudo haber ingresado en algunas personas, pero la memoria inmunológica respondió y no se desarrolló la infección”, explicó el doctor Rabinovich. Aún se investiga por qué algunos individuos mantienen niveles de inmunidad cruzada y otros no.

Además del grado de inmunidad dado por la exposición previa a los coronavirus es probable que el estado de vacunación contra el COVID-19 sea también un factor que determine si algunas personas son más susceptibles que otras. La vacunación está ahora muy extendida en la mayoría de los países occidentales, aunque con variaciones entre las poblaciones en cuanto a qué vacuna contra el coronavirus se administró y cuándo. El 54% de la población mundial ya tiene el esquema completo según el sitio OurWorldInData.

Las vacunas de refuerzo también se están aplicando de forma generalizada, y en muchos países se está vacunando a los niños más pequeños. El 13% de la población mundial ya recibió una tercera dosis. Se ha demostrado que las vacunas reducen las infecciones graves, las hospitalizaciones y las muertes. Aunque no son 100% eficaces en la prevención de la infección y la inmunidad que proporcionan disminuye con el tiempo, especialmente si una persona se expone a la variante Ómicron que es hoy la predominante.

“Sabemos que muchas personas siguen contrayendo la infección por Ómicron (en su mayoría leve) a pesar de estar completamente vacunadas, incluyendo haber tenido un refuerzo. Sin embargo, la vacunación sigue reduciendo la posibilidad de contraer la variante Ómicron y las respuestas varían de una persona a otra. Así que algunas personas se contagian y otras no, a pesar de una exposición muy importante”, dijo. Andrew Freedman, investigador en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad Cardiff.

Durante un estudio en Reino Unido, 36 adultos jóvenes sanos fueron expuestos deliberadamente al coronavirus, pero sólo la mitad de ellos se infectaron realmente con el virus (Archivo)
Durante un estudio en Reino Unido, 36 adultos jóvenes sanos fueron expuestos deliberadamente al coronavirus, pero sólo la mitad de ellos se infectaron realmente con el virus (Archivo)

Otra hipótesis -señaló el doctor Rabinovich- es una línea de investigación que sugeriría que la inmunidad innata podría justificar por qué algunas personas eliminan rápidamente al coronavirus. En esos casos, los diferentes interferones y otras sustancias podría estar involucrados en una mayor protección frente a la exposición del coronavirus. Esa inmunidad innata sería como un escudo para algunas personas que no han tenido la enfermedad aún.

El miércoles se conocieron los resultados de un polémico ensayo de exposición a la infección controlada realizado por el Imperial College y otras instituciones de investigación en el Reino Unido. Durante ese estudio, 36 adultos jóvenes sanos fueron expuestos deliberadamente al coronavirus, pero sólo la mitad de ellos se infectaron realmente con el virus.

Básicamente, a todos los voluntarios del ensayo se les administró una dosis baja del virus -introducida mediante gotas en la nariz- y luego el personal clínico los supervisó cuidadosamente en un entorno controlado durante un periodo de dos semanas. De los 18 voluntarios que se infectaron, 16 desarrollaron síntomas leves o moderados de resfriado, como congestión o secreción nasal, estornudos y dolor de garganta.

Los investigadores que llevaron a cabo el estudio dijeron que era el primero que podía proporcionar datos detallados sobre la fase inicial de la infección, antes y durante la aparición de los síntomas. Entre los 18 participantes infectados, el tiempo medio transcurrido desde la primera exposición al virus hasta la detección viral y los primeros síntomas (es decir, el periodo de incubación) fue de 42 horas, significativamente más corto que las estimaciones existentes, que situaban el periodo medio de incubación entre cinco y seis días.

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